Stop a los anglicismos, please
GRANDES ALMACENES ·
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Es preocupante y desmesurada la contaminación del idioma español por el inglés, los extranjerismos y los barbarismosSloMo. La canción con la que Chanel representará a España en el festival de Eurovisión 2022 (Turín, 10 de mayo), dice en sus primeras e inolvidables estrofas: «Llegó la mami. / La reina, la dura, una Bugatti. / El mundo está loco con este body. / Si ... tengo un problema no es monetary. / Les vuelvo loquitos a todos los daddies. / Voy siempre primera, nunca secondary. / Apenas hago dun dun / con mi bum bum. / Y les tengo dando zoom zoom. / On my yummy».
En su ensayo 'Morderse la lengua' (Espasa, 2021), Darío Villanueva, director de la Real Academia Española en 2014-2018, se muestra alarmado con la contaminación «muchas veces incompresible, del español por el inglés, los extranjerismos y los barbarismos. Resulta desmesurada la incidencia de esta tendencia en la publicidad, que abunda en los anglicismos como si las cosas, al ser mencionadas en esa lengua, tuvieran más calidad y más valor».
Sostiene Villanueva que detrás de esos comportamientos lingüísticos «subyace cierto complejo de inferioridad que me parece indecoroso». Podemos hablar también de papanatismo. «Nos topamos con vallas publicitarias, carteles en escaparates, rótulos de comercios, nombres de programas de televisión, anuncios de artículos especialmente relacionados con la moda y la belleza, todos cargados de anglicismos».
Me digo un tanto enfurecido: '¡Tiene toda la razón Villanueva!' Comparto el diagnóstico del prestigioso académico y me reboto mentalmente cuando recuerdo el título de algunos programas de televisión con altas audiencias: 'First Dates', 'Master chef celebrities', 'La voz Kids', 'Secret Story', 'Sábado deluxe'... A los fundadores de la Real Academia Española (1713) les preocupaba la presión del francés. Ahora el problema es mucho mayor con el inglés.
Lanzo el grito moral de 'Stop a los anglicismos, please' y decido tomar partido inmediato en la lucha por el buen uso del idioma castellano. Y de pronto me doy cuenta de que yo también he caído en la molicie de los extranjerismos: ¡'Stop' y 'please' son dos anglicismos! El maltrato al propio idioma es un virus, otro más, que nos afecta a casi todos: un organismo oficial envió recientemente una invitación encabezada por las palabras 'Save the date'. ¡Maravilloso! Nicolás Sartorius es autor de un excelente ensayo sobre temas similares, 'La manipulación del lenguaje: breve diccionario de los engaños', Espasa, 2018. La palabra 'engaños' es dura y justa. Son falacias que se reiteran en los ámbitos políticos, sociales y económicos.
Dejo la lectura enervante sobre la pandemia de unos anglicismos que se han adueñado de nuestras vidas y decido en plan compensatorio irme al cine, costumbre que no practico desde hace años. Lamentable abandono en un cinéfilo como yo, mal acostumbrado últimamente a la comodidad del sillón casero y las plataformas streaming (¡otro anglicismo!). «Buscaré una película prometedora».
Me encuentro entonces ante un inquietante paisaje lingüístico: 'Moonfall', 'King Richard', 'Scream', 'Way Down' (aunque no lo parezca, 'Way Dowm' es una película española, protagonizada por el ubicuo José Coronado), 'The French Dispatch', 'Amazon'.
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