Mal presentimiento
EL ESTADO DE LAS INFRAESTRUCTURAS ·
El tren de la costa es como el posado veraniego de Ana Obregón: reaparece en los meses estivales para recordar que está ahí pero el proyecto continúa sin avances realesEL ESTADO DE LAS INFRAESTRUCTURAS ·
El tren de la costa es como el posado veraniego de Ana Obregón: reaparece en los meses estivales para recordar que está ahí pero el proyecto continúa sin avances realesIntenciones. «El tren de la costa es historia de las infraestructuras que no se debe repetir [...] lo que no podemos hacer es marear más ... a la gente». Era la reflexión que el ahora conseller de Hacienda, Arcadi España, realizaba hace un año en una entrevista en este periódico al ser preguntado -entonces como titular de Obras Públicas- por la reivindicada e histórica infraestructura. Sin embargo, ese sueño de la Comunitat de tener una línea ferroviaria por el litoral que conecte sus municipios más turísticos y, al mismo tiempo, acabe con el aislamiento ferroviario de las comarcas de la Marina y la Safor lleva camino de desinflarse como un globo si uno repasa su minuto y resultado actual, sobre todo si se tiene en cuenta que es una reclamación que lleva activa desde 1974. El tren de la costa es como aquel posado veraniego de Ana Obregón para las revistas del corazón que, de alguna forma, nos recordaba que llegaban los meses estivales. Año tras año. En bucle. Y sin novedades en el caso de la infraestructura ferroviaria. Si acaso, que ahora tiene propuesta de desarrollo nueva. Inevitable que asalte un «súper mal presentimiento», tomando las palabras del empresario Elon Musk, que anticipa malos tiempos para la economía mundial y justifica así un recorte de un 10% de la plantilla Tesla.
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Historia. Cambien economía por tren de la costa y ya tenemos el «súper mal presentimiento». O repasemos años para ese vaticinio: once han pasado desde que la Generalitat y el Ministerio de Fomento firmaran un protocolo para desarrollar este proyecto que entonces tenía un presupuesto de 1.300 millones; ocho (era 2014) desde que la conselleria presentara un plan para ejecutar la infraestructura en cuatro fases y abaratara costes, hasta los mil millones; seis desde el informe ministerial que consideraba que el tren de la costa no era rentable ni social ni económicamente y elevaba su coste por encima de los 1.500 millones; y cinco desde que, por un lado, se iniciara la evaluación ambiental de la línea y, por otro, se incluyera en el Plan de Cercanías como un proyecto asumible. En todo este tiempo, quejas ciudadanas, empresariales e institucionales para instar a activar las obras.
De nuevo. Y siete años transcurrirán hasta que sea realidad la propuesta del Consell (también planteada por el PP valenciano), que pasa por un tranvía para unir Gandia y Dénia tras un desembolso autonómico de 250 millones de inicio, según desvelaba la consellera Rebeca Torró, que insistía en que este proyecto es ajeno al tren de la costa. ¿Y qué dice el ministerio? De momento, que hay que ver cómo encajan ambos. Pero la historia de estos años muestra mucha palabra y pocos hechos. Y el tren de la costa lleva camino de ser una quimera como que la estación Joaquín Sorolla deje de ser provisional.
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