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Carolina muestra una foto de sus padres ayer en la cafetería donde se cita con LAS PROVINCIAS. José Lus Bort

«Mis padres están atrapados entre bombas y no pueden volver a casa»

Una vecina de Valencia relata el calvario de sus familiares, sin poder salir del Líbano en pleno conflicto bélico y con escasa ayuda de la Embajada

Juan Sanchis

Valencia

Viernes, 27 de septiembre 2024, 00:44

Las bombas siguen cayendo en el Líbano y la guerra total parece cada vez más cerca. La población aterrada abandona el sur del país ante el temor de que Israel pueda estar preparando una invasión terrestre en esta zona.

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En medio de esta guerra ... incipiente se ha visto atrapado un matrimonio de españoles que reside desde hace cinco años en Kfar Melki, una localidad al sur del Líbano a 50 kilómetros de la frontera con Israel que se ha visto inmersa en una oleada de continuos bombardeos del Ejército israelí. Son Mercedes Santana, nacida en San Sebastián, y Amad Keiredine. Ambos se desplazaron hace cinco a este país por una oferta de trabajo que tuvo Amad, que es ingeniero constructor. El lunes se vieron obligados a abandonar su domicilio ante los ataques de las fuerzas judías. Y no tuvieron otro remedio que irse con lo puesto porque en el momento en el que empezó el ataque estaban haciendo la compra.

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Así lo cuenta Carolina Keiredine, la hija de este matrimonio que reside en Valencia desde hace cinco años junto a su hermano. «Aunque nací en el norte, vine hace cinco años a estudiar un máster y me he quedado a trabajar. Hace dos años mi hermano se vino conmigo», explica Carolina que estos días anda en un sin vivir tras lo que les ha ocurrido a sus padres. Lo peor de todo es que todavía no ve el fin de esta situación porque «no hay plazas en los aviones o los vuelos se han cancelado y no sé cómo van a poder a salir del país. Ni tienen dinero ni se lo podemos enviar porque los bancos hace meses que no funcionan».

Sus padres están bien pero en una situación de indefensión. Salieron de casa el lunes «con lo puesto» mientras caían las bombas y los misiles y se enfrentaron a carreteras colapsadas con la población huyendo despavorida ante los bombardeos de los israelitas. «No pudieron coger nada. Afortunadamente llevan los pasaportes porque mi madre los tenía en el bolso. Pero es lo único que tienen. Ni dinero ni ropa», añade Carolina.

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Mientras, la Embajada española en el Líbano no ha tomado ninguna medida «y los ha abandonado a su suerte», señala su hija. Mercedes llamó a la sede diplomática en Beirut el lunes cuando escapaban de las bombas. Allí les dijeron que fueran a la capital. Ante la imposibilidad de desplazarse por el colapso de las carreteras en un viaje que habitualmente se prolonga unas dos horas, acudieron el martes al consulado que se encuentra en Sidón.

Frente a lo que pudieran pensar, su paso por las instalaciones consulares no supuso el fin de su odisea. El martes a primera hora de la mañana se personaron en la sede diplomática y allí estuvieron durante cinco horas sin ningún resultado palpable. «No encuentran solución. No tenemos derecho a nada», cuenta Mercedes en un mensaje de audio que ha enviado a su hija.

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«No tenemos ropa ni tenemos nada», afirma Mercedes Santana que añade que la alternativa que les ofreció la Embajada era tomar un vuelo el próximo miércoles 2 de octubre, más de una semana después. El propio empleado, según se recoge en el mensaje de Mercedes, les indicó que «no hay ninguna solución, que no pueden hacer nada por los españoles que se encuentran en esta situación. Además, el billete de avión corría por cuenta nuestra». Pero sin dinero no pueden comprar un billete de vuelta. Es la pescadilla que se muerde la cola. Y tampoco pueden regresar a su domicilio sometido a bombardeos por parte de las fuerzas israelíes.

Mercedes muestra su indignación con los representantes diplomáticos. «No se preocupan de nada. Muchos carteles diciendo que estamos para ayudaros. ¿Para qué estamos apuntados en la Embajada? Tenemos que estar inscritos, empadronados y no vale para nada. No hacen nada por los ciudadanos», expresa indignada en el audio la madre de Carolina.

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Carolina, mientras, es espectadora de la situación sin poder hacer nada, impotente. Ni puede enviarles dinero ni tomar ninguna medida y esta situación aumenta el desasosiego. «La Embajada no ha sido capaz de dar una alternativa. Ni siquiera han previsto la posibilidad de llevarles a un lugar seguro», apunta y señala que la única nota positiva es que sus padres pudieron llevarse los pasaportes.

Desde la Embajada la única explicación que dan es que como no se ha activado el protocolo de emergencia nada pueden hacer. «No se han preocupado de nada. Y eso que es un país en guerra», critica.

Ahora sus padres han tenido la suerte de ser acogidos en Sidón en la vivienda de unos amigos y así se encuentran: sin ropa, sin dinero y lo que es peor, sin tener clara una posible vía de salida a la situación en la que están inmersos. «Estoy que me da algo», afirma Carolina.

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