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Laslo Baco vive en la calle junto a sus perros. Iván Arlandis
Los olvidados de las vacunas

Los olvidados de las vacunas

En la calle. La monodosis del fármaco de Janssen está prevista para inmunizar a personas sin hogar y colectivos vulnerables difíciles de captar

PATRICIA MONTAÑANA Y RAQUEL GRANELL

Sábado, 10 de julio 2021, 00:22

Dos semanas después de que Sanidad notificara que las personas sin hogar iban a recibir su dosis de la vacuna, comienza el proceso. No obstante, muchos de ellos no cuentan con esa suerte. LAS PROVINCIAS sale a la calle para responder a esta incógnita.

Hilali Madouni, un joven de Mostaganem (Argelia) que vive en la calle, cuenta que tiene muchas ganas de recibir la vacuna, aunque todavía no ha sido llamado para acudir a su cita. El joven describe la situación precaria en la que vive. Duerme en un colchón bajo el Pont de Fusta. «No sé dónde tengo que acudir, ni quién me tiene que llamar», relata. Los servicios sociales no han contactado con él, como tampoco muchos otros.

Algunos desamparados que viven en tiendas de campaña en el cauce del río Turia no han querido dar su nombre, pero coinciden en que «la mayoría no queremos ni nos planteamos vacunarnos». «Fumamos colillas del suelo y comemos de las basuras», lamenta una mujer. Aun así, reconocía el trabajo de algunas asociaciones como Cruz Roja o Médicos del Mundo. «Estas entidades te dan la opción para proporcionar los datos y te apuntan en una lista para llamarte en caso de que quieras vacunarte», añade la mujer.

Hilali Madouni, joven sin recursos con ganas de vacunarse. Iván Arlandis

En Casa Caridad, una ONG valenciana pionera en la atención a personas sin hogar y en riesgo de exclusión social, trabaja Cristina Sánchez. Es la responsable de Trabajo Social de la entidad y asegura que gracias al ambulatorio de Guillém de Castro y a su iniciativa se ha llevado a cabo el Plan de Vacunación tanto a usuarios como a personal trabajador del centro. «Todas aquellas personas en situación de vulnerabilidad son acogidas en este tipo de albergues», afirma. Según explica, su tarjeta SIP queda activa una vez ingresan de tal forma que son llamadas a vacunar por rango de edad, tal y como se ha estado haciendo.

Laslo Baco tampoco tiene hogar. Es otro de los que están dentro del sistema social que se ha establecido para que las personas sin hogar puedan recibir su dosis. Ahora espera junto a sus perros a que llegue el 22 de julio, ya que hace unos días recibió una notificación en el móvil con su cita.

Sin cifras exactas

Sanidad todavía no ha publicado los datos de aquellas personas sin hogar que ya han recibido su dosis. Desde el Gobierno se ha optado por la vacuna de Janssen siguiendo criterios de factibilidad y eficiencia. Según la Administración, este fármaco presenta importantes ventajas para utilizarlo con este colectivo ante los recursos que dispone el sistema.

El difícil acceso a grupos de personas sin hogar ha propiciado que el Plan de Vacunación frente al coronavirus sea todo un reto. Este colectivo no suele acudir al sistema sanitario por lo que desde la administración sanitaria se está intentando ultimar una pauta especial que los sitúe al mismo nivel que el resto de la población. Con este fin, durante el mes de julio se pretende empezar a vacunarlos.

Casa Caridad forma parte de la asociación Sense Llar. Esta organización es la encargada de mediar con la Conselleria de Igualdad para que el colectivo que vive en la calle y en centros sociales no quede excluido del Plan de Vacunación. Su labor se basa en tender puentes y establecer puntos de vacunación a los que deberán acudir cuando se les cite. Los centros de Casa Caridad de Pechina y Benicalap han sido elegidos para administrar los viales.

Cristina Sánchez asegura estar a la espera de que Salud Pública concrete las fechas y la manera en que se realizará todo el proceso.

Raymond Mark Micha es otra de las personas que se encuentran en esta situación. Es un nómada de origen holandés y que en estos momentos está de paso en Valencia. «No quiero recibir mi dosis. No me relaciono con nadie, es improbable que pueda contagiarme», apunta. Aún así, tampoco ha recibido ninguna notificación.

Muchos de ellos dicen que se encuentran «apartados socialmente». La pandemia no ha hecho más que agravar su situación. Sienten cada vez más la soledad. Es por ello que estos sin hogar ven la llegada de la vacunación como un ápice de «esperanza». Aunque no es, desde luego, un sentimiento que compartan todos ellos. Siempre hay alguno que considera que «no es esencial». Para ellos lo que prima es el conseguir los recursos básicos para subsistir un día más.

Sin querer dar su nombre, algunos dan a entender que han vivido toda la pandemia en la calle y después de un año la vacuna «no nos hace falta para seguir sobreviviendo».

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