«Los pasajeros de tres trenes vamos en uno»

«Esto es tercermundista», aseguró enfadado. Apiñados, viajaban en un Cercanías procedente de Xàtiva camino de Valencia, después de que se hubiesen cancelado los dos convoyes anteriores, aseguró.

«Hemos tenido empujones, pisotones, discusiones porque en el tren te encuentras a gente educada y a gente no tan educada», relató José. «A partir de la estación de Silla la gente quería acceder a los vagones y ya no podía. Tenían que hacerlo a empujones», relató José. La imagen recordaba a los japoneses accediendo a los convoyes del metro de Tokio pero sin nadie que les empujara desde fuera.

José iba con su hija. En un momento dado, la marea humana en que se convirtió el vagón les separó. «Ya no nos vimos el resto del viaje. No la vi ni cuando se bajó del tren. Menos mal que ya no es una niña», confesó José.

El hecho de que en las horas punta, especialmente a primera hora de la mañana, los Cercanías, al igual que los autobuses y los metros, vayan llenos es algo habitual. Lo era también cuando el año pasado se reanudaron las clases presenciales en las facultades.

«Es imposible sentarse a las 7 de la mañana en el tren que procede de Alzira», sostuvo. «Al menos cuatro veces al mes mi hija llega tarde a la universidad y yo llego tarde al trabajo. ¿Pero esto qué servicio público es? ¡Es que parece que no tengan ninguna previsión!», lamentó.

Y por la megafonía del vagón cada cinco minutos repetía el mantra de la obligatoriedad de llevar bien puesta la mascarilla. «¡Pero si vamos todos apiñados!», ironizó.

Muchos de los pasajeros que realizan el trayecto desde municipios cercanos a Valencia hasta el Cap i Casal son jóvenes, estudiantes, pero también acuden personas mayores. «Hoy (ayer) lo hemos pasado mal, pero los más mayores lo han pasado muy mal. Para ellos es un drama tener que aguantar zarandeos, empujones, palabras más altas que otras, 'no me pises el monopatín que vale una pasta', no me empujes...», relató José.

Muchos de los pasajeros interpusieron reclamaciones ante la compañía ferroviaria.

Mientras tanto, desde Renfe adujeron las mismas razones que el pasado lunes para justificar la cancelación de 13 trenes, ocho a de ellos por la mañana. La acumulación de bajas de maquinistas en tiempo real ha incrementado el absentismo con un repunte de las bajas laborales y ha motivado que se produjera «una falta puntual de recursos que ha llevado aparejado la cancelación de varios servicios», apuntaron desde la empresa. Según Renfe, que iba anunciando a través de las redes sociales qué líneas sufrían retrasos o cancelaciones, «la situación fue más tranquila que el lunes». Ayer hubo ocho cancelaciones frente a las 23 del lunes.

A esta situación de bajas laborales, tanto las previstas como las imprevistas, se le une una situación de «déficit puntual en la plantilla de cercanías». ¿Y por qué se produce es déficit? Por «no poder habilitar en tiempo a los nuevos maquinistas», indicaron fuentes oficiales de Renfe. Apuntaron fuentes de la compañía que «el sindicato Semaf no está facilitando la formación y habilitación práctica de conducción de los nuevos maquinistas, lo que hace que se ralentice los procesos de incorporación» y, por tanto, cuando se producen bajas no se pueden cubrir.

Desde Renfe incidieron en que la normativa permite que puedan viajar hasta cinco maquinistas en cabina (el titular y otras cuatro maquinistas más en formación) al limitarlo a una sola persona, «se genera un importante retraso en todos los procesos de formación».