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Un cliente muestra el pasaporte Covid antes de entrar en un bar. Damián Torres
Pasaporte Covid en Valencia | El pasaporte Covid se relaja en los bares

El pasaporte Covid se relaja en los bares

Los establecimientos dejan de pedir el certificado a los clientes

Juan Sanchis

Valencia

Jueves, 27 de enero 2022, 00:43

Un trabajador pide un bocadillo de tortilla francesa espolvoreado de pimienta. Es uno de los clientes que se encuentra cerca de las diez de la mañana en un bar en la calle Arzobispo Mayoral en las inmediaciones del Ayuntamiento de Valencia. En este establecimiento se puede entrar tranquilamente y nadie se preocupa de solicitar el pasaporte Covid. Y no es el único.

Apenas dos meses después de que entró en vigor el pasaporte Covid -ante el puente de la Inmaculada-, la presión se ha relajado. De poco ha servido que se ampliara su uso poco antes de las fiestas navideñas y que el presidente Puig haya anunciado que se extenderá su uso más allá del 31 de enero -fecha tope prevista inicialmente-. Muchos establecimientos hoteleros no lo están solicitando. Y no es por culpa de ellos que ya en su momento avisaron que no pueden ser «policías» ni suplir en una función que tiene que ejercer la propia administración.

Precisamente este miércoles, la Generalitat Valenciana solicitó al Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat (TSJ) la autorización para prorrogar la vigencia del pasaporte Covid cuya vigencia expira el próximo lunes. El alto tribunal ya dio su visto bueno a la implantación de la medida y ahora el Consell espera conseguir una nueva prórroga ante la oleada de contagios.

Para Puig, el balance del certificado ha sido «positivo» porque ha ayudado a cumplir tres objetivos: «generar mayor seguridad en espacios cerrados, mantener la atención en la prudencia y ha animado a la vacunación». Además, apuntó que el sector también da su apoyo a esta medida.

Pero la realidad parece que va en otra dirección. Si el local que LAS PROVINCIAS visitó en primer lugar no lo pedía otro establecimiento ubicado en la misma zona pero en la calle Convent de Sant Francesc lo estaba solicitando aunque la empleada no llegaba a comprobar la identidad de los clientes para evitar cualquier tipo de superchería. La camarera pacientemente requería el visado a las cuatro ocupantes de una de las mesas y únicamente verificaba el código QR con la aplicación.

Pero parece que estos son la excepción que confirma la regla. De los siete locales visitados en Valencia por este periódico durante la mañana de este miércoles solo en dos se pedía este requisito para sentarse en alguna de las mesas del interior.

El segundo de estos establecimientos se encuentra situado en las inmediaciones del Mercado de Ruzafa, en la calle Consolat del Mar. Allí el camarero demandaba el pasaporte y comprobaba la identidad certificando también detenidamente el DNI de los clientes.

Sin embargo, en otro establecimiento del centro de Valencia, en la calle Arzobispo Mayoral, el camarero servía un cortado descafeinado prácticamente sin fijarse en la cara del cliente y, por supuesto, sin comprobar su identidad ni si estaba en posesión de este certificado.

Tampoco lo pedían otro local ubicado en las inmediaciones del Mercado de Ruzafa ni en otro situado en la calle Pedro III. Este periodista entró tranquilamente, eligió una mesa próxima a una ventana y se puso a leer el correo. Al poco llegó la camarera que preguntó qué quería tomar. Tras pedir el consabido cortado descafeinado -era el quinto de la mañana- la joven se fue a la máquina y poco después llegó con el pedido. Algo similar ocurrió en el interior de un establecimiento ubicado en la calle Doña Germana donde tampoco lo solicitaron.

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