Urgente Óscar Puente anuncia un AVE regional que unirá toda la Comunitat en 2027

Vota. Porque si tú no votas otros lo harán por ti. Vota. Aunque sea tapándote la nariz, por descarte o depositando la papeleta del que consideres menos nefasto. Pues, lamentablemente, es el único medio que tenemos para expresar nuestra voluntad como pueblo y, salvo ineptitud parlamentaria -tan habitual por estos lares y en estos tiempos-, sólo se nos permite manifestarnos una vez cada cuatro años. Vota. Pero trata de comprender antes la importancia del Senado, sus vetos, enmiendas y competencias. Ojea esos programas electorales que no son jurídicamente vinculantes y analiza las reiteradas referencias a líneas rojas. Su asiduo incumplimiento no es en modo alguno sancionable, pero trazan ideologías, directrices y esencias. Vota. Porque la baja participación que se prevé para estas elecciones -y que algunos expertos la sitúan ya en la más raquítica de la democracia- lejos de revelar ante nuestros líderes discrepancia, rabia, enfado o hartazgo, denota desafección y desinterés ciudadano por la gestión política, sus maniobras y sus corruptelas y acrecienta su deshonesta creencia de que pueden hacer lo que quieran. Vota. En estas elecciones está en juego muchísimo más que un mandato de calado macroeconómico, primas de riesgo y rescates bancarios como en las que precedieron. Se disputan derechos y libertades públicas. Se discute el aborto, sus plazos y supuestos, la muerte digna, la violencia de género y el machismo estructural. Las heridas cerradas. Los debates arcaicos. La libertad -que ya parecía estar superada- de los que aman al mismo género. Las políticas migratorias, la tauromaquia, las armas que matan y las instituciones. Está sobre la mesa todo el modelo de país, su estructura, la Constitución, las autonomías, duplicidades, independencias y utopías varias. La débil libertad de expresión, las pensiones y la reforma de la ley electoral. La memoria histórica, la educación y la cultura. Vota. Es un derecho. Pero también un deber moral y un gesto de civismo. Vota. Pensando en futuro, mirando al presente y sin olvidar nunca el pasado. E infórmate, a través de los medios y no en las redes ni en los bares. Y vota. Siempre con la cabeza y no con el corazón, porque esto no es baloncesto, pues no versa sobre emociones, escudos, ni colores, sino sobre realidades.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€

Publicidad