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Betoret, tocado por la suerte

Betoret, tocado por la suerte

EL ESTADO DE LOS TRIBUNALES ·

El exdirigente del PP de Valencia ha salido airoso de las investigaciones de corrupción. Los hechos habían prescrito. En política, también el azar es vital

A. Rallo

Valencia

Viernes, 26 de febrero 2021, 07:23

El azar. «Aquel que dijo que más vale tener suerte que talento conocía la esencia de la vida. La gente tiene miedo a reconocer que gran parte de la vida depende de la suerte». Esto forma parte de la escena final de 'Match Point', (Woody Allen, 2005) donde el protagonista, un profesor de tenis, se beneficia de un golpe de fortuna. La idea, con ciertos matices porque Betoret ha demostrado inteligencia política, se puede trasladar al caso del diputado nacional y ahora hombre de confianza de Pablo Casado. Hubo mucho ruido inicial alrededor de su relación con el exgerente de Imelsa, Marcos Benavent, acerca de si estaba en el supuesto núcleo duro de la trama. Pero esto nunca desembocó en una imputación judicial. Anunció entonces una querella contra el yonki del dinero por sus graves acusaciones, pero la realidad es que hoy nada se sabe de aquella denuncia. Palabras que se llevó el viento. Un cubo de agua para apagar un gran incendio. De nuevo, la suerte le ha favorecido en la pieza de Themática, con el pago de gastos electorales. Anticorrupción vio indicios de delito en su actuación, pero resolvió que los hechos estaban prescritos. No ocurre así en el caso de Juan José Medina, investigado con anterioridad en la pieza general del caso y a quien le piden ahora cinco años de cárcel. La suerte, cuestión de meses. De igual modo, Betoret no sólo ha logrado salir indemne de este complicado asunto sino que, además, ha conseguido reforzar su posición de fuerza en Madrid. Tras el pulso que mantuvo por la presidencia provincial del PP y el enfrentamiento con Bonig, Betoret ha encontrado su propio hueco. Un superviviente. Y eso tiene más mérito partiendo de un lugar, la sombra de Alfonso Rus, donde todo ha quedado hecho un desierto. El enfado de Medina, exvicepresidente de la Diputación de Valencia y ahora reconvertido a la fuerza en vendedor de electrodomésticos, resulta casi lógico al comparar el sino de uno y otro.

Jorge Rodríguez. El expresidente de la Diputación de Valencia Jorge Rodríguez no se esconde con el caso Alquería y hace bien. La defensa jurídica y la mediática no deben caminar necesariamente de la mano. Donde un abogado te suele imponer silencio, un político quizá deba salir a dar la cara. No todos los clientes son iguales. Primero Rodríguez vendió la teoría de la conspiración, la de que todo es una extraña alianza de fuerzas del Ministerio del Interior con una facción del PSPV que observaba con temor cómo pretendía, en un futuro, conquistar la secretaría general de los socialistas. Ayer, en estas mismas páginas, aludió al «no me he llevado ni un euro». El mensaje es similar al que Rafael Blasco trasladó en su día a este periódico. Y que consta incluso en un acuerdo extrajudicial que firmó con la Fiscalía de Valencia y en el que pese a aceptar cerca de tres años de cárcel se recogía que no se había llevado dinero.

El suegro. Mariano López, exsuegro de Marcos Benavent, comenzó como un personaje secundario de la trama Imelsa y cada vez adquiere más protagonismo. Fue el custodio de las grabaciones que impulsaron las pesquisas tras entregárselas a la diputada de EU Rosa Pérez, hoy consellera de Transparencia. Ahora se le investiga también por los pagos que recibió desde el Ayuntamiento de Enguera y Requena por supuestamente trabajos ficticios o carentes de cualquier valor. Al principio de la causa se presentaba como un supuesto colaborador de la Justicia, conocedor de las investigaciones en marcha. Terminó detenido. Lo dicho, al final, casi todo dependen de la suerte. De la buena y de la mala.

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