

Secciones
Servicios
Destacamos
En una plácida calle en la que convergen los términos municipales de Ribarroja del Turia y L'Eliana, reside Jordi Díaz junto a su familia. Él, empresario tecnológico, es un amante de las nuevas alternativas que ofrece el mundo virtual. Y un día descubrió la existencia de Swimmy, una plataforma que pone en contacto a propietarios de casas con piscina con usuarios que pretenden darse un chapuzón disfrutando de las comodidades y la privacidad que proporciona un hogar. Se trata de acuerdos ocasionales de alquiler en función de las horas reservadas y el número de huéspedes. Se lanzó a la aventura hace dos años, en medio de las restricciones relacionadas con la pandemia. Lo hizo movido por la curiosidad. El modelo le convenció y este es el tercer verano consecutivo que pone sus instalaciones al alcance de parejas, grupos de amigos, cumpleañeros... En Godelleta, en pleno monte, Santiago Segovia da la bienvenida a su piscina a numerosas personas que, sobre todo, buscan un atractivo espacio para celebrar eventos. Sin embargo, él ve esta oportunidad como una sencilla forma de negocio, ya que un problema de espalda le condujo al paro durante un largo período. Las vacaciones de verano disparan el hambre de planes. Fiestas, viajes, escapadas... Y el arrendamiento se convierte en una fórmula cada vez más demandada. Precisamente, a la hora de desplazarse, crece la cantidad de gente que prescinde de los alojamientos convencionales y opta por conocer destinos moviéndose en autocaravana o furgoneta camper. Una tendencia al alza que ha iluminado la bombilla de emprendedores como Roadsurfer spots, un portal que conecta a dueños de terrenos con conductores que buscan emplazamientos donde acampar sin sobresaltos. No vale cualquier sitio. Santiago Valero, por ejemplo, pertenece a una familia que posee campos de naranjos en Loriguilla, donde han encontrado otra vía para rentabilizar la tierra agrícola. Dentro del cercado, ofrece a los turistas varias plazas para estacionar el vehículo recreativo, pernoctar y disfrutar de la naturaleza. Maneras de compartir en la era de las redes sociales.
«Es la mentalidad de compartir espacios privados. Obviamente, no usamos la piscina 24 horas del día. Y hay fines de semana que no estamos aquí. Si alguien la quiere aprovechar, estás haciendo un favor a esa persona y a nosotros también. Con ese concepto de respetar la propiedad privada de otra persona, en nuestra generación es algo que cada vez tiene más sentido», explica Jordi Díaz, quien reside en un extenso chalet con jardín y barbacoa. Le llamó la atención el planteamiento de Swimmy.
«Este tipo de modelos de negocio me interesan desde el punto de vista profesional: cómo funcionan, cómo es la plataforma tecnológica que lo gestiona, cómo hacen la relación con los usuarios... Quería conocer un poco mejor el modelo desde dentro. No vimos como prioridad el tema económico. Principalmente era por aprender cómo se gestiona una empresa de ese tipo porque a lo mejor alguno de esos aprendizajes yo los podía aplicar en mi empresa. Lo vi más por el lado profesional. Pero desde el lado particular también tiene su lado positivo, de conocer gente, de darle oportunidad al que no puede tener piscina... Surgió por experimentar, por ayudar y por compartir un recurso. El tema de la sostenibilidad es importante», añade haciendo referencia a la sequía que afecta al país.
Swimmy es una start up que nació en 2017 en Francia. «En 2016, su fundadora, Raphaëlle de Monteynard, estaba pasando una tarde con sus amigos en una zona residencial del sur de Francia. Bañándose, se dio cuenta de la cantidad de chalets a su alrededor en los que no había nadie. Pensó si la gente estaría dispuesta a alquilarlas. Empezó un estudio de mercado en el que contactó con más de 400 propietarios de piscinas por esa zona. Estuvo un año hasta que lanzó la idea», explica Estefanía Leyva, directora de comunicación de Swimmy en España.
Esta compañía se ha subido a la ola de la economía colaborativa. De ahí que sea conocida como 'el Airbnb de las piscinas privadas'. En España, ejerce como pionera. Y la pandemia del coronavirus supuso todo un impulso, ya que las piscinas municipales se vieron restringidas por las medidas sanitarias.
«La pandemia fue esa catapulta que hizo que se posicionara mucho como modelo de negocio y economía colaborativa. Ahora hay un ritmo bueno más ajustado a la normalidad. El modelo cada vez lo conocen más personas. Las piscinas se siguen alquilando, no sólo para bañarse sino para pasar un día con amigos y hacer una barbacoa», comenta Estefanía. Los propietarios publican sus anuncios en el portal mostrando fotografías e indicando las características de la piscina, el acceso a baño y el precio de los extras. Al mismo tiempo, advierten de las normas de uso: niños, mascotas, tabaco, alcohol, música… A partir de ahí, los usuarios pueden contactar con ellos para concretar. Las tarifas en Valencia y alrededores oscilan entre los 5 y los 10 euros por persona y hora.
La piscina, un bien preciado cuando el calor aprieta, se presenta como el primer requisito. Sin embargo, conforme se bucea en la aplicación, van apareciendo alicientes que aumentan el abanico de posibilidades. «La plataforma está evolucionando hacia la celebración de eventos. Ahora mismo un alto porcentaje de la gente alquila las piscinas en función del tamaño del jardín y los extras para celebrar cumpleaños, despedidas de soltero, bautizos, comuniones e incluso bodas. Ahora el propietario también puede hacer presupuestos cerrados», agrega. Una tendencia a la que se agarra Santiago Segovia de cara a este verano. Incluso se plantea ofrecer un pack turístico de cara al futuro.
«El año pasado estaba en el paro. No podía trabajar porque tenía un problema en la columna. Iba a estar en casa y por lo menos me saqué dinero para el verano. La alquilé siete veces y fueron unos 750 euros. Este año lo haré también», apunta Santiago Segovia, quien habla sobre el perfil de 'clientes': «Han venido familias para hacer un cumpleaños, grupos de amigos, una despedida de soltera... Lo que más ha venido son familias por cumpleaños. Pueden poner música, hay barbacoa... Les monto mesas y pueden comer. Pero yo la tengo hasta las 12 de la noche. Luego no dejo a nadie». Y recuerda un curioso caso: «Vino un matrimonio que tenía una piscina en su casa, pero era de la comunidad y no les apetecía. Trajeron una ensalada y estuvieron un rato. Estuvieron tranquilitos». Elaboró una lista de advertencias y prohibiciones que aparece en la plataforma y que también muestra en papel plastificado cuando los usuarios llegan a la casa. Pone un límite de 20 personas y tiene un plan: «Me gustaría traer a ingleses y hacerles un pack. Un pack que puede ser piscina, paella y sangría. Y eso se paga súper bien». El récord económico de la plataforma está en manos de un propietario francés que ganó 15.000 euros en una temporada.
«Todas las transacciones quedan registradas. Al final de la temporada, Swimmy envía a los propietarios un resumen con todas las transacciones que se han hecho a través de la plataforma. Eso hay que meterlo en la declaración de la renta y tributarlo», señala Estefanía. Con una mentalidad comercial, algunos arrendadores están invirtiendo en mejorar las instalaciones, por ejemplo, incluyendo un baño exterior o una barbacoa de obra».
El motivo de los alquileres se va diversificando. «Tenemos peticiones de gente que quiere hacer clases de aquagym, gente que quiere hacer sup yoga, que es el yoga encima de la tabla… Se conectan personas. La mayoría de propietarios es gente a la que le gusta recibir a otros y se involucran. La exclusividad, la independencia y la privacidad se respeta mucho, pero también se generan amistades», apunta Estefanía.
Jordi Díaz, CEO de Play&go, apuesta por la cordialidad: «Vienen para tener su espacio con su gente. Intentamos no estar con ellos para dejarles su intimidad, pero inevitablemente hay momentos en que te cruzas. Entonces también intentas que la relación sea buena. No hemos tenido problemas. La gente ha sido muy respetuosa». Las piscinas anunciadas quedan cubiertas por un seguro: «Son mecanismos que buscan evitar esa desconfianza. Antes había una concepción de '¿cómo voy a dejar la casa a alguien? ¿y si me hace algo?'. Al final, en la confianza se basa este tipo de plataformas».
Santiago Segovia resalta la importancia de mantener las distancias: «Les digo que, si necesitan algo, me avisen, pero yo no me mezclo con ellos. Eso sí, los primeros que vinieron fueron una familia venezolana e hicieron un asado alucinante. Y me invitaron a comer de todo y a la tarta. Me dijeron que me pusiera con ellos».
La Comunitat Valenciana se alza como la tercera autonomía con más piscinas privadas de España, por detrás de Madrid y Cataluña. Francia lidera el ranking de Europa con 1,5 millones, mientras que España ocupa el segundo puesto con más de 1,3. «El margen de crecimiento que hay es muy grande porque cada vez más gente se anima a hacerlo», añade Estefanía.
Jordi también fija un límite de 20 personas. Empezó a alquilar la piscina en medio de la pandemia, en el verano de 2021, cuando todavía existían restricciones en las instalaciones municipales: «La gente lo valoraba más. En 2022 vino menos gente porque había más alternativas». Se toma esta iniciativa sin ninguna presión: «En nuestro caso, a lo mejor han venido tres o cuatro veces en todo el verano». Pese a todo, se trata de un pellizco económico que puede llegar a cubrir los gastos de mantenimiento.
No vacía la piscina cada año, sino que intenta conservar el agua algunos veranos a base de cuidados constantes. «Son productos químicos: cloro, floculante (para que se quede más cristalina), algicidas, reguladores de pH... Son componentes químicos para regular la piscina a unos niveles, para que esté limpia, para que no esté verde, para que no haya bichos... Nosotros la solemos mantener todo el año y el coste de esos productos químicos pueden ser unos 50 o 60 euros cada dos meses en nuestro caso», comenta Jordi.
Noticia Relacionada
Su piscina cuenta con 45 metros cúbicos. «Hay gente que cambia el agua cada año y gente que la cambia cada tres. Puede llegar hasta cinco como es nuestro caso. El cambio de agua es, en nuestro caso, 45.000 litros. Tampoco es lo más costoso. Lo más costoso es el mantenimiento con productos químicos. Y está el sistema de la depuración, que se tiene que hacer todo el año. En invierno menos tiempo y en verano más tiempo. Nosotros pusimos placas solares y el tema de la depuradora no tiene coste. Una depuradora puede durar 15 o 20 años», apunta Jordi, quien da una clave: «Si no mantienes la piscina en invierno, luego en verano tienes que hacer un tratamiento de choque al inicio de temporada para ponerla a punto. Puede que te cueste menos ese pequeño mantenimiento durante los meses de invierno aunque no la uses que taparla y no hacer nada. Luego igual tienes que gastarte más dinero en un momento puntual que poquito dinero durante más tiempo».
Segovia Segovia, en cambio, opta por vaciarla justo antes de la temporada estival: «La limpié y ya está. No me sale rentable mantenerla todo el año, en esta zona el agua es muy barata. Lo más costoso es la luz de la depuradora y los químicos. Y estos alquileres me cubren los gastos y un poquito más». Las nuevas tendencias democratizan las piscinas privadas.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Almudena Santos y Lidia Carvajal
Rocío Mendoza | Madrid, Álex Sánchez y Sara I. Belled
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.