![La amenaza del coronavirus para los bares valencianos](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202007/26/media/cortadas/terraza-valencia-RagdZN3Xi5TVEhkOXlqrtaK-1248x770@Las%20Provincias.jpg)
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R. González
Valencia
Miércoles, 29 de julio 2020, 00:54
La hostelería de la Comunitat Valenciana atraviesa unos momentos muy complicados. El tiempo que los establecimientos permanecieron cerrados por culpa de la crisis sanitaria supuso un gran varapalo para los negocios y el regreso a la actividad dista mucho de paliar esos efectos porque el volumen de clientes está lejos de lo que era habitual cualquier verano por estas fechas. Y poco ayudan a calmar el miedo y la incertidumbre los brotes que se han ido detectando. Tanto es así, que sector augura que la pandemiapodría hacer desaparecer este año unos 7.000 bares y restaurantes y que con ello se perderían 60.000 puestos de trabajo.
Estas son las cifras que baraja la Confederación Empresarial de Hostelería y Turismo de la Comunidad Valenciana (Conhostur), que preside Manuel Espinar. Esta nueva normalidad tiene poco de normal. La tasa de apertura ronda el 80%, la demanda está contenida y los epicentros turísticos ofrecen en muchos casos una imagen desoladora, con pocos visitantes. Y todavía las cifras de turistas extranjeros son muy flojas y las últimas noticias de cuarentenas no son muy alentadoras. Ese cóctel ha hecho descender de forma notable el consumo y por la cabeza de algunos empresarios pasa el cerrar si no mejora un poco la situación.
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Ante este panorama, el sector ha hecho una primera estimación de las repercusiones de la pandemia. Su cálculo es que el 20% de las empresas podría desaparecer, una de cada cinco. Las cifras que posee Hostelería de España reflejan que en la Comunitat Valenciana hay algo más de 35.000 establecimientos, por lo que la cantidad de empresarios que echaría el cierre sería importante. Y no menos lo sería el número de personas vinculadas de forma directa o indirecta que llegarían a perder su empleo. Conhostur contabiliza que hay 160.000 puestos de trabajo y de ellos el 37,5% podría desaparecer antes de fin de año.
Todo eso vendría derivado por las dificultades económicas que están atravesando los hosteleros, agravadas por la notable caída de turistas, sobre todo, extranjeros. El descenso de la actividad llegaría a provocar unas pérdidas de facturación de unos 6.700 millones de euros, según cifra Conhostur.
Los hosteleros subrayan que las zonas más castigadas son precisamente las que más dependen del turismo. Ponen como ejemplo el centro de Valencia, que está prácticamente vacío y, por tanto, pocos turistas entran a los negocios. Una estampa que, según comentan, también se repite en Alicante y Castellón. Incluso la emblemática ciudad de Benidorm parece una sombra de lo que era otros veranos. El contrapunto se da en los barrios periféricos y en la playa, donde los locales parecen estar funcionando mejor.
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Este inicio tan flojo de la temporada estival conduce a los empresarios a unos momentos complicados. Tienen las esperanzas depositadas en el próximo mes. Confían en que en agosto lleguen más turistas y se produzca una remontada.
La situación de la Comunitat es un reflejo de lo que está ocurriendo en el resto del país. La plataforma Juntos con la Hostelería ha dado a conocer recientemente que entre 65.000 y 85.000 negocios podrían ver peligrar su supervivencia este año. En cuanto a los puestos de trabajo, directos e indirectos, alrededor de un millón se verían afectados. La mitad de los empresarios del sector cree que la recuperación no se producirá hasta 2022.
Muchos hosteleros a duras penas pueden mantener sus negocios en marcha estos días. Algunos han cerrado establecimientos o tienen esa idea en mente. Ese es el caso de José Ramón Ortiz, del Grupo Balli, que posee varios locales en Valencia. La empresa ha tenido que cerrar ya un restaurante y una cafetería y teme que algún otro siga el mismo camino porque, según reconoce, «aguantar dos meses más así es inviable después de lo que hemos pasado».
Ortiz explica que en ese momento están trabajando al 30% y de esa forma es complicado salir a flote. «Si no se anima la cosa, nos va a tocar cerrar las discotecas». Argumenta que no están generando muchos ingresos y tienen que hacer frente a los alquileres, la Seguridad Social y el pago de las nóminas de unos empleados que sólo han recibido una parte pequeña de los ERTE.
En su opinión, la incertidumbre actual es la que está «matando» los negocios de hostelería. En su caso, el grupo ha optado por seguir adelante con varios locales que tiene repartidos por la ciudad para poder sacar el dinero de los alquileres y para no dejar en la estacada a sus empleados.
«La situación es complicada e incierta y encima los distintos gobiernos van a salto de mata», lamenta. Ortiz considera que abrir a un tercio de sus posibilidades resulta insuficiente y también denuncia que el empresario no se puede convertir en la policía en los locales de ocio nocturno. Insiste en que los contagios se pueden producir allí igual que en un restaurante o en la cola del supermercado.
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