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La penúltima del Valencia es que Anil Murthy toma el poder absoluto de la parcela deportiva. Asume las competencias de Mateo Alemany. Parece un chiste. El presidente y su equipo de consejeros personales -Sean Bai y Teo Swei Wei- formarán grupo con Jorge López, secretario técnico en funciones. Todo porque Peter Lim no ha sabido cerrar la crisis que él mismo creó. El director general sigue en su puesto, sin atribución alguna, a la espera de viajar el 7 de noviembre a Singapur. Se supone que para darse la mano, cerrar el contrato y desearse suerte, aunque con el magnate nunca se sabe. Alemany parece que cederá parte de lo que correspondía como finiquito a cambio de poder fichar por algún otro club desde ese mismo momento. Pero todos estos días han sido inhábiles en las tareas deportivas que un club de fútbol debe atender. Hablamos del Valencia, por si a alguien se le olvida, una entidad centenaria que está disputando la Liga de Campeones y que en la competición doméstica debería estar molestando a los transatlánticos. Y que tendría que estar ya planificando posibles llegadas o salidas en el mercado de invierno y diseñando el equipo de la temporada que viene. Hay que estar en los campeonatos de jóvenes y deben negociarse ampliaciones de contrato -está pendiente si continúa Garay y no tendrían que distraerse con las renovaciones de Carlos Soler y Ferran Torres-. Pero no hay nadie con criterio futbolístico para ello. Lim se mueve por las pretensiones de Jorge Mendes. El mejor ejemplo es Thierry Correia. Doce millones gastados en un futbolista sin nivel para el Valencia. Ahora han situado a Jorge López como secretario técnico. Celades advertía de que el exfutbolista de Valencia y Zaragoza era su enlace. Recordemos que hasta la fecha era el encargado de diseñar el filial, que está con serios problemas en la clasificación de Segunda División B. Los que lo conocen hablan muy bien de él a nivel personal, pero aquí hay que sacar resultados. Si finalmente Mateo Alemany es historia en la entidad de Mestalla, el dueño debe fichar ya a un recambio. Alguien de garantías, con veteranía, con conocimiento del mercado. Que se abstenga de traer un advenedizo, como ha ocurrido en el banquillo con Celades. El fútbol no espera. Los demás equipos cuentan con decenas de ojeadores que reportan a un jefe para conformar un equipo lo más potente posible. Pero aquí la genialidad ahora ha sido que sea Anil Murthy quien tome el mando. Si ya le cuesta dignificar su puesto actual, qué puede ocurrir en una tarea de la que es un forastero. Igual podría pedirle a Mateo Alemany que le dé algunas clases de cómo moverse en este deporte. Pero el que cree que lo sabe todo de mala gana recibe consejos. Y, mientras, el Valencia sigue en vía muerta.
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