La consultora tecnológica Bearing Point publicó recientemente un informe sobre las cinco tendencias tecnológicas que predominarían en este 2022, y en él remarcaba cómo la Inteligencia Artificial (IA) responsable ocupa el primer lugar de su 'top cinco'.
Y es que, la madurez de la IA va más allá del puro desarrollo técnico, porque los equipos de las organizaciones deben integrar los principios de ética y responsabilidad en el desarrollo de todas las fases de un proyecto de IA.
En este sentido, hay que tener en cuenta conceptos como la sostenibilidad y la movilidad inclusiva o compartida, cómo debe ser una IA ética y cómo se debe auditar de forma ética, cuáles van a ser las características de la revolución 5.0 o quinta revolución, y cómo se va a tener en cuenta el humanismo en la creciente transformación digital.
A estas y otras preguntas sobre la IA y el humanismo pretende dar respuesta la V edición del Congreso de Tecnologías Emergentes para Ecosistemas 4.0 que se celebra a principios de noviembre en la ciudad de Valencia y que reúne a expertos tecnólogos, científicos, gestores de inversión, empresarios y profesionales en el espacio de Las Naves, bajo esta temática.
Incluso la UE puso el foco en este asunto y en lo que nos jugamos como sociedad en este proceso con el Libro Blanco sobre la Inteligencia Artificial, publicado por la Comisión Europea. En esta publicación se establece un decálogo de buenas prácticas a través de un marco normativo común que garantice un desarrollo y aplicación de los sistemas de IA bajo criterios éticos, imparciales, transparentes, seguros y siempre bajo el control humano.
Y es que, ¿estamos listos para que un conjunto de algoritmos tome decisiones de manera continua?, ¿podemos dejar en sus 'manos' los sesgos?, ¿podemos dejar de tomar decisiones éticas porque lo ha decidido un algoritmo? o ¿sirve de algo que planteemos códigos éticos en determinadas regiones cuando internet es global?
Las respuestas pasan porque no podemos dejar autonomía absoluta a algoritmos que van a impactar en organizaciones, localidades, y sobre todo en personas.
A nivel colectivo, tenemos la imagen que vincula la IA con el machine learning o la programación, pero la IA también es ciencia social y humana. De hecho, la IA ya se está aplicando en medicina, donde por ejemplo psiquiatras aprovechan la monitorización basada en IA para diagnosticar mejor la gravedad de los trastornos, o a nivel asistencial donde en una población envejecida, como es la europea, los mayores puedan estar atendidos por robots que no solo cuiden sino que empaticen con las personas, que por su tono de voz sean comprensivos, afectuosos o muestren cariño.
También se utiliza la IA ya en la selección de currículos. Trabajos que antes duraban días, ahora los hacen algoritmos que automatizan un proceso en un breve espacio de tiempo y seleccionan los tres o cuatro perfiles más adecuados para entrevistas. O en las recomendaciones que nos hacen las plataformas de televisión digital de pago.
Todo eso es IA, pero también es mucho más porque ¿cómo afectará la IA a la elección de carreras y estudios de acuerdo a las características de las personas y la proyección de los trabajos que se necesitarán? y ¿cómo reaccionarán los humanos a todo esto?.
Estas son algunas de las incógnitas que nos invaden y que sin duda deben ser discutidas en foros como el Congreso de Tecnologías Emergentes para Ecosistemas 4.0.
Mucho nos equivocamos si pensamos que la IA va a desbancar a especialistas en el comportamiento humano como filósofos, antropólogos, sociólogos y psicólogos, o especialistas en derecho.
Y dentro de este debate, cobran especial relevancia los 'players' y empresas punteras en tecnología del mercado, que en definitiva son los que van marcando tendencia. Es importante que ellos también se planteen estas preguntas y den respuesta a ellas, porque de este modo mejorarán el impacto de sus desarrollos en toda la sociedad.
En definitiva, somos las personas las que debemos decidir, dar respuesta y dibujar cómo va a ser el futuro de la IA y si queremos que sea por y para los humanos.
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