Política Fest

Hablamos simplemente de ocio, de música, no hay más fondo en esta reflexión de que hay gente para todo, con infinidad de perfiles en los que vamos encajando de alguna forma. Lo normal, si no fuera porque quienes deciden políticamente en nuestras vidas caen en el ridículo más espantoso al elevar a rango de asunto de Estado, una simple polémica musical: el Benidorm Fest.

De este festival sale el ganador que representa a España en Eurovisión y mi total desinterés por el Benidorm Fest no quita mi reconocimiento a la apuesta de la Generalitat de Ximo Puig por este evento. Sin polémica ya era un éxito y tras la decisión del jurado de proclamar a una tal Chanel en vez de a las Tanxugueiras, que eran favoritas del público, la liada ha sido 'parda'. No sigo este tipo de música y de festivales pero puedo poner sobre la mesa que tanto Rigoberta como las Tanxugueiras presentaron una propuesta de mujeres empoderadas sobre el escenario. Vale. Pero entre la alusión en las letras a las glándulas mamarias y el lío con la elección de la ganadora, todo se desmelena a tal nivel que escucho a Irene Montero decir que «tienen miedo a nuestras tetas».

Sigo pensando que todo es normal. Normal que haya marea de fondo en un concurso musical y normal las declaraciones de la Montero, roja gran confort con pensamientos comunistas en chalete con chimenea. La música que no encaja en este festival es la de partidos políticos como Galicia en Común, Podemos, Compromís o el mismísimo PP al dedicar su tiempo a realizar preguntas en el Senado sobre un concurso musical donde las letras no son precisamente de discípulos de Calderón de la Barca: «Apenas hago doom, doom, con mi boom, boom y le tengo dando zoom, zoom».

La política seria no debe ofrecer este espectáculo mientras mueren miles de personas siendo el país con la tasa de paro más elevada de toda Europa. Vergonzoso.