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La Generalitat ha activado con las vacaciones de Semana Santa la campaña de prevención de incendios 2025 'Stop al Foc', que se desarrolla entre el 17 y 28 de abril. Desde la conselleria de Medio Ambiente, Infraestructuras y Territorio se apuntaba a la importancia de la prevención para evitar a toda costa graves daños en los bosques valencianos. Por ello, desde la cartera aseguran que esta legislatura su gran apuesta son los observatorios forestales, puntos de gran altitud y con buena visibilidad encargados de detectar fuegos antes de que se propaguen.
La Comunitat cuenta con un total de 66 observatorios forestales. Sin embargo, algunos de ellos no se encuentran operativos durante todo el año. Desde Medio Ambiente aseguran que la conselleria lleva a cabo un plan para reformar y adecuar todas y cada una de estas instalaciones. Además, pretenden construir 10 nuevos observatorios en la región: 6 de ellos en la provincia de Castellón (La Pobla de Benifassà, Altura, Cinctorres, Villafranca del Cid y Montanejos); tres en la de Valencia (Gátova, Requena y La Yesa) y uno en la provincia de Alicante (Serrella).
Mientras tanto, vigilantes forestales como Borja Pascual dedican doce horas al día a observar la inmensidad del terreno forestal valenciano, siempre alerta y en busca -ojalá que no- de humos con mal aspecto que puedan suponer un peligro. «Nuestra función principal es detectar los humos que aparecen en el horizonte para comunicar cuanto antes a las brigadas forestales su ubicación. Cuanto antes pueda llegar alguna unidad a comprobar que no se corre peligro, antes se elimina la amenaza. Nuestro papel es tratar de ofrecer ese margen de tiempo que evite que se desarrolle el fuego» explica Pascual.
Ubicado en su torre del Observatorio Forestal Alto de Pino, en Serra, Borja Pascual es el encargado de vigilar la maleza de multitud de ubicaciones: «Tenemos unidades repartidas por toda la Sierra Calderona. También en el Parque Natural de la Albufera, Parque Natural del Turia, o la parte sur y oeste de la Sierra de Espadán». Las distintas unidades se distribuyen por todo el terreno, y cuando el vigilante detecta algún humo, se envía a la más cercana. Además, también ayudan a otros incidentes ocurridos en el bosque, como cuando se pierde una persona o algún accidente en pista forestal: «Como tenemos buena vista, Emergencias se apoya en nosotros para tratar de ubicar ciertos sucesos».
Vigilantes como Pascual realizan turnos por parejas de 24 horas. Mientras uno vigila durante doce horas, el otro deascansa y viceversa. Cuando el día está tranquilo y no se debe comunicar ningún posible peligro, los vigilantes no tienen por qué comunicarse con la base central. Si hay silencio, todo en orden. «Desde mi ubicación yo tengo visual de dos observatorios forestales más, situados así estratégicamente. Entre los tres triangulamos, de manera que los otros compañeros pueden avisarme en caso de visualizar algo en mis zonas de sombra, es decir, las áreas que yo no veo porque las laderas me tapan», añade el vigilante.
Con este procedimiento, los técnicos abarcan todo el terreno valenciano posible que le permiten sus ojos y sus prismáticos. Cuando detectan una incidencia, utilizan su propio sistema, 'Ubifoc' para comunicar a la base central la ubicación exacta del fuego localizado. «Tenemos en la caseta una imagen de lo que serían los 360 grados de la visibilidad desde la torre. Si tú vas dando la vuelta observando el horizonte ves como coincide con la foto. En la imagen tienes nombres y datos de los picos, las poblaciones, las montañas... Que sirven de referencia para ubicar las incidencias», detalla Pascual, que prosigue: «También tenemos los mapas de toda la vida, a escala 1:50.000, y también un sistema más modernizado en la tablet que ofrece la imagen vía satélita». Aunque, como siempre, a veces la tecnología falla. «Como estamos al lado de antenas telefónicas, la base sufre un efecto paraguas de las ondas y la cobertura a veces falla. A un kilómetro de aquí, iría perfecto», reconoce.
Cuando el vigilante detecta un fuego, indica a la base central una ubicación aproximada. Mientras la brigada acude en la dirección ofrecida, Pascual ofrece con la tablet el punto exacto. Cuando la brigada llega a la zona descrita -a veces con el fuego invisible para el vigilante porque los árboles quitan visibilidad- las unidades sobre el terreno comprueban si se trata de pasto, matorral, o quemas de basura ilegal. De hecho, en muchas ocasiones los datos ofrecen como cultivos o zonas de pasto ubicaciones abandonadas hace años que se han convertido en masa forestal, lo que puede dificultar la tarea de los vigilantes.
«Cuando veo humo y considero que es peligroso, es el procedimiento habitual». Pero, ¿cuándo un humo es peligroso? «El humo puede ser de distintos colores. Si es blanco se sabe que es vegetación. Si es más oscuro, se sabe que es vegetación verde, y si fuera azulado o negro, se sabe que es quema de basura, aunque la mayoría de ocasiones suele ser el incendio de un vehículo», explica Pascual. Así, el vigilante identifica del tipo de humo que es, de la distancia con respecto a zona forestal a la que se encuentra, y si existe algún tipo de peligro para informar a la base central.
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Desde allí, cada día durante 17 años, Borja Pascual ha visto arder -por desgracia- puntos de gran riqueza natural de la región valenciana como la Devesa de la Albufera, azotada hace dos veranos por varios incendios seguidos provocados, presuntamente, por el ya conocido 'pirómano de El Saler'. «Nosotros llegamos a crear un dispositivo especial para encontrar al responsable, fue lamentable que ocurrieran tantos de forma tan seguida», lamenta.
Y así, como cada día, el territorio valenciano descansa bajo la mirada de vigilantes como Borja Pascual. Mientras valencianos y turistas disfrutes de la riqueza de la Comunitat, Pascual mantendrá los ojos puestos en el horizonte, confiando cada día en no tener que usar la radio para notificar ningún incidente. Por el bien de todos, a Pascual hay que desearle que su jornada laboral sea lo más aburrida posible.
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Lourdes Pérez, Melchor Sáiz-Pardo, Sara I. Belled y Álex Sánchez
Cristina Cándido y José A. González
Gonzalo Sellers | Santander
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