España quedó atrás. El país de los catacianos es un territorio imaginario habitado por catalanes sobrevenidos que hasta entonces se hicieron llamar valencianos. Se trata de una república feliz, progresista y ecofeminista, una república que logró escapar de la opresión del centralismo para compartir un destino fraternal con los otros pueblos liberados
Despierta Fuset, ¿para qué te tengo, cronista desarrapado?, así no has de alcanzar ni la gloria de una vicealcaldía, Fuset, muchacho, si no maduras he de sustituirte pronto por ese discreto Campillo que tanto aprecia el Cuco Ribó. Despierta y escribe la ciencia de la verdad, Fuset, para que la conozca el buen pueblo cataciano, no duermas más en esta torre perdida de Montanejos, que el enemigo acecha y no anda lejos. Quizá en la estancia de al lado, quizá nos espían. Tenemos que defendernos, escucha y apunta, escribano: yo Ximo I tras una victoria épica el 28 de abril en el campo electoral estoy ahora siendo acusado de privilegiar a mis parientes, de jugar con los intereses generales en mi favor, de que el banquito de Illueca ha salvado mis ahorros. Son injurias. Me piden a mí, Ximo I, que dé explicaciones a la ciudadanía, a la asamblea, incluso a la Junta de Coalición reunida en este rincón despoblado de Montanejos. Veo en los ojillos de la Purísima Oltra cómo goza en sus interiores. Lo veo y lo siento. Y empieza a crecerme dentro la certeza de que mi acoso no viene de fuera, de la prensa mesetaria, no, sino que estoy siendo objeto de una traición. Escrito quede: ¡traición!
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Se hace saber pues
Los socios que me piden explicaciones, exigen en realidad que me defienda, como un rufián cualquiera. Pero no hay nada que explicar porque toda mi defensa reside en nuestra ley sagrada, la Constitución de la República, que proclama bien claro en su preámbulo inicial aquello de «abuelos, hermanos y tíos, de los buenos manantiales salen los buenos ríos». Así nacimos al mundo como república y así he manejado mi conducta. Nosotros libremente dejamos recogido el principio legal de que «el que no provee para los suyos, y sobre todo para los de su propia casa, ha negado la fe en el pueblo cataciano y es peor que un incrédulo». Así sea. Si ponemos en cuestión estos valores por intereses particulares, estamos cuestionándonos como pueblo, como proyecto nacional, así lo mantendré siempre mientras gobierne, por lo que de inmediato vamos a patrocinar por todas las villas un gran espectáculo con nuestros mejores ases; Botifarra, la Gossa Sorda, Raimon y el belga Puigdemont. Para ensalzar con nuestra música el amor a nuestros hermanos y semejantes y, por cierto, habrá que dotar también el consiguiente presupuesto para la glosa publicitaria, que ya se sabe que la prensa si no come, ladra, no canta.
Entonces, se hace saber
En esa agonía pasó las horas de la noche Ximo I hasta que en la amanecida este pregonero logró apartarse de su lecho febril para imprimir la crónica de los últimos sucedidos. Si es traición o ataque del enemigo el tiempo lo dirá. De momento, las acusaciones son torticeras. De un lado, el hermano del Molt Honorable, discreto hombre de negocios en la villa de Morella, está siendo vilipendiado a cuenta de las ayudas públicas recibidas desde que tiene un pariente en Palacio. Mucho dinero, sí, pero ni ha obtenido trato especial ni ha recibido información privilegiada. Los fondos de la república están ahí para quien sepa hacer uso de ellos, para los espíritus avispados, a Francisco sólo cabe achacarle que ha sido más hábil que otros, un emprendedor al que los insidiosos lo más que pueden atribuirle es cierto afán 'cazasubvenciones', vamos, como hacía la duquesa de Alba con sus olivares en los tiempos del Viejo Imperio. Pero eso ni es delito, ni es estigma, y en todo caso, de demostrarse algo, nada tendrá que ver con el hermano del Molt Honorable, sino con las malas compañías que frecuentó durante un tiempo. Eso es verdad, pero aunque le estropearon la reputación también le sirvieron para mejorar sus destrezas mercantiles. El Princeps ha sido rotundo: todo esto es una operación sin fundamento para desgastarlo. Pero después ha venido lo peor, el ataque directo y desconsiderado a su honorable persona. Del mismo Consejo tuvo que salir la filtración, un traidor anda suelto, porque fue allí donde se autorizó al banco público la vía para conceder una quita del 70% a una empresa inviable y así favorecer su venta. Nadie cayó en la cuenta entonces de que con ese dinero se favorecía también al Molt Honorable, socio minoritario de la empresa quebradiza. Tampoco se reparó en que el Princeps debiera haberse abstenido de votar en el Consejo y de preguntarle al banquero Illueca cómo iba lo del préstamo. Llámenlo fallo de reflejos, relajación, vale, pero nada más. Es esta una situación en la que se han encadenado los infortunios del azar hasta hacer quedar al Molt Honorable como lo que no es, un aprovechado. Y es que la República escribe derecho con renglones torcidos.
Por demás, se hace saber
De tales infortunios nos ha venido, al menos, alguna satisfacción. Ya no se habla del agigantamiento de la corte, de que Ximo I antes de gobernar prometió limitarse a seis secretarías y hoy tiene doce y que el número de altos cargos ha pasado a 138, 86 más que cuando empezó su era. Paparruchas. Nadie sabe cuántos altos cargos tuvo Luis XIV, ni mucho menos ese republicano ejemplar, el corso Bonaparte. Y de paso también se calla el estado de las playas cerradas en pleno verano por culpa de unos vertidos fecales; el pueblo es sabio y paciente, no como tantos conspiradores del poder, siempre ansiosos por destruir reputaciones. Dicho lo cual, este cronista no puede terminar sin dejar constancia de la pregunta que recorre todos los corrillos, murallas adentro de Catacia. ¿Qué le estará pasando a Alternancia Bonig que hace mucho tiempo que no sale?
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