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Manuel García
Pedralba
Sábado, 2 de noviembre 2024, 07:30
Es una llamada desesperada que encoge el corazón al leerse. Y surge desde el que el fue el inicio del caos: «Os pediría el favor de dar mayor eco a poblaciones pequeñas y aisladas como Pedralba, donde hay muy pocos medios. Necesitamos drones, helicópteros, la UME, medios para localizar a nuestros familiares desaparecidos. Sé que toda la población de Pedralba ha estado movilizada con Protección Civil pero no ha sido suficiente».
Susana Vidal es una vecina de Valencia que desconoce el paradero de dos de sus seres más queridos. Los días pasan y siguen sin saber nada de su marido José Javier Vicent, de 56 años, y de Susana Vicent, su hija de 30 años que padece síndrome de down.
Los dos se encontraban en una casita que poseen en el término municipal de Pedralba. El agua fue subiendo de nivel en la zona y ahora se han desvanecido. Las llamadas que Susana ha hecho a los teléfonos de su marido, «tiene varios por la cuestión de la cobertura en la zona», han sido infructuosas, por lo que la preocupación ha aumentado en la familia.
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Ruth Rodríguez tampoco sabe nada de su marido. Francisco Quesada nació en Bigastro hace 44 años pero vino a Valencia hace 14 años por trabajo. Su familia se ha desplazado para ayudar y la propia alcaldesa del municipio alicantino les ha puesto en contacto con el exalcalde de Pedralba y concejales para poder ayudar en la búsqueda de Fran. Y es que la solidaridad no conoce de fronteras, ya que están llegando efectivos desde Orihuela para ayudar en los pueblos y uno de ellos vendrá a Pedralba.
Su mujer relata que el martes a primera hora de la tarde su marido le envió algunos vídeos de la crecida del río: «Yo le dije que fuera con cuidado pero creo que se confió un poco», relata. «Me dijo que no me preocupara pero a las siete de la tarde su móvil ya estaba fuera de servicio», relata Ruth.
De este modo, las horas y los días pasan y la desesperación, aumentada con el lógico cansancio, se incrementa.
Ya el miércoles por la mañana, en medio del lodo, pudieron llegar a la zona de la tragedia. Hubo incluso algún primer intento infructuoso de llegar a nado, pero pesó más la prudencia. Al llegar a casa, «fuimos de los primeros en poder cruzar, me encontré que se había derruido y que falta la mitad de la misma. El coche no estaba. Creemos que Francisco se subió a él y se lo llevó la corriente, pero tampoco sabemos si subió a la terraza y se vio afectado por el derrumbe».
De este modo, estas dos mujeres alzan sus voces para pedir que, aunque la tragedia ha sido muy grande en muchos puntos, no se olviden de los pueblos más pequeños, donde también hay mucha gente que sufre.
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