Lo que hemos vivido estas últimas semanas en torno al Valencia se puede calificar de esperpento, tragicomedia, sainete, o cualquier otro género literario o cinematográfico en el que príncipes, de los de corona e hijos de sultanes, luchan por encontrar un tesoro muy valioso que les dé mayor poder y riqueza. Un cuento en el que sus principales personajes parecen vivir en el país de nunca jamás, ese donde los niños no crecen y viven sin ninguna regla ni responsabilidad, divirtiéndose y viviendo aventuras.

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Y érase una vez un príncipe de un país muy lejano que encontró su juego, su tesoro en nuestro club. Su Alteza Real el príncipe de Johor, como así habrá que llamarle si llega algún día, parece que va en serio. No nos extrañaría verle por estos lares llegando en jet privado y desfilando por una alfombra roja para acceder a Mestalla, como lo hizo su amigo y socio Lim, acompañado de musculosos guardaespaldas y una mujer 'influencer'. ¡Ay, si mi padre levantara la cabeza!

Esta historia me suena a acuerdo entre amigos. Lim consciente de su ya más que evidente falta de credibilidad ante el valencianismo y las instituciones cree que ha llegado el momento de dejar de ser la cara visible, es un decir, de este proyecto para dejar que su amigo, millonario también y con inquietudes futboleras, tome el timón del barco. Todo son dudas y temor ante lo que está por venir. Nos esperan unos meses de incertidumbre mientras desde Singapur y Malasia deciden como repartirse el pastel. Creo hablar en nombre de miles de valencianistas si digo que no quiero que mi club sea utilizado como moneda de cambio con fines únicamente mercantilistas.

Con todo este panorama estamos siendo el hazmerreír de medio mundo. Las memes que ridiculizan nuestro club inundan cada día las redes sociales y yo no puedo sentir más que vergüenza y tristeza cuando lo veo. Por todo esto es tan importante conseguir entre todos que el Valencia vuelva a ser de los valencianistas. Sólo nosotros sabemos como respetar este escudo y sólo nosotros sabemos lo que significa. Mientras tanto, jugamos a 'De Oca a Oca y tiro porque me toca'«. De Lim al príncipe. Espero que no caigan en la casilla del 'Pozo', por la del 'Laberinto' ya han pasado varias veces. Y veremos qué pasa si caen en la casilla de la 'Cárcel.

Quiero acabar con un buen sabor de boca. La victoria ante el Villarreal, cómo no en el descuento, nos hacía mucha falta y tiene que significar el principio de la escalada. Vaya subidón cuando Guedes marcó el segundo. El primero no lo vi porque hago como Gayà y no quiero ver los penaltis. Fe, garra, coraje, eso que tanto valoramos, los jugadores lo dieron. Así llegarán más victorias seguro.

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