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Un Valencia en des-gracia

DE TORINO A MESTALLA ·

Miércoles, 17 de marzo 2021, 07:15

Esperamos con ansiedad la llegada del fin de semana y, a veces, cuando pasa hubiésemos deseado que no llegase. El fin de semana pasado fue para olvidar. ¿No os pasa que cuando algo va mal pensáis que no ha acabado y que aún puede ir peor? Pues eso me pasó. Empezamos el viernes con la ilusión del derbi y la esperanza en la victoria y lo acabamos con la rabia y mala leche por la derrota. Intento en esta columna ser positiva pero se me agotan las energías. Sólo pienso en que acabe la liga, nos salvemos y dejemos de sufrir en lo deportivo porque en lo social el lío sigue y habrá que seguir sacando fuerzas y seguir peleando porque el camino es largo y tortuoso.

El caso es que viendo el equipo que sacó Javi Gracia en el partido contra el Levante me pareció que, contando con las obligadas ausencias, era un equipo competitivo en el que las bajas no deberían notarse. Y no fueron las bajas las que nos hicieron perder. Para mí, y siento decirlo tan claro, la culpa fue del entrenador. No se sabe a qué jugamos, ni los jugadores lo saben. Este entrenador no es capaz de sacar lo mejor de cada jugador. En este equipo, ahora más que nunca, hace falta que los jugadores se sientan importantes y conscientes de que son los responsables de sacar adelante esta situación. Y para ello también es necesario que se les sepa transmitir esos valores. Para ser un buen entrenador no sólo basta con ser un buen tipo.

¡Ay Parejo! No quería decirlo pero desde que te fuiste no encontramos el hueco que dejaste. Ese centro del campo que organice y reparta juego, que serene al equipo cuando el resultado es adverso y que lo siga haciendo cuando el resultado es bueno. Probablemente me guío más en mis comentarios por mi pasión valencianista que por mis conocimientos técnicos, pero a estas alturas creo que todos vemos que un cambio de técnico nos podría venir bien. Pero quienes lo tienen que ver están muy lejos de aquí.

Y como las desgracias nunca vienen solas llegó el sábado. Por la noche, ya en horario de toque de queda, me quedé a oscuras en casa. ¡Tierra trágame!, pensé. Pagas un seguro de hogar y no hay nadie que te solucione el problema aunque sea sábado por la noche. No hay servicios de urgencia 24 horas para estos casos. En fin, que lo que mal empezó, mal acabó. Menos mal que entre un desastre y otro, aún tuvimos tiempo de degustar una paella en el campo y ver como, a pesar de la derrota, seguimos a siete puntos de la zona del descenso. Y es que quien no se consuela es porque no quiere. Triste, pero esta es nuestra realidad.

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