Los olvidados en los trenes

¡Pasajeros al tren! Ay, pero por un despiste la maleta se queda en el andén, junto a los asientos del vestíbulo de la estación o en el propio tren. Perder la maleta es más habitual de lo que uno pudiera pensar y así queda recogido en las estadísticas del Servicio de Objetos Perdidos de la estación Joaquín Sorolla, que gestiona el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) en las oficinas de Atención al Cliente, como también lo hace en la estación del Norte.

Las estanterías albergan todo tipo de artículos, aunque los más comunes son las prendas de ropa y los aparatos electrónicos (móviles, tabletas, ordenadores portátiles, etc.), que en esto de los objetos olvidados han ganado terreno a los libros, que hasta hace unos años eran los que lideraban este peculiar ranking, detallan fuentes de Adif. Junto a ellos, las mencionadas maletas, bolsas de enseres, paraguas, llaves, gafas, comida, libros, carteras, DNI (en este caso se entregan a la comisaría de Policía), dinero, trajes e, incluso, cajas de herramientas.

Si se mira la lista por temporadas, en invierno lo que más se olvida en la estación Joaquín Sorolla, especialmente en los días lluviosos, son paraguas mientras que en verano el hueco es para las gafas de sol. Hasta 1.727 objetos se recogieron el año pasado en la estación de alta velocidad, a los que hay que sumar los 673 en la estación del Norte (centrada en Cercanías y Media Distancia).

¿Curiosidades? Haberlas, haylas. Adif desempolva memoria y explica que, por ejemplo, hubo «un artículo erótico» que no fue reclamado por nadie. Lo mismo sucedió con un carrito de bebé y con una condensadora de aire acondicionado, que tampoco intentó localizar nadie. También con un anillo de compromiso guardado en un monedero pequeño que apareció en la parte superior de un cajero automático de la estación.

La oficina también recepcionó un sobre olvidado con más de 4.000 euros. «En ese caso sí que fue recuperado por su propietario, ya que venía identificado claramente», señalan desde Adif. Porque la oficina realiza una comprobación exhaustiva de detalles y características de lo perdido para comprobar que efectivamente es el dueño quien lo reclama. Si no se puede identificar al propietario, el objeto se deposita en el almacén durante un plazo de 30 días.

Transcurrido ese tiempo pasan al organismo competente, que en el caso de Valencia es el Ayuntamiento. Allí, los objetos entregados se conservan durante un plazo de cinco años.