Urgente Óscar Puente anuncia un AVE regional que unirá toda la Comunitat en 2027

Después de leer doscientas noticias, miles de tuits e ingentes cantidades de comentarios sobre los Goya, yo continúo haciéndome, una y otra vez, la misma pregunta: ¿por qué nos emocionó tanto el discurso de Jesús Vidal? Quizá sea porque cuando le vimos levantarse en el patio de butacas empezaron a brotar en nuestro interior -y utilizaré el plural por gentileza- los insoportables y repugnantes prejuicios de siempre. O, tal vez, porque no esperábamos nada especial de un discurso escrito y pronunciado por una persona con discapacidad, pues en esto somos unos míseros analfabetos y catetos venidos a más. Para los rezagados que todavía no hayan podido disfrutar del vídeo más reproducido de la última gala del cine español, les pondré en situación. Jesús Vidal fue premiado por 'Campeones', que bajo la dirección de Javier Fesser ha sido protagonizada por diez personas con algún tipo de disminución física, psíquica o sensorial. Pese a la disconformidad que advierto con el término, diré que eran «discapacitados» reales, no un Mario Casas de turno, como viene siendo habitual, aparentándolo. Lo cual ya es digno de elogio.

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Y allí subió a recoger su merecido premio nuestro nuevo mejor actor revelación, quien, a diferencia de la mayoría, llevaba preparado, por si la ocasión lo merecía, un discurso de los buenos. De los que te dejan con la boca abierta y con los ojos como humedales. Cinco minutos sin interrupción y sin apoyo de chuletas. Fue, sin duda, todo un alegato a la diversidad que conmocionó. Y mucho. Y no sólo porque, por una vez, se daba voz a una minoría que jamás la ostenta, sino porque escuchar expresiones bonitas en este acontecer tan negro donde nos invaden los «ultimátums», las «crisis», y las «guerras económicas», siempre estremece. Palabras de amor puro. Impresionó también porque no es nada usual que los oradores se acuerden de los tan fundamentales, pero tan arrinconados, miembros de coaching, del equipo técnico y artístico, vestuario, arte, sonido y efectos especiales. No se olvidó de nadie. Y concluyó con una frase que remató a los oyentes: «Queridos padres, a mí sí me gustaría tener un hijo como yo, porque yo tengo unos padres como vosotros». Y, por desgracia -tiene sólo un 10% de visión- quizá no pudo gozar de la maravillosa estampa: todo el auditorio en pie aplaudiendo. Pero, como él dijo, lo sintió desde los ojos de la verdadera inteligencia.

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