BELÉN HERNÁNDEZ
Viernes, 25 de noviembre 2022, 19:08
Era una tarde calurosa de verano de 2002. El reloj rondaba las cinco de la tarde del 29 de agosto. Una mujer estaba trabajando en la calle Colón cuando recibió una llamada que le hizo entrar en pánico: su marido le dijo que iba a matar a sus dos hijos pequeños y que después se iba a suicidar. Presa del pánico, abordó a una patrulla que estaba por la zona y les contó la situación. Enseguida, los agentes de la Policía Local de Valencia acudieron a la vivienda de la víctima en Benimaclet donde se estaban produciendo los hechos. Aquel maltratador ya estaba ejecutando su plan de acabar con la vida de los pequeños, pero los efectivos pudieron evitarlo.
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«La escena era completamente terrible. Aquellos dos niños estaban ensangrentados. Su padre les había hecho cortes por todo el cuerpo para que se murieran desangrados». Antonio era el jefe de servicio aquel día. Veinte años después, todavía recuerda la imagen de los pequeños de cuatro y ocho años. «Como no consiguió matarlos con los cortes los metió en la bañera junto a un secador y los intentó electrocutar», relata el agente, todavía horrorizado por aquella escena.
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Aquel maltratador incendió las cortinas de la casa. «Iba armado con cuchillos y punzones que llevaba ocultos entre la ropa», recuerda Antonio. Entonces, uno de sus compañeros que intervinieron en la actuación policial arriesgó su vida para poder reducir al hombre y salvar a los niños que corrían un grave riesgo. Aquella intervención se quedó gravada en la memoria de los policías y consiguió diluirse con el tiempo.
Hace pocos días, uno de los niños contactó con la Policía Local de Valencia. Ahora tiene 24 años y está opositando para ser inspector de Policía Nacional. Quería agradecerles a los agentes que le salvaran la vida a él y a su hermano aquella tarde. «Es muy emocionante que se haya puesto en contacto con nosotros. Así podemos cambiar la imagen que teníamos de aquel niño de cuatro años por un hombre que ha podido rehacer su vida», cuenta Antonio.
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