Pablo Alcaraz
Xàtiva
Martes, 2 de julio 2024, 01:29
Luces, cámara y acción. José Antonio cuadra el plano y enfoca antes de hace sonar la claqueta, José Luis mira a Joan, su monitor, que ... le hace una broma cómplice mientras Omayda y Amelia repasan el guión de la entrevista tras las cámaras. Todo está listo para la primera pregunta: «¿Cómo crees que estarías si no hubieras ingresado en Acofem?». «Estaría muerto». Así resume José Luis, un vecino de Xàtiva de 58 años de edad, el calvario que vivió por culpa de las drogas y la afección de estas sustancias sobre su salud mental antes de recibir la asistencia de la Asociación de Familiares y Personas con Enfermedad Mental Acofem .13 de Xàtiva, una entidad que lleva casi tres décadas prestando ayuda a personas con patologías mentales.
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Al igual que muchos de los 180 internos en los distintos servicios de esta asociación setabense, José Luis ha decidido dar la cara en el rodaje de un documental para contar su historia vital y dar a conocer el trabajo realizado por profesionales y usuarios contra el estigma que llevan aparejado las enfermedades mentales. 'Historias con voces' es el título de este proyecto audiovisual en el que los usuarios de Acofem «son los verdaderos protagonistas», comenta Joan, monitor del centro e impulsor de una idea que busca «mostrar la enfermedad mental desde dentro» enseñando cómo son las actividades, los talleres y los puntos de vista de profesionales y usuarios a través de entrevistas. «Son ellos quienes nos marcan el ritmo de grabación. Nos dicen que quieren ser ejemplos y ayudar a los demás», resalta Joan.
José Luis era propietario de un afamado bar en Xàtiva, negocio con el que se ganaba la vida y daba de comer a sus dos hijas, hasta que la droga se cruzó en su camino. Empezó pronto, con apenas 22 años, consumiendo medio gramo de cocaína cada quince días, pero las dosis se fueron incrementando hasta meterse cinco gramos diarios en tan sólo cuatro meses desde su primera toma. El consumo le hizo tener paranoias destructivas y ser adicto a las máquinas tragaperras en las que afirma haberse dejado más dinero que en la cocaína. También dejó de lado el arbitraje, disciplina en la que tenía un futuro prometedor y para la que se ejercitaba tres horas al día todas las semanas.
Sin embargo, tras su paso por Acofem su vida ha vuelto a dar un giro de 180 grados: «Me han dado mucho cariño y he hecho muchos amigos que ahora son como si fueran mis hermanos», cuenta este usuario que lleva tres años disfrutando de una plaza en la asociación gracias a la cual ha conseguido «volverse a ganar» a su familia después de haberles hecho sufrir por culpa de su situación con la droga. «Al José Luis de 22 años le diría que continuara la vida tal y como la llevaba, con sus meta en el arbitraje como llegar a pitar en Primera o Segunda División...», recuerda mientras observa una fotografía de cuando fue linier en un partido del filial del Real Madrid en el estadio Santiago Bernabéu colgada en su habitación.
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Omayda González es psicóloga y directora del CEEM de Acofem y a ella las enfermedades mentales le han tocado de cerca en su vida dado que un familiar cercano padecía uno de estos trastornos. Desde entonces su vocación ha estado ligada a «empatizar mucho» con este tipo de casos y a estudiar Psicología. La directora del CEEM señala que el factor más destacado por los usuarios tras su ingreso en la asociación es «la mejora personal que les devuelve el sentido a sus vidas».
Amelia Estellés es la gerente de Acofem .13. Lleva más de 26 siendo miembro de la asociación y la dirige desde principios de los 2.000. Amelia «tenía la enfermedad mental en casa» ya que su hermano pequeño era esquizofrénico y ella se volcó en la causa por ayudar a gente como él. Transformó su pequeña tienda de ropa en la sede de Acofem en la que se atendían a cuatro personas hasta que las administraciones confiaron en el proyecto y empezaron a ayudar en materia de subvenciones. Las ayudas fructificaron en un centro de día con 20 plazas inaugurado en 2007 al que siguieron la construcción una década después del Centro Específico para personas con enfermedad mental crónica (CEEM) y el Centro de Rehabilitación en Inserción Social (CRIS), dando cabida a 40 y 70 personas, respectivamente.
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«Cada recurso es necesario para un prototipo de personas dependiendo de su enfermedad», explica la gerente de Acofem .13. La asociación setabense también cuenta con una vivienda tutelada, inaugurada hace tres años atrás, y próximamente busca abrir un segundo alojamiento de la misma índole. Sin embargo, desde la entidad reclaman más recursos para la construcción de una residencia para personas de la tercera edad que sufran enfermedades mentales ya que requieren de una serie de necesidades específicas «para que se pueda cerrar así el círculo asistencial que realizan desde Acofem».
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