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El finiquito de Alesanco

Héctor Esteban

Valencia

Domingo, 24 de septiembre 2017, 10:55

José Ramón Alesanco formaba parte del paquete de las decisiones equivocadas de Peter Lim. Nadie en Valencia ni en el Valencia entendió la llegada de un profesional sin arraigo en la entidad. Las razones, de peso o no, apuntaron a su relación con Joan Laporta como vía de entrada en el club de Mestalla. Como Laporta no culminó su intento de volver a la presidencia del Barcelona, se valió de su amistad con Lim para colocar a Alesanco. Esta versión nunca nadie se encargó de desmentirla. A partir de ahí mi conocimiento sobre la figura del director de la Academia y después máximo responsable de la parcela deportiva se queda en la superficie.

He hablado un par de veces con él en mi vida. La primera, cuando me llamó para dar su versión sobre la salida del canterano Nabil Touaiz al Manchester City. La segunda, cuando le llamé para hacerle unas preguntas sobre su despido. Entre esas dos llamadas pasaron muchos meses y varios intentos para quedar a tomar un café fuera de micrófonos. Al final opté por abandonar la idea. El silencio fue la respuesta. No tengo ni idea de si Alesanco es un buen o un mal profesional. El hasta ayer director deportivo presentaba la distancia como tarjeta de visita. Sin abrir nunca la puerta a la posibilidad de calibrar su trabajo y si era cierto eso de que se decía de que no pintaba nada en la confección de la plantilla.

El tiempo, en forma de finiquito, ha dado la razón a aquellos que manifestaban que Alesanco era un cargo residual en un organigrama con el plenipotenciario Mateo Alemany sólo por debajo del presidente, Anil Murthy. La salida de Alesanco forma parte de la limpieza iniciada hace unas semanas con el director general como ideólogo y Murthy como ejecutor. La mejor manera de iniciar un nuevo camino es cortar de raíz y Alemany en ningún caso quiere a su lado a personas con un conocimiento anterior de la entidad con más recorrido que él. De Alesanco dicen que no tuvo mano izquierda para negociar la renovación de Carlos Soler, por lo que tuvo que ser García Pitarch el que resolviera el problema. En Paterna lo califican de áspero en la relación personal y de poco dedicado a la tarea profesional. Conclusiones que nunca han contado con la versión del afectado, que casi siempre optó por resguardarse de los focos de la prensa sin atreverse a defender su figura en lo personal y en el cargo. El Valencia actual no ha sido alumbrado por Alesanco. Su participación se ha convertido en una anécdota. Por eso, la decisión valiente ha sido la de rescindir el contrato de una persona que chirriaba en un organigrama que no tenía ninguna confianza en la labor del director deportivo. Nadie echará de menos a Alesanco y si el éxito deportivo se mantiene en racha será el mejor estimulante para olvidar las penas pasadas.

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