Compromís: caca, culo, pedo, pis

Si en aquellos tiempos ya andabas por aquí, te invito a hacer memoria conmigo. Llegaba el Mundial'82 y entre el rudimentario merchandising se colaban los rollos de papel higiénico con chistes de fútbol impresos. Su protagonista era Joe Rígoli, cómico de muecas imposibles catapultado ... a la fama por la televisión de los dos canales y la carta de ajuste. Aquellos chascarrillos en suave tisú, el humor de Rígoli transitando de lo histriónico a lo gástrico, eran malos de solemnidad, pero cuando reparabas en ello ya habían cumplido la ingrata función de entretener al personal hasta acabar inmolados por el bien común. A la vista de sus últimas inclinaciones, no sorprendería que Compromís reflotara la idea y nos llenara los retretes de rollos estampados con actas plenarias e iconos de su revolución. O mejor aún, con fotos de los propios concejales uniformados de mil modos distintos, como aquellos cromos de la neumática Sabrina, ora bombera ora futbolista, que los calores adolescentes nos llevaban a coleccionar más o menos por la misma época. Nada es imposible ahora que los creadores del 'Molt més que clòtxina i xufa' traen a Valencia lo nunca antes visto en marketing. Redoble de tambores. 'Menja bé, caga bé'. Me pregunto si para defender la libertad hay que venderse a la chabacanería, rebozados los clichés del cine de destape con el estilo de Don Pío. Si promocionar la huerta implica ser hortera, infantiles como el estribillo de Los Punkitos. Si el único camino que aleja de lo rancio es el de la vulgaridad. Abierto el melón escatológico, intriga saber qué vendrá luego. Puestos a buscar vetas, igual encuentran el hilo argumental para su próxima cruzada en 'El sentido de la vida' de Monthy Phyton. O en el cine familiar. Recuerden la respuesta de Julia Roberts en 'Pretty Woman' a la abuela alcahueta interesada por su opinión sobre 'La Traviata'. «Oh, por poco me meo de gusto en las bragas», confiesa ella mientras Richard Gere aclara que lo que en realidad ha dicho es que la música la embriaga. Estamos a una 'Sesión de tarde' de ver la legendaria frase convertida en eslogan de Les Arts para poner a prueba el efecto diurético de la cultura. Querría Ribó que la suya fuera la leyenda del indomable, enfrentado nuestro rebelde Paul Newman a las viejas estructuras, pero ya en la segunda vuelta del ciclo electoral se gana a pulso que lo apoden el Lavadoras, y no por esa ordenanza que bien podrían patrocinar las eléctricas. Años después de que Joe Rígoli muriera arruinado, cruel final para quien dedicó la vida a dibujar sonrisas, hay pujas por su papel higiénico en las subastas. Así de caprichoso es el destino. Quién sabe, quizá algún día el recuerdo de las astracanadas de nuestros gobernantes también nos haga gracia.