Lola Soriano Pons
Paiporta
Martes, 19 de noviembre 2024
El pan recién hecho este martes en Paiporta sabía a gloria divina y es que ya ha abierto el primer horno tradicional de esta localidad que el martes 29 de octubre quedó arrasado por la DANA. Ha sido la primera panadería y el primer comercio ... en abrir las persianas.
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El lunes fue el primer día y este martes muchos de los clientes acudían al comercio entre lágrimas, sonrisas y aplausos. «Nos han dado hasta abrazos y nos reconfortan. Teníamos ganas de encontrarnos con nuestros clientes y vecinos en general», explican emocionados Mari Carmen Alabau y Sergio Ricart, madre e hijo, que han trabajado duro en la limpieza para reabrir de inmediato.
Para este martes «habíamos preparado 500 panes, pero mira, nos hemos quedado cortos», comenta Mari Carmen. Su hijo, Sergio, detalla que han abierto a las seis de la mañana y a las doce ya sólo quedaba el pan integral«. El horario que tendrán de apertura es de lunes a viernes de 6.30 a 14 horas y de 17 a 20 horas y los sábados, de 7 a 14 horas.
Explican que el primer día, el lunes, «mucha gente no se enteró de que ya habíamos abierto y nos sobró algo de pan, pero hoy ha volado». Para hacer viable este milagro explican que han tenido que emplearse a fondo «y en tres semanas hemos limpiado el horno, nuestras casas, el garaje...», comenta Maria Carmen y Sergio añade que han tenido que «arreglar los motores de la maquinaria y estamos cambiando el mobiliario de madera por uno de acero inoxidable».
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Para tener listo el pan amasado del día han trabajado mucho «y no descartamos la opción de llamar a alguno de los compañeros afectados, que tienen experiencia de sobra, para aumentar la creación de pan y poder cubrir toda la demanda».
Estos días han dejado a un lado la pena de sufrir la inundación en las plantas bajas y la pérdida de dos coches, una furgoneta de reparto y una moto, para dar la mejor sonrisa y el pan más crujiente a los clientes.
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Una de las clientes fieles que ha asistido al horno pastelería Rial es Tere Fernández. «Fíjate. Me hacía ilusión bajar a por el pan. Si no queda del normal, pues me llevo el integral que también me gusta. Confieso que estaba ya cansada de comer pan de molde».
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En la puerta del horno la cola ha sido toda la mañana importante y, precisamente este tiempo de espera sirve para que los vecinos se reencuentren. De hecho, Tere aprovecha para saludar a Amparo Álvarez. «Hemos hablado de la familia y le he explicado que tengo un nieto ya de dos meses y que como mi hija vive en la zona nueva del pueblo, que aún está muy mal, pues le llevo yo a mi hija la comida».
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En la cola también se encuentra Nati Jiménez, vecina de Paiporta. «Nos hemos ido enterando por grupos de mensajería móvil de que la panadería abría y, si bien estos días nos llegaba pan de Torrent, queríamos venir a nuestro horno». Nati describe que desde que la Dana arrasó Paiporta «todavía no he salido del pueblo porque no puedo dejar sola a mi madre. Tenemos ganas de recuperar la normalidad».
El siguiente de la cola es Enrique Andreu. «Primero he ido al puesto móvil del banco para hacer papeleos y ahora quería coger pan. Aquí queda mucha faena por hacer. En mi zona, en la calle San Antonio, hasta hoy no han puesto baños públicos en la calle y son necesarios para todos los voluntarios que nos están ayudando».Carmen Leal, vecina de Paiporta, explica que si no queda pan, «pues compraremos cruasanes o magdalenas, delicias de hornos, no bollería industrial».
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Todavía emocionada explica que el día que se desbordó el barranco «mi marido y mi hijo bajaron a sacar el coche del garaje y se tuvieron que subir a un árbol para salvarse. Estuve cinco horas en el balcón para ver si los veía venir porque estábamos incomunicados. Es una angustia que no se la doy a pasar a nadie».
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Lola Soriano Pons
Tanto Carmen como otra joven, Beatriz Leal, explican que han perdido coches, el contenido de los trasteros «que tenía hasta tres trajes de fallera», añade Carmen.
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Sara Sanz opta por comprar pan integral y dulce, «porque necesitamos endulzarnos la vida después de lo que hemos pasado». Narra que el día de la Dana «estaba trabajando en Almussafes y me enteré por mi marido, que estaba en casa. Hasta la tarde noche siguiente no volví a casa».
Tanto Sara Laura Molla, Amparo Álvarez y Celia Martí, explican que en Paiporta «todavía no tenemos ni un supermercado habilitado. Tenemos que ir a las 'colas del hambre'».
Todas ellas confiesan que han ido a comprar el pan «para gastarnos el dinero en los primeros que han podido levantar la persiana. Tenemos que apoyarles, además es una forma de socializar después de lo que hemos pasado».
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Añaden que «ojalá puedan abrir de nuevo todos los comercios del pueblo» y describen que ahora los que están trabajando en la recuperación de Paiporta «se han tenido que centrar en limpiar las alcantarillas porque está todo embozado y se sube todo a las casas». Eso sí consideran necesario que venga más gente «porque nos tememos que vamos a tener lodo en los garajes para meses».
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