La nueva Marina de Valencia echa andar. Dio el primer paso el pasado diciembre, cuando se publicó el anuncio del concurso destinado a otorgar una concesión administrativa para la explotación de las instalaciones náutico-deportivas de la zona norte del puerto de Valencia, y cierto ... que aún tiene camino por recorrer con el nuevo órgano gestor (la previsión es que el convenio entre el Ayuntamiento y la Autoridad Portuaria se apruebe este mes). Pero la selección de la UTE conformada por las empresas Serveis Marítims Port Eivissa (Sesmar) y Ocibar para la gestión de la dársena despeja el futuro de un espacio clave para la ciudad, que además ha cogido impulso por la implantación de Marina de Empresas y de compañías relacionadas con el ecosistema emprendedor.
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Fue el pasado julio cuando el consejo de administración de la APV apostaba por la oferta de esta UTE con sello balear, imponiéndose a la otra candidata (una tercera había sido excluida del concurso). Se sabía que el plazo de concesión es de 35 años –ampliables– y que la inversión prevista roza los 85 millones (IVA excluido). Y ahora, gracias al proyecto presentado por Desarrollos Náuticos Valencia (DNV), se han conocido más detalles de cómo será la nueva Marina. Detrás están Ingeniería Civil de Levante, CPS Infraestructuras Movilidad y Medio Ambiente, Gustavo Marina Paisajistas y ERRE Arquitectura, que también diseñará la ampliación de Marina de Empresas en la base del Alinghi.
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Héctor Esteban
En su día, la APV avanzó que, en la parte de tierra, la propuesta ganadora contempla instalaciones capaces de acoger el tejido productivo, oficinas y espacios dedicados a la formación náutica, investigación, comerciales y de restauración y ocio. Ahora se concreta en que, según figura en la memoria y los anejos publicados por el puerto, serán siete los nuevos edificios que albergará la Marina y que las obras para las distintas actuaciones planteadas por la adjudicataria se prolongarán durante cuatro años.
El proyecto presentado incide en que es de «especial importancia la necesidad de acercar el puerto a la ciudad de forma que se perciba como un espacio integrado en la ciudad de Valencia». Por ello, la memoria recoge que «se deben entender la superficie de tierra y la de agua como un único conjunto, puesto que ambos espacios se nutren el uno de la actividad del otro y generan, gracias a ello, un polo de atracción de personas».
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«Es por ello por lo que el conjunto de las acciones que se plantean en el proyecto tiene un objetivo en común claro. Tanto las que remiten a la superficie de agua, encaminadas a mejorar las actividades náutico-deportivas de la Marina y los servicios que aporta actualmente, repercutiendo en un aumento sustancial de la calidad de vida de los usuarios de las embarcaciones del puerto; como las decisiones proyectuales referentes a la urbanización del ámbito, cuyo objetivo es crear nuevos espacios de actividad social a partir de la generación de un recorrido que estructure el espacio, aumentando la accesibilidad de la zona y reduciendo elementos innecesarios; como de las edificaciones propiamente dichas», se puede leer en la memoria general. «El objetivo común de todas las intervenciones no es sólo transformar el paisaje físico del puerto, sino también fortalecer su papel como puerta de entrada a la innovación y la modernidad del Mediterráneo», se detalla en la justificación de las inversiones.
A la ordenación planteada de los amarres para mejorar la productividad y la competitividad –y que ya detalló el puerto el pasado julio– se suma la reforma de algunos de los espacios actuales y la construcción de otros nuevos. Es el caso, por ejemplo, de un Centro de Formación Profesional en náutica en el que se desarrollarán actividades de carácter formativo y educativo y de apoyo al deporte, que se ubicará en la Marina Sur. O un Centro de Innovación en Nuevas Tecnologías y del Medio Marino (CINTEMM). Asimismo, según el proyecto, Desarrollos Náuticos Valencia pondrá a disposición del Oceanográfic un espacio en la dársena interior para la recuperación de animales marinos heridos o enfermos. También se sumará un nuevo varadero.
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Habrá tres nuevos restaurantes (uno de ellos cafetería y otro con 'beach cub)) y dos espacios para oficinas y coworking, que también incluirán espacios comerciales y de restauración. En las cubiertas de alguno de ellos se sitúan las terrazas mirador con visuales completas de la ciudad de Valencia.
En cuanto a la parte de agua, se reordena la dársena. Respecto a los amarres, dado que están en buen estado, se mantiene la configuración, pero en la Marina Norte se eliminarán los pantalanes existentes.
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Habrá también demoliciones, como, la caseta de muelles 4, una pérgola, una cafetería o las gradas sur, que serán reconstruidas. También se intervendrá en el restaurante Panorama; el edificio de Capitanía, donde se retirará la pérgola exterior y habrá una ampliación del edificio hasta llegar a unos 500 metros cuadrados construidos en una planta;
Y para la integración del espacio los promotores desarrollarán dos lenguas vegetales a lo largo de las dársenas: en el norte, como extensión del paseo de la Malvarrosa; en el sur, como extensión del parque de Desembocadura.
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La movilidad, siempre pensada de manera sostenible, también adquiere protagonismo en el proyecto, con el objetivo de ganar «mayor peso» para el peatón, por lo que «tanto el elemento verde como las edificaciones propuestas se encuentran enlazadas por un elemento vertebrador constituido por los paseos peatonales que se plantean, los cuales en combinación con el nuevo trazado del carril bici y la aparición de un carril running, generan un circuito continuo que permite recorrer la totalidad de la intervención».
Asimismo, se realizará un análisis de las plazas de aparcamiento de vehículos privados y se implantará una lanzadera 'Marina bus' para conectar los diferentes puntos de interés de la Marina.
También en el ámbito del puerto hay otra obra que va a transformar el entorno: la finalización de la ampliación norte con la construcción de una nueva terminal. Aunque el proyecto se adjudicó a comienzos de julio a la UTE formado por Acciona, Jan de Nul NV y Grupo Bertolín –al igual que la concesión náutico-deportiva–, el proceso se encuentra paralizado de forma cautelar desde agosto por decisión del Tribunal Administrativo Central de Recursos Contractuales (TACRC), dependiente del Ministerio de Hacienda, tras el recurso interpuesto por una de las mercantiles que forma parte de la UTE que obtuvo el segundo puesto en el concurso y que estaba compuesta por Dragados, Rover, Torrescamara, Dredging International España y Dravo. La previsión era que las obras comenzaran tras el verano.
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