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ÚLTIMES VESPRADES A MESTALLA

ÚLTIMES VESPRADES A MESTALLA

El aliento del valencianismo de base late desde hace casi una década en un blog, convertido, además, en espacio de memoria y solidaridad

JOSÉ RICARDO MARCH

Domingo, 25 de diciembre 2016, 23:43

Parece que fue ayer, pero ya han pasado ocho años desde la aparición, en la entonces burbujeante blogosfera valenciana, de 'Últimes vesprades a Mestalla'. La bitácora fue, en principio, el casi íntimo cortejo de despedida al viejo estadio, condenado, aparentemente, a una desaparición inminente por obra y gracia de la era del ladrillo y sus tenebrosos actores principales. De ese síndrome del nido vacío anticipado nació, a cargo de unos cuantos valencianistas de base, un precioso proyecto que combinaba recuerdos personales e historia del Valencia. El impulso y entusiasmo inicial de Pep González Vidal y los artículos de Rafa Lahuerta, Fran García, Miquel Nadal y Paco Gisbert abrieron en el verano de 2008 el camino. El blog funcionaba, además, como salvavidas para, en tiempos de plomo poco propicios para el cultivo de la memoria, ofrecer a Mestalla una despedida acorde con su historia y solera. Fue un éxito. Moderado, se entiende. Los textos iban cayendo cada dos o tres días y la colección de ilustres nombres que aparcaban en la plaza fue aportando vivencias para la articulación escrita de un relato que hasta entonces había permanecido relegado en la oralidad.

Al final, como casi siempre ocurre cuando al Valencia Club de Fútbol nos referimos, algo cambió y, con ello, a diferencia de lo que pasa en la Sicilia de los príncipes de Salina, todo se modificó drásticamente. A causa de los costosos caprichos del presidente de la época el equipo cayó en barrena deportiva, se agravaron las tradicionales dificultades económicas del club y, como consecuencia de ello, la entidad fue saldada y traspasada a manos ignorantes de la realidad valenciana. Las obras del nuevo estadio, cuya inauguración acarrearía, sobre el papel, el abandono y demolición de Mestalla, se fueron ralentizando hasta que un día, sencillamente, pararon. Hasta hoy. Entretanto, el blog, al que muchos acudimos a exponer nuestros recuerdos, a literaturizar nuestras visitas al estadio o a compartir nuestros descubrimientos, crecía al calor del desarrollo de un futuro incierto. Las últimas tardes en Mestalla acabaron eternizándose para alivio de los detractores del cambio de estadio. «Debía ser un homenaje al último curso de Mestalla pero se ha convertido en refugio permanente ante tanto desatino», escribe Lahuerta, a propósito del blog, en La Balada del Bar Torino. Afortunadamente. 'Últimes vesprades a Mestalla' se convirtió entonces en algo más que un espacio de intercambio de textos de diferente autores. Fue, y es, templo de la memoria valencianista. De una memoria polifórmica y polimórfica en la que aparecían, obviamente, los héroes pero existía cierta predilección por los secundarios, especialmente en los relatos de Lahuerta: Gallolo, Spiderman, Zulú, el mecánico Clusó, 'Años 70'...

Pero el blog fue, además, espacio para la revindicación, para la denuncia, para la preservación del orgullo de ser del Valencia en tiempos difíciles. De 'Últimes vesprades' partió, por ejemplo, una reprobación al club por intentar boicotear el uso del nombre y los símbolos del Valencia en la enciclopédica historia de Enrique Miquel. Sus miembros y seguidores también emitieron sendos comunicados para denunciar la inestabilidad institucional y el vuelo de cuervos alrededor del club en 2009 y para respaldar la ampliación de capital. Se recuperaron fotografías, vídeos y archivos de sonido antiguos. Se impulsó el homenaje a leyendas del club como Cubells o Peris. Sin embargo, la experiencia más gratificante y de mayor recorrido fue el apoyo brindado a Elvira Roda, aficionada del Valencia afectada por sensibilidad química múltiple. Un apoyo que alimentó el espíritu solidario de aficionados, club y profanos e impulsó la aparición de una canción y dos libros recopilatorios con carácter benéfico, el último de los cuales se presentó en sociedad hace dos semanas en el palco de Mestalla.

Hoy en día el blog ha moderado su ritmo de actualización, en consonancia con el del noventa por ciento de las bitácoras del mundo. De vez en cuando, sin embargo, Miquel Nadal publica inesperadamente un nuevo informe que abre caminos antes no transitados por los historiadores. O Rafa Lahuerta convierte su tecleado en literatura y se saca de la manga alguna historia memorable. Las últimas tardes en Mestalla siguen siendo, entretanto, un débil punto de luz en la lejanía. Afortunadamente.

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