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Ja estem en Falles

A TOPE ·

Miércoles, 16 de marzo 2022

Bendito ruido, alabadas sean las verbenas, dichosos los atascos y benditos los falleros. Hemos tardado dos años en volver a la casilla de salida, más o menos magullados y, ¡cómo no! las Fallas toman de nuevo la ciudad del Turia. Con sus bondades, sus inconvenientes ... y una previsión de mal tiempo, solo apta para valientes. Pero echábamos mucho de menos ese olorcillo a churro pasado por aceite a precio de perfume. He vuelto a revivir una de las experiencias falleras que más satisfacción me producen y es invitar por a un foráneo a vivir por primera vez una mascletà. En la plaza del Ayuntamiento, cerquita, en el mogollón y sin anestesia, es decir, con ese puntito masoquista de saber que no hay marcha atrás en mitad de todo el gentío. Antes de la hora mágica y durante unos pocos minutos en una breve charla explicativa sobre el devenir de la mascletà, se le intenta preparar al foráneo de lo que a las 14:00 horas va a suceder. En función de la sensibilidad de cada personaje, la experiencia de la mascletà siempre suele ser impactante y en la mayoría de las ocasiones tachada como de locos. Imagínense si además coincide con la mascletà que disparó Ricardo Caballer que, con sus 229 kilos de pólvora, hizo temblar la plaza desde el primer segundo como queriendo recuperar los dos últimos años perdidos y dejando claro que el apellido Caballer juega en otra liga. No es de locos, es que no hay palabras para definirlo.

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