«Nos obligan a cazar y a cambio no nos dan nada»

–¿Por qué la manifestación?

–Porque la gente quiere salir, demostrar que el mundo rural está vivo y que los cazadores forman una parte fundamental de la sociedad valenciana. Como la sensación que tienen es que se gobierna desde la ciudad y no se tiene en cuenta la visión del pueblo, hemos decidido que el pueblo venga a la ciudad para que la gente vea que la caza es fundamental.

–¿Desde la convocatoria de la manifestación ha habido contactos con la conselleria?

–Nada.

–¿Cuál es el motivo de la marcha?

–Llevamos mucho tiempo intentando trabajar de forma técnica y objetiva para que la Administración proporcione herramientas efectivas al cazador. Les hemos pedido instrumentos que aumenten la efectividad como los que ya se aplican en otras comunidades y están funcionando. Pero han hecho caso omiso al sector de la caza y quieren implantar sus estrategias. Lo que están consiguiendo es que el cazador se queme más. Además, sus soluciones no están dando resultados en el control de las sobrepoblaciones. Queremos que el cazador se vea reconocido.

–¿Por qué tan cerca de las elecciones?

– Creemos que era el momento. Muchas veces hace falta que se den cuenta de que existimos para que luego puedan escuchar nuestras reivindicaciones. La manifestación no es el fin, es el principio. Tenemos previsto que tras ella y cuando empiece el periodo electoral proponerles a los grupos políticos nuestras peticiones. Y luego expondremos su respuesta al cazador valenciano. Somos una entidad con 40.000 federados y tenemos a gente de todos los partido. La federación es apolítica pero sí que va a transmitir lo que piensan los partidos políticos de la caza. Y que el cazador decida.

–¿Dice que la conselleria no les escucha?

–No. Y además muchas veces en el consejo de caza, que se celebra una vez al año, hemos escuchado que nuestras propuestas están obsoletas. Año tras año pedimos lo mismo y no nos lo dan.

–¿Qué es lo que piden?

–Que se reconozca la función del cazador y eso pasa por gestos que hagan que se sienta valorado. Por ejemplo, en el plan del jabalí hay un apartado que se refiere al fomento del cazador como una figura de relevancia en el mundo rural. En otras comunidades incluso se plantea que se contrate a un cazador para reducir la sobrepoblación. Aquí no, aquí el cazador tiene que pagar y responsabilizarse de los daños que produzcan especies que se han descontrolado sin culpa alguna por su parte. Además, tenemos que escuchar comentarios como los últimos que se dieron en Les Corts donde decían que hacíamos prácticas deleznables con los perros.

–No se sienten reconocidos.

–No es que no nos sintamos reconocidos, nos sentimos despreciados. Además, hay que actualizar la Ley de Caza porque el cazador no puede estar pagando por solucionar un problema a la Administración. Pedimos que la reinversión en el medio que debemos hacer no sea que cuanto más cazas, más pagas. Queremos que reconozcan nuestra labor, que la fomenten, que nos den ayudas. Hay otras entidades que tienen subvenciones por hacer un bien a la sociedad. Y la caza es la única que está haciendo un bien a la sociedad, como evitar accidentes de tráfico, y no tenemos ayudas y encima en muchos casos se nos critica.

–¿El detonante ha sido la sobrepoblación de jabalíes?

–Sí. Ha sido el punto en el que casi hemos llegado al límite. A través de los planes técnicos se nos señala qué especies cazar y cuántas personas pueden hacerlo para mantener el equilibrio. En mi pueblo, con un término muy grande, el plan técnico obliga a hacer 300 ganchos (batidas más pequeñas) entre septiembre y febrero. Eso supone que de jueves a domingo y festivos los cazadores tienen que salir de cuatro en cuatro cuadrillas para cumplir lo establecido. Sin tener en cuenta que son 150 socios y de esos 50 a lo mejor no cazan el jabalí. El plan dice que el cazador es responsable de los daños que puedan hacer esos animales y para mantener el equilibrio de las poblaciones es obligatorio que se haga como mínimo un tercio de esos ganchos o equivalente. La caza ya no es una actividad recreativa. Cuando obligas a alguien a hacer algo ya no es algo recreativo.

–¿Obligados?

–Es obligatorio. Lo dice el plan técnico.

–¿Y a cambio qué reciben?

–Nada. A cambio tienes que pagar las licencias y una parte de lo que está valorado el jabalí (el 35%) en reinversiones sobre el monte. Ahora con la orden del jabalí te dicen que si hay sobrepoblación no se cuenta. Pero al rehalero quién le paga, la munición, desplazar a gente…El cazador está trabajando para la administración y en lugar de fomentar o de hacer que sea más efectiva o ayudas, no se les da nada y además se le critica. Estamos solucionando un problema con nuestro dinero y además no te lo reconocen.

–¿La caza se ha convertido en una profesión?

–Claro. No es por afición cuando te dicen que tienes que cubrir unos cupos. La Administración está ahogando al único sector que le está quitando de encima el problema de la sobrepoblación. Porque nada más funciona. La gente se llegó a plantear hacer una huelga como en Cataluña. «No cazamos más», decían. ¿Qué hacer si no nos reconocen, si no nos ayudan? Ni siquiera sabemos qué tenemos que hacer con los animales muertos. No ponen los medios y actúan por motivos ideológicos.

–¿En otras comunidades qué se hace?

–Echar comida en las esperas, pagar dinero por jabalí abatido. En Castilla-La Mancha regalan la licencia de caza a los cazadores y en Murcia han aprobado la tasa cero en los cotos. Aquí nada de nada. Nos obligan a cazar a cambio de nada.

–¿Cuánto se gasta un cazador?

–La previsión está alrededor de los 9.000 euros anuales si se cuenta el mantenimiento de los animales, la ropa, el almuerzo… Es el coste total. Formar parte de un coto al año cuesta 300 o 400 euros pero sólo el pase. Luego debes tener la licencia de caza y de armas. Y se invierte lo que marca la legislación, pero los gastos son muchos más. (gasolina, mantener a los perros, dar comida a los animales...).

–¿Qué hace un cazador por el medio ambiente?

–Por ejemplo, la vigilancia. En los grandes incendios está siempre el presidente del club de cazadores u otro miembro para indicar a los bomberos las mejores vías de acceso. Se hace recuperación de cultivos. Se siembra para que coman los animales y se recuperan bancales. También arreglo de caminos, limpieza de barrancos, poner comida. Es estar en el monte los 365 días del año.

–¿Hay relevo generacional en la caza?

–No el que nos gustaría. Es como lo que sucede en otras muchas actividades de los pueblos. Un ejemplo: ya no hay pastores, gente que se dedique a la agricultura. En la caza nos pasa algo parecido. Nos cuesta pero en los pueblos también hay gente joven. Hay jóvenes que cazan pero no es el mismo relevo que hace 20 años.