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La Comunitat Valenciana es la quinta de España más visitada por los turistas, por detrás tan sólo de las islas Baleares y Canarias, de Cataluña y de Andalucía. Las playas o la ciudad de Valencia son los principales destinos de estos más de 8,5 ... millones de personas que visitaron la Comunitat en 2022 pero no son los únicos. Cada vez más, tanto turistas internacionales como nacionales o los propios valencianos optan por conocer la amplia red de parajes naturales que existe en la región y esto provoca que algunos hayan puesto límites a estas visitas para protegerlos.
Parajes con 'numerus clausus' que buscan evitar la masificación y los peligros que ésta conlleva como la proliferación de basuras, posibles incendios forestales o daños irreparables en zonas más sensibles como cuevas.
Uno de estos puntos es la Cova Tallada en Dénia, un precioso paraje situado en los acantilados del Cap de Sant Antoni que estaba en riesgo de morir de éxito. Esta cueva en el Mediterráneo no es ni una playa ni una cala pero cientos de personas acudían a diario a nadar, a pasar el día e incluso a acampar amenazando el futuro de esta antigua cantera y poniéndose en peligro ya que no existe socorristas y es un lugar en medio del mar. Ante esta situación, la dirección del parque natural del Montgó ya acordó limitar el número de visitas a 71 personas incluso antes de la pandemia, una restricción que continúa durante los periodos de mayor afluencia. Estos periodos se centran en Semana Santa y Pascua, el puente de mayo y desde el 15 de junio al 15 de octubre cuando es necesaria reserva para poder visitar la cueva a través del portal de Parques Naturales de la Generalitat Valenciana.
Otra de las grutas más famosas de la Comunitat está en la Vall d'Uixó, las conocidas Coves de Sant Josep. Aquí también se limita el acceso de visitantes ya que es necesario pagar una entrada y realizar el recorrido en barca para conocer toda su belleza. En temporada alta y puentes son alrededor de unos 1.100 personas las que pueden entrar cada día, mientras que esta cifra se reduce a menos de 700 en los meses menos turísticos.
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Alberto Martínez de la Calle
Pero no sólo en las cuevas hay 'numerus clausus', también en espacios naturales mucho más amplios al aire libre se ha tomado la decisión de controlar el número de visitantes.
En el Peñón de Ifach, en Calp, es necesario tramitar una autorización previa a través de la web de la Generalitat para acceder a la cima.Se trata de la ruta roja que va desde el centro de visitantes hacia el túnel y la cima y en este punto donde hay una barrera de control sólo pueden entrar 300 personas al día. El permiso obligatorio para realizar los dos últimos kilómetros del peñón podrá ser requerido por un agente de la autoridad en cualquier momento.
En otros parajes naturales también existen aforos aunque no son tan estrictos. Es el caso de la Murta en Alzira. Este valle de gran valor natural donde emergen las ruinas del antiguo monasterio entre una frondosa vegetación el Ayuntamiento de Alzira ha marcado unas cifras máximas de visitantes con el objetivo de reducir la masificación y de evitar incendios en una zona de alta vulnerabilidad.
Estas restricciones de turistas se impusieron con la pandemia cuando era necesario realizar una reserva previa para asegurarse la entrada a este paraje. Sin embargo, una vez pasada la emergencia, el departamento de Medio ambiente ha mantenido las cifras de control y la posibilidad de reservar de forma telemática el horario de entrada.
El máximo de visitantes por franja horaria es de 350 y aunque normalmente no se superan estas cifras y simplemente es necesario dar un nombre en la entrada, en fechas como los puentes de octubre o Pascua sí se llega al límite. El pasado 9 de octubre hubo que esperar a que salieran otras personas para poder llegar hasta el monasterio. Y es que en los tres días de puente de la Comunitat la Murta registró unas 3.000 visitas, una cantidad elevada para un paraje cuya zona visitable no es demasiado extensa.
La excepcionalidad y su valor por ser reserva de aves hace que las Illes Columbretes sean otro paraje que restrinja las visitas para garantizar su supervivencia. Este archipiélago de origen volcánico cerca de la costa de Castellón, alberga varias especies animales y vegetales escasas en el resto del Mediterráneo como la gaviota de Audouin, el halcón de Eleonora o la escasísima Reseda hookeri.
Las visitas en barco a les Columbretes están muy controladas y es necesaria autorización para las embarcaciones privadas. El acceso a los viajeros va de 78 como máximo cada hora en temporada baja a 120 durante los meses de verano.
Mientras los parajes anteriormente mencionados han decidido poner aforos concretos, muchos otros han optado por restringir el acceso de vehículos a motor para protegerse de la masificación.
Uno de los más frecuentados durante el otoño y la primavera es la Font Roja en Alcoi donde se pueden realizar una gran cantidad de rutas senderistas. Desde hace unos años en estos periodos y durante los fines de semana se habilita una barrera automatizada que limita el aparcamiento a 55 vehículos que deben haber solicitado permiso previamente. El resto de visitantes deben estacionar en el cementerio y utilizar un bus habilitado por el Ayuntamiento de Alcoi para acceder al paraje.
Medida similar la que se ha puesto en marcha en la Serra d'Irta en Castellón. En este caso durante el verano para evitar el deterioro de esta sierra litoral por los vehículos que quieren acceder a las playas.
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