El 25 de febrero de 2020 la Conselleria de Sanidad confirmaba la detección del primer caso de Covid-19 en la Comunitat. Lo que parecía algo anecdótico, a tenor de las palabras de Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias ... del Ministerio de Sanidad, se transformó en una pesadilla de más de dos años de duración; una pandemia, convertida en prueba de fuego, que ha destapado las carencias de la sanidad pública valenciana.
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Los profesionales coinciden en que el histórico déficit estructural de plantillas que sufre la red autonómica se ha hecho más patente a causa del virus y se ha agravado la situación, especialmente, en los hospitales comarcales, los departamentos periféricos a las grandes ciudades y las zonas rurales; áreas que ya en sus comienzos arrancaron infradotadas de sanitarios y que en estos dos años han sufrido tanto la fuga de especialistas (según señalan desde el Sector Salud, Sociosanitario y Dependencia de UGT Serveis Públics), como serias dificultades para la contratación de profesionales, que se decantan con más frecuencia por los hospitales de referencia. Requena, Xàtiva, Sagunto, Alzira, Vinaròs, Alcoy, Torrevieja, Orihuela o Dénia pueden dar buena cuenta de ello.
Los más de 9.000 refuerzos contratados por el Gobierno autonómico lograron amortiguar el golpe del coronavirus pero confirmaron lo que era un secreto a voces: la Comunitat necesita entre 11.000 y 15.000 nuevos sanitarios, según cálculos de los sindicatos CSIF y CCOO, para alcanzar ese nivel de excelencia que quiere y se merece todo paciente, lo que supone entre duplicar y triplicar las 6.000 nuevas plazas estructurales previstas por Sanidad para este año, el mayor incremento de incorporaciones en un solo ejercicio. Sin ellos, como admiten los propios profesionales muy a su pesar, en estos dos años han aumentado, por ejemplo, las esperas para pasar por el quirófano, para someterse a una prueba diagnóstica o para tener cita con el médico especialista. Todo ello, sumado a la saturación en la que se han sumergido los centros de Atención Primaria, ha reducido el control que los enfermos crónicos y ha disminuido de forma alarmante la detección precoz de dolencias, especialmente tumores. Las grandes esperas para acudir a la consulta del médico de familia y las dificultades para acceder a los centros de salud (por el colapso de las centralitas en buena parte de los casos) han incrementado los riesgos, tanto por diagnósticos tardíos en el caso de los pacientes como por la sobrecarga laboral y el estrés que sufre el personal sanitario.
En general, todas las categorías profesionales adolecen de falta de trabajadores, pero por distintos motivos. Mientras buena parte de las especialidades médicas se quedan sin el necesario reemplazo por una insuficiente cantidad de plazas MIR; lo que dificulta las contrataciones, en el caso de enfermeros, celadores y auxiliares el problema radica también en unas plantillas infradotadas que no han aumentado convenientemente la cifra de profesionales, según el análisis del Sindicato Médico de la Comunitat (CESM-CV) y fuerzas como CSIF, CCOO y UGT.
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La pandemia, en estos dos años, ha contribuido en gran medida a que se disparen las listas de espera y, aunque los profesionales han logrado recuperar el ritmo en el último año, la demora media ha aumentado en 15 días entre febrero de 2020 (el último dato preCovid) y el mismo mes de este año. La bolsa de pacientes que debe pasar por quirófano se ha mantenido estable, incluso se ha reducido ligeramente, en parte por ese atasco en las derivaciones desde Atención Especializada. Así lo refleja que mientras la cantidad de enfermos que espera menos de 90 días para pasar por quirófano se ha reducido en más de 3.000 pacientes, las cifras de aquellos que sufren demoras por encima de los seis meses ha crecido en casi 1.700, otra prueba más del aumento de las esperas.
La pandemia ha agravado «la precariedad laboral y la infradotación y falta de renovación de equipos e infraestructuras»d. guindovalencia. La pandemia de Covid ha supuesto «una crisis sanitaria sin precedentes que ha marcado un antes y un después en la sociedad, que ha pagado un altísimo precio por el número de defunciones, pero también por el impacto que la enfermedad y el confinamiento tendrá a nivel de salud, por las futuras secuelas físicas y psicológicas y por las consecuencias económicas y sociales». Así resume Laura Almudéver, presidenta del Colegio de Enfermería de Valencia, la incidencia que ha tenido el virus durante estos dos años, una pandemia que «ha impactado en todos los ámbitos de la vida, dejando una profunda herida social, especialmente, entre los profesionales sanitarios, a la vez que ha puesto en evidencia las carencias del sistema sanitario; déficits que se han amortiguado, y en muchos casos superado, gracias al esfuerzo y capacidad de adaptación de las enfermeras, que hemos hecho frente a la situación de manera impecable, con tesón, dedicación y mucho sacrificio, aportando soluciones rápidas y eficaces en cada una de las embestidas sufridas».Asegura que el colectivo de Enfermería «ha vivido una montaña rusa emocional. Las enfermeras han sucumbido a la virulencia de unas condiciones laborales altamente nocivas y, actualmente, nos sentimos poco reconocidas, pese a los aplausos durante el inicio del confinamiento y que tanto agradecemos a la población». Almudéver cree que «existen tres necesidades urgentes que han empeorado durante la pandemia: precariedad laboral, infradotación y falta de renovación de las infraestructuras y equipamientos sanitarios y de tecnología, así como una evidente escasez de inversión en formación e investigación».
Las especialidades quirúrgicas (maxilofacial, plástica y neurocirugía, principalmente) y traumatología son las que presentan las demoras más altas y son algunas de las que menos refuerzos recibirán de los 6.000 previstos para este año. De hecho, el reparto de esas nuevas plazas estructurales supone el principal conflicto entre sanitarios y conselleria actualmente.
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ó. de la Dueña / p. sellés / A. Talavera / R. González
Víctor Pedrera, secretario general del Sindicato Médico de la Comunitat (CESM-CV), señala que la situación en Atención Primaria también se ha agravado y los refuerzos anunciados no lo resuelven (con esperas de hasta 15 días para tener cita, o casi 50 pacientes al día de media por médico, cuando lo aconsejable es entre 25 y 28. Especialmente delicada es la situación de pediatría, dado de cerca del 30% de las plazas están ocupadas por médicos de familia u otros especialistas y únicamente se han previsto cinco nuevas.
También faltan anestesiólogos, agrega Pedrera, y especialistas en radiodiagnóstico, en parte por el enorme aumento en la demanda de pruebas de imagen. «Estos dos años han servido para desnudar las graves deficiencias que sufre nuestro sistema sanitario», señala. Las quejas por la insuficiencia de nuevas plazas en las especialidades que más de cerca han combatido la pandemia (cuidados intensivos, neumólogos, medicina interna...) se han hecho patentes a través de las distintas sociedades científicas.
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«Todavía estamos sobrecogidos por algunos cánceres que hacía años que no detectábamos tan avanzados»d. guindovalencia. La pandemia «ha empeorado, sin duda, el control de la cronicidad, y para eso se necesita una mira a largo plazo que a veces en política no se tiene. En siete o diez años habrá una epidemia de complicaciones cardiovasculares y oncológicas de los pacientes que hemos dejado de atender con rigurosidad durante la pandemia». María Ángeles Medina preside la Sociedad Valenciana de Medicina Familiar y Comunitaria y ha sido una de los cientos de facultativos de familia valencianos que han combatido al virus en primera línea, lo que ha supuesto -unido al déficit estructural de personal- que estos profesionales no pudieran dedicar la atención y el tiempo suficiente a los pacientes no Covid. Entre las intervenciones o asistencias que se han dejado de realizar, o se han llevado a cabo con menor intensidad, por la irrupción del coronavirus, esta especialista señala el «seguimiento de las personas con diabetes o tensión alta, por ejemplo, lo que deriva en complicaciones a medio plazo de ictus, infartos, cegueras, diálisis... Y en cuanto al diagnóstico precoz de cánceres de todo tipo estamos sobrecogidos todavía por algunos cánceres, por ejemplo de mama, que hacía muchos años que no detectábamos en estadios tan avanzados». «Lo sentimos mucho, hemos hecho todo lo que hemos podido», señala.En su opinión, «liderazgo y presupuesto» es lo que hace falta para recobrar la situación prepandemia. «Y voluntad de que las cosas realmente cambien. Se ha abandonado tanto años la Atención Primaria, no solo en la Comunitat, sino a nivel nacional, que parece que se pretende dejar caer este nivel asistencial».
Para Rosa Atiénzar, secretaria general de la Federación de Sanidad y Sectores Sociosanitarios de CCOO-PV, «los problemas de acceso de la población a los centros de salud, las listas de espera quirúrgicas y la demora en la atención especializada se han agudizado hasta límites desconocidos. Muchos de los problemas del sistema, como las dificultades para contratar determinados profesionales, se han visto incrementados. A estos se han sumado otros como la brecha digital, que ha supuesto una barrera para la atención de la población más vulnerable, sobre todo de personas mayores. Además se ha deteriorado el control de las enfermedades crónicas y se ha producido una pérdida en las condiciones de salud colectiva y de la calidad de vida».
Fernando García, presidente de CSIF Sanidad en la provincia de Valencia, apunta que con la pandemia «ha mejorado la conciencia de prevención y del riesgo, que son cuestiones fundamentales. En cambio, han empeorado las condiciones de trabajo de los profesionales por la escasez de personal, los dobles turnos... También se ha agravado la situación por los muchos especialistas que no han podido atender a sus pacientes y, en general, por el incremento de las listas de espera y del retraso en las pruebas diagnósticas».
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Desde el Sector Salud, Sociosanitario y Dependencia de UGT Serveis Públics apuntan otras mejoras como la seguridad del profesional cuando trata con pacientes de alto riesgo, la dotación de personal de todas las categorías en los PAC, la asistencia telefónica o la formación online, mientras lamentan las «situaciones de riesgo psicosocial» a las que se enfrentan los sanitarios.
Laura Almudéver, presidenta del Colegio de Enfermería de Valencia, también lamenta la falta de plazas, lo que impide llegar a la Comunitat al ratio medio de profesionales de España, mientras que para María Ángeles Medina, presidenta de la Sociedad Valenciana de Medicina Familiar y Comunitaria, califica de «ofensa» los refuerzos de facultativos.
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