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Alguna cuenta pendiente

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OPINIÓN | SOMOS FUTURO ·

«Otro paso que deben acometer (...) es eliminar esa sensación, yo lo llamo complejo subliminal, de creernos con menos capacidad que Cataluña»

IÑAKI ZARAGÜETA, DELEGADO DE LA RAZÓN EN LA COMUNIDAD VALENCIANA

Lunes, 14 de marzo 2022, 00:10

La tribuna de Opinión de LAS PROVINCIAS se abre los lunes a firmas ilustres de otros medios de comunicación, que aportan su particular visión sobre el futuro de la Comunitat Valenciana. Este periódico refuerza así su apuesta por la pluralidad sin perder nunca de vista sus señas de identidad.

«La Comunidad Valenciana ha perdido una oportunidad de oro para traerse el 30 por ciento de las empresas huidas de Cataluña por su política impositiva e inseguridad jurídica». Esta fue la reflexión realizada por un ejecutivo de una empresa importante de aquella región y la primera que vino a mi memoria cuando el director de LAS PROVINCIAS, Jesús Trelis, me brindó la oportunidad de escribir sobre el futuro de nuestra tierra. Esta perspectiva junto a la falta de influencia que tenemos en los ámbitos del poder central, tanto político como económico -aspecto que refirió con detalle el lunes pasado en estas mismas páginas Julián Quirós- constituye un buen punto de partida para diseñar el futuro de progreso.

La afirmación inicial respecto al escenario actual de la Comunidad Valenciana tiene su aquel porque, efectivamente, los impuestos elevados frenan la inversión y, con ello, la creación de puestos de trabajo. Es, en definitiva, un obstáculo para el desarrollo. La política 'contra Madrid' nunca dará el fruto apetecido si nuestros gobernantes y fuerzas vivas -patronal y sindicatos esencialmente- carecen de ideas y, sobre todo, de medidas razonables. Se entiende difícilmente que en momentos de vacas flacas, la Administración no reduzca el gasto y aumente los gravámenes. Nuestro futuro se cimenta día a día con la creación de atractivos para los de dentro y los de fuera. Como ha sucedido a Madrid. Independientemente de la prima de ser la capital de España y la ubicación geográfica, ha sembrado durante años mediante una política favorable a la inversión nacional y extranjera.

Nuestros gobiernos, de forma particular el que preside Ximo Puig, deberían tener en cuenta la importancia de la seguridad jurídica. Sin ella, el freno al crecimiento será una realidad. Puede suceder que, a pesar de ello, exista un crecimiento social y económico, pero sin duda será menor que el de un escenario con garantía para la inversión, con la seguridad de que la uniformidad imperará en tiempos venideros. No como ha acontecido con el Puerto, cuyo proyecto ha sido víctima de un cambio legislativo, o la reversión de los hospitales que, contra la lógica, se ha negado la continuidad de la colaboración público-privada, incluso la acción contra la educación concertada con el control como objetivo.

Otro de los cambios que nuestros representantes, al menos algunos de ellos, y una parte de la sociedad, deben acometer para que la Comunitat adquiera un peso activo en el panorama nacional, es eliminar esa sensación, yo lo llamo complejo subliminal, de creernos con menos capacidad que Cataluña, que late en el ambiente y que lastra el futuro. Por muy desapercibido que pase, solo aquí hay partidos, sindicatos y un montón de organizaciones que no aceptan el nombre consagrado en su Estatuto de Autonomía. Se niegan a asumir que configuramos la Comunitat Valenciana: Partido Socialista del País Valenciano, Unión General de Trabajadores del País Valenciano, CC OO del País Valenciano... por no hablar de otro gran número de asociaciones procatalanistas financiadas por nuestras instituciones. El País Valenciano no existe, se trata tan sólo de una ensoñación de los catalanistas, un desgraciado complejo de políticos de la izquierda histórica que pervive contra toda lógica y que no coincide con los anhelos de la inmensa mayoría de los valencianos. ¿Podemos imaginar a la Generalitat catalana dando subvenciones en favor del valenciano?.

En la vida es muy importante que uno crea dónde está. No tiene sentido que por la mañana estés en el Palau de la Generalitat y, más tarde, proclames País Valenciano y te acojas al paraguas de 'Fem país'. Como digo, por muy desapercibida que esta bandera pueda pasar, influye para creer menos en nuestra tierra. Hasta es posible que en esta perturbación subyaga el empeño de la pelea con Madrid, al que me refería líneas arriba, cuando Madrid no ha hecho nada más que, durante decenios, bajar los impuestos e invitar así al capital nacional y, especialmente, al extranjero. Si queremos parecernos o ser como ellos, hagamos lo mismo. Al reflexionar sobre ello y sobre la reacción, incluso rechazo, que pueda tener en determinados ámbitos, me viene a la memoria la frase de Olivia Pou en 'Scandal': «el mayor error para sobrevivir a una crisis, es no saber que se está en crisis», a lo que añado, «o negar que se está en ella». Así es la vida.

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