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Baldoví, el guerrero
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Los hechos no demuestran una actitud demasiado combativa del diputado de Compromís con el Gobierno, salvo, claro está, la etapa en la que Rajoy ocupó la MoncloaEl diputado nacional de Compromís, Joan Baldoví, ha presentado esta semana su candidatura a encabezar la lista de esa coalición para las próximas elecciones autonómicas por la circunscripción de Valencia y, de paso, optar a la presidencia de la Generalitat. Ante los medios de comunicación - ... cuentan las crónicas- el veterano dirigente (64 tacos) apostó por formar parte de un Consell más combativo con el Ejecutivo central. Como declaración de intenciones del candidato a presidir la Generalitat de un partido nacionalista puede quedar bien. Incluso parece obligado. Pero como pasa con todas las cosas, pasarle a la declaración el algodón de 'qué ha pasado hasta ahora' deja en bastante mal regular al que en su día fuera bautizado como 'el opaco' por la falta de transparencia con las cuentas durante su etapa como alcalde de Sueca (2007-2011). Baldoví es diputado en el Congreso desde 2011, así que ha tenido bastante tiempo de mostrar ese espíritu guerrero que alega ahora que llega la campaña electoral y toca prometer cosas. De Baldoví se recuerda ese compromiso arrancado a Pedro Sánchez para dar luz verde a la reforma del sistema de financiación autonómica aprobada en 2009. El combativo Baldoví vio pasar los meses (le dijeron que en ocho tendría un documento) y los años, y no se recuerda que a partir de aquello haya mostrado un sólo gesto de rechazo a alguna iniciativa de peso del Gobierno sanchista. Quizá con la combatividad se refería a otra cosa. Tampoco se le ha visto especialmente beligerante con la veintena larga de recortes que el ministerio de Transición Ecológica ha llevado a cabo del trasvase Tajo-Segura. O con el eterno retraso de las obras del Corredor Mediterráneo -siquiera con la inaudita presencia de la ministra de Transportes en el último acto de la plataforma Quiero Corredor-. Los hechos, y no las palabras en la presentación de una candidatura interna, dejan en bastante mal lugar al aspirante a vicepresidente del Consell.
Porque claro, cabe suponer que si la izquierda mantiene la hegemonía electoral en las próximas elecciones autonómicas, y el PSPV vuelve a ser el partido más votado, el candidato de Compromís a la presidencia pasará a ser automáticamente el vicepresidente del Ejecutivo autonómico. Bueno, automáticamente no. Pero sí que entra dentro de lo razonable. A pesar de la buena relación que han exhibido durante estos meses Ximo Puig y Aitana Mas, está por ver que la sustituta de Mónica Oltra al frente de la vicepresidencia logre imponerse en las primarias para elegir al cabeza de lista de su coalición por Alicante -igual no le ha hecho mucha gracia a Gerard Fullana (Bloc) que Baldoví (Bloc) diga que prefiere que gane Mas (Iniciativa) al propio Fullana (Bloc)-. Más allá del juego de palabras, lo de prometer un Consell más combativo cuando Baldoví deja muchas dudas, a no ser que se refiera únicamente a la etapa de Mariano Rajoy en la Moncloa. Porque con el Gobierno socialista al diputado nacionalista ni siquera se le ha escuchado cuestionar con la boca pequeña la ley del 'sólo sí es sí', y eso que ya son unos cuantos los violadores en la calle. De hecho, el de Baldoví es uno de los 205 votos que permitieron la aprobación de la norma. El diputado de Compromís, con todas las prevenciones, sí que ha mostrado algún reparo, leve, a la reforma del delito de malversación. Pero no porque sea una barbaridad legislar ad hominem -en este caso, para favorecer a los condenados por el procés-, sino por el riesgo de que algunos condenados por malversación en la Comunitat pudieran beneficiarse. O sea, ver un problema en que la ley se aplique a todos por igual. ¡Viva Montesquieu! Y la combatividad.
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