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Te incorporas a la rutina diaria con la certeza de saber que mañana es viernes, como quien dice, víspera de fiesta. Ha sido una semana un poco loca y sin grandes titulares, pero con muchos detalles que marcan la actualidad empezando por el alto número ... de contagios que se están produciendo, que ves cómo aumentan mientras miras a tu alrededor para ver si te toca de cerca. Vuelves a tener esa sensación de conocer a varias personas que han dado positivo con la preocupación de que estén bien y con el posterior miedo a las consecuencias que pueda tener: restricciones, medidas, más certificados, más pruebas... Un rollo.
Dejando el virus a un lado, si te has marchado a pasar unos días fuera he de decirte que Valencia se ha quedado desierta de parroquianos y plagada de extranjeros, muchos de ellos alojados para correr el Maratón del pasado domingo. Por lo demás, pese a que el concejal Grezzi diga lo contrario, la ciudad está hecha unos zorros. Dice que la zona centro está muy animada de gente y que poco más hay que ponerse gafas de sol para protegerse de la iluminación navideña municipal. Cuidado que cada vez que abre la boca, palman millones en la EMT. Pues claro que hay gente en la plaza del Ayuntamiento, Giuseppe, es la tercera capital de España y por eso no se debe permitir una oferta conformada por una pista de hielo, dos bolas gigantes de luz, un mercado de Navidad y algunos puestos con mercadería de dudoso gusto. Todo a mogollón, sin coherencia y sin facilidades para acceder al centro.
Los pobres comerciantes ya no saben qué inventar para atraer a una clientela que ve misión imposible lanzarse a comprar sin una dosis de benzodiacepinas. Este sábado, sin ir más lejos, ni un Policía local para gestionar el tráfico generado en el Mercado Central. Eran las 12:00h del mediodía y entre las obras y los cambios de dirección resultaba desesperante circular, pasear o comprar. ¿No pueden dejar de perseguir patinetes con dron para gestionar el caos circulatorio de la ciudad?
En estas fiestas no rememoramos el invierno, ni la República, el hecho objetivo es que celebramos la Navidad con la libertad personal de vivirla según la fe de cada cual. Y el epicentro de la fiesta es el Belén, el árbol, la estrella, la familia, los Reyes Magos, el nacimiento del hijo de Dios. Rita Barberá ponía bajo el balcón del Ayuntamiento un Nacimiento a tamaño natural y ahora, tienes que andar cuatro calles para verlo en la Plaza San Agustín y mejor hacerlo de día, porque no han puesto unos míseros leds para iluminar el Belén.
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