Lo va a pagar usted y nadie más que usted
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Vivo en un pueblo de 20.000 habitantes donde no hemos visto un atasco en la vida, Hulio. Cuatro gatos por la noche y poquitas ... tiendas, las justas. No es como en Barrio Sésamo, que estaba todo pegado, la frutería, la panaderia, el quiosco... Nada, nada, un comercio esponjado. Sin embargo, están pintando de azul mi calle. Y no es porque gobierna el PP y nos impone su color. Gobierna Compromís. Es porque usted, yo y el resto somos los que vamos a pagar todas esas maravillosas aportaciones de fondos públicos que alcaldes, presidentes autonómicos, ministros y demás autoridades se ufanan en anunciar como si salieran de sus bolsillos. La pintan de azul para implementar «una regulación que facilite los diferentes usos del aparcamiento en la vía pública», dice el alcalde. Un chistoso. Los semáforos se cuentan con los dedos de una mano en mi pueblo, de una sola, pero hay que regular el aparcamiento. Nos van a pegar un sablazo y encima se ríen de nosotros en nuestra cara. Quien dice una zona azul dice la mayoría. En Valencia la amplían. Los bancos también amplían su catálogo de comisiones. La luz es más cara, y la gasolina. No es casualidad. Sacan pecho nuestros representantes públicos por los fondos para la recuperación tras la pandemia... invitan ellos, parece, pero paga usted, seguro. A través de impuestos directos, indirectos, tasas, comisiones...Nada es gratis, pero a veces tenemos la inmensa suerte de que se persigue la opción más cara, que no la mejor, sino la que reparte más dividendos para los que reparten nuestro dinero.
Un gran ejemplo en un pequeño formato. Allá por Les Corts habían decidido que, ya que el Parlamento devuelve un dinerillo de su presupuesto anual a las arcas de la Generalitat (o sea, que no se gasta todo el dinero público que se le asigna), pues el Botánico le había apañado un arreglito a Ciudadanos, que perdió músculo financiero a causa de la marcha de los tránsfugas. Y no pasa nada, que paga usted. Pero sí pasa. Era un asunto tan, pero tan turbio, que si seguían adelante con él tenía pinta de acabar en los juzgados y con alguien acusado de prevaricar y malversar. Y como están enfrentados, no había unanimidad. Porque la unanimidad es importante cuando se trata de rascar pasta, pero no había consenso porque en esta ocasión no había café para todos, sólo para Ciudadanos, que esta semana hizo un ejercicio de oscurantismo de dimensiones siderales. La osadía de sus representantes fue tan aparatosa que hasta generó la hilaridad de todos los periodistas que asistimos al desvergonzado ocultamiento del final de un amaño que no salió adelante, pero que sólo iba a tener un pagador: usted.
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