Fidel Molina, en el restaurante 'La Perfumería' del hotel Palacio Vallier. Irene Marsilla
El año que cambió sus vidas

Palacio Vallier, el hotel en Valencia del actor de 'Breaking Bad'

La pandemia cerró sus hoteles. A él le diagnosticaron un cáncer. En 2023 el Palacio Vallier resurge como lo hace el sector del turismo en la Comunitat. Aquí se han alojado Cate Blanchett o el dueño de Mclaren. «Pide una sopa de cebolla a una temperatura determinada nada más llegar en su jet privado», relata Fidel Molina

Arturo Checa

Valencia

Martes, 26 de diciembre 2023, 01:08

Suspira cuando recuerda los años negros de la pandemia. «Fue muy, muy duro. Tener que decirle a la gente que se fuera a casa. Hacer ... un ERE, un ERTE, con una plantilla entonces de 300 personas... Muy duro. Cerrar las puertas de los hoteles, con las cámaras de los restaurantes llenas. Tener que regalar la comida y ofrecer las habitaciones a la Conselleria de Sanidad por si querían usarlas como lugar de cuarentena para pacientes de Covid. Y todo eso con una malísima noticia personal que recibí. Me detectaron un cáncer y tuve que pelear contra la enfermedad mientras cada día era un combate continuo por mantener los negocios a flote. Tuvimos hasta un ciberataque ruso. Pero aquí estamos, ahora con más trabajadores que entonces, unos 400, con muchos de los empleados que salieron, ahora reincorporados, y con unas cifras mejores que en 2019».

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En la vida la clave es resistir. Y el sector del turismo valenciano eso es lo que hizo en el oscuro túnel de la pandemia. Como el grupo Myr Hotels que preside Fidel Molina, un hombre de 63 años que empezó haciendo «de todo» en los hoteles. Camarero, limpieza de habitaciones, recepcionista... En aquellos años en los que su familia dedicaba los veranos a viajar desde su Ciudad Real a las Islas Baleares para ganar un dinero extra en los hoteles.

Fidel Molina sube por la escalera junto a la exclusiva lámpara Lladró. Sólo hay dos así en el mundo. La otra está en Dubai. Irene Marsilla

Con el tiempo se quedaron en Valencia. Fidel estudió en Catarroja y acabó dirigiendo un grupo que atesora cuatro hoteles en la ciudad (Palacio Vallier, Puerta Serranos -la anterior sede del PSPV-, Marqués House -junto al Palacio del Marqués de Dos Aguas- y el Plaza Mercado). Y dos más en proyecto de abrir. Uno en la antigua sede electrónica del Banco de Valencia, en la avenida del Puerto, del que Fidel asegura que «marcará un ante y un después por su diseño, con un rompedor jardín colgante circular en su interior) y otro en Gran Vía Germanías.

Fidel Molina camina por el Palacio Vallier, en la plaza de Manises de Valencia, entre la Diputación y el Palau de la Generalitat, como el que habla orgulloso de los logros de su hijo. Se deleita con la lampara colgante de Lladró con un sinfín de ángeles-mariposa que preside la escalera de acceso a las habitaciones. «Sólo hay dos en el mundo, la otra está en Dubai». Abre las puertas de 'La Perfumería', el peculiar bar-restaurante que ha recogido el nombre de la perfumería romana, con ánforas y vasijas originales de aquellos años, que se descubrió durante las excavaciones para levantar el establecimiento.

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Arriba, la suite LLadró. Un cliente entrando en el Palacio Vallier. Las joyas exclusivas de Lladró que pueden lucir durante su estancia las ocupantes de la suite. Irene Marsilla

Fidel saca pecho con la suite Lladró, el antiguo salón de baile del palacio. Con un fascinante techo de escayola con artesonados barrocos. «Sólo restaurar eso costó 30.000 euros. Lo hicieron especialistas en catedrales». Aquí se ha alojado el poliédrico 'Walter White'. O más bien el actor que le da vida en 'Breaking Bad', Bryan Cranston. El dueño de Mclaren y sus exigencias de una sopa de cebolla «a una temperatura determinada» en cuanto llegaba de Manises con su jet privaoa. Cate Blanchett, Penélope Cruz o Javier Bardem en la reciente gala de los Goya. «Por algo es el cinco estrellas de Valencia mejor valorado en las redes», subraya Fidel.

En su día a día ve cómo el turismo ha vuelto a despegar en la Comunitat. «No se ha recuperado el mercado asiático, pero el resto tiene cifras formidables:más norteamericanos, italianos, holandeses...». Un turismo de lujo para el que es un atractivo los 1.000 euros que como mucho cuesta la suite Lladró. La joya de un palacio que dejó de brillar con el fragor de la pandemia y que ahora reluce de nuevo.

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