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El Benito Camelas III es un barco de 60 pies que navega por aguas del mediterráneo y por motivos desconocidos sufre una importante vía de agua. El capitán es informado de inmediato y la navegación se mantiene con el rumbo establecido, sin que ninguno de ... los marineros de a bordo altere sus rutinas, salvo el mecánico. La vía de agua entra a chorros por la zona de los motores y el capitán decide que únicamente el responsable de la zona debe afrontar el 'imprevisto'. Lógicamente a nadie se le ocurriría actuar de esta manera.
Frente a la grave situación de una vía de agua en mitad de cualquier océano es vital que los miembros de la tripulación atiendan las responsabilidades propias para mantener la navegación pero, es obvio que, si el agua entra a chorros en el interior del barco, la supervivencia y el sentido común indican que urge solventar un problema que puede llegar a ser muy grave, dedicándole efectivos y recursos para detener la entrada de agua.
Mismo caso el que nos ocupa con la situación de contagios que vivimos estos días. De verdad, ¿no están hasta la coronilla de escuchar todos los días lo mismo? Si hace tiempo conocemos la existencia del coronavirus, es decir nuestra «vía de agua», ¿por qué no dedican recursos para solucionar el maldito problema de todos los días?
Los ambulatorios están colapsados, los hospitales al límite y el personal sanitario sufriendo las de Caín. Después de casi dos años de pandemia ¿me quiere explicar alguien por qué no dedican recursos para dejar de oír diariamente que los hospitales están saturados o que el personal sanitario esta diezmado? Pagamos religiosamente impuestos para mantener la mastodóntica estructura estatal, enchufados incluidos, y para recibir una sanidad en condiciones entre otras cosas. No es el caso. Yo no rezo por no pillar el covid, lo hago por no tener que ir al hospital por cualquier otra enfermedad porque soy consciente de que estamos jodidos, si me permiten la cruda expresión.
Han tenido tiempo para mejorar los recursos sanitarios, adecuar el personal y ésta es la foto: incapaces de facilitarnos unas pruebas de antígenos, los precios más caros respecto a otros países y viendo cómo muchos se hacen millonarios a costa de rascarnos los bolsillos.
Estamos en la misma situación que la del mecánico viendo cómo entra el agua, pero con un capitán elegantemente vestido que se pasea por cubierta endiosado en su navío, ajeno a toda realidad, tranquilo y orgulloso del Benito Camelas III. Siempre y cuando se mojen los de siempre, los de abajo.
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