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La comparecencia, extraordinaria por inhabitual, de los expresidentes de Gobierno de España y del PP junto a su homólogo en la formación, Alberto Núñez Feijóo, ... en la 'Convención Municipal-XXVI Unión Intermunicipal Popular', como así se denomina la cumbre de Valencia, constituye todo un logro por parte de este último y emana vientos de victoria similar a la ya vivida en varias ocasiones cuando un partido respira ya en el umbral de acceder a los órganos de poder, nacional, autonómico y municipal.

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Dicho esto, quiero destacar dos aspectos esenciales y relevantes de la presencia en comandita de José María Aznar y Mariano Rajoy. Una, la traslación de la imagen de unidad en el PP, muy diferente a la que se dio en tiempos de Pablo Casado y Teodoro García Egea -su predisposición al enfrentamiento con Isabel Díaz Ayuso provocó su éxodo a otra vida- y muy opuesta a la del actual PSOE -la contestación a Pedro Sánchez por parte de barones autonómicos es continua-. Cabalgar como una piña origina optimismo y ayuda a trabajar por una misma idea, cualidad indispensable para alcanzar logros. Lo contrario te hace vulnerable y, como leí una vez «la vulnerabilidad tiene un alto precio imposible de pagar».

Por otra parte, el cónclave valenciano significa y sirve como pistoletazo de salida de cara a las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo y no es casualidad que el PP haya vuelto a elegir la Comunidad Valenciana como el escenario idóneo y representativo de la trascendencia de conquistar esta tierra no solo para Carlos Mazón como presidente de la Generalitat, y María José Catalá, Luis Barkala y Begoña Carrasco, como alcaldes de las tres capitales, sino también la vía idónea para que Feijóo releve a Sánchez.

Carlos Mazón se convierte así en estrella importante para el cambio perseguido por los populares. Me recuerda a los tiempos en que Rita Barberá, primero, y Eduardo Zaplana cuatro años después conquistaron las instituciones.

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El PP actual necesita la Comunidad Valenciana como guinda a esa tarta que ya componen Madrid y Andalucía. De ahí que el máximo dirigente haya echado el resto para concitar voluntades y convencer a Aznar y Rajoy de la necesidad de su presencia para reivindicar su gestión eficaz en momentos duros, como los actuales. No coincidían desde hace siete años, un tiempo significativo para pertenecer al mismo partido.

No me sorprende el ambiente optimista y satisfactorio que reina en Mazón y compañía por el éxito de este fin de semana, por lo que significa de apoyo a la estructura valenciana y de aprobación a la andadura emprendida hace algo más de año y medio. Así es la vida.

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