Instalaciones del centro de la Asociación Alzheimer Valencia. Miguel Ángel Polo

El precio de las plazas en centros de Alzheimer aumentará hasta 550 euros con el nuevo modelo del Consell

Los afectados denuncian que buena parte de las familias no serán capaces de asumir el sobrecoste de estas unidades terapéuticas

DANIEL GUINDO

Viernes, 3 de marzo 2023

El nuevo modelo de servicios sociales que está implantando la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas, y más concretamente el cambio adoptado con el decreto 102/2022, aprobado en pleno mes de agosto, no ha sentado nada bien a los profesionales y usuarios de los ... centros que atienden dolencias de salud mental, malestar que escenificaron el pasado 16 de febrero en una multitudinaria protesta a las puertas de la sede del departamento autonómico en Valencia. En general, los afectados denuncian que se han reducido a una tercera parte las ayudas económicas a personas con problemas de salud mental, mientras que desde el área ahora dirigida por Aitana Mas replican que se «ha producido una reestructuración del sistema, que filtra mejor el dinero hacia la persona usuaria».

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Sin embargo, en casos concretos sí se produce un importante perjuicio. En el caso de las viviendas tuteladas, como ya ha recogido LAS PROVINCIAS, la reducción de estas ayudas llega a los 1.600 euros mensuales (de 2.350 a 715 euros, en el mejor de los casos); mientras que ahora son los enfermos de Alzheimer y sus familiares los que alzan la voz, puesto que van a tener que hacer frente a un sobrecoste de hasta 550 euros en centros terapéuticos como el que gestiona la Asociación Alzheimer Valencia, una entidad sin ánimo de lucro.

Ana Morón, gerente de la asociación, conoce de primera mano la situación, y reconoce que es necesario llevar a cabo una revisión del decreto de centros de día y residencias, puesto que el que se ha presentado «está poco consensuado y mal enfocado». Esta especialista señala que existe una lista de espera «enorme» de potenciales usuarios que «están muy lejos de tener un recurso público». En el caso de los enfermos de Alzheimer, por tanto, «si no tienen acceso a este servicio público, no les queda otra que recurrir a un servicio privado. Pero con el decreto que han planteado, como la Administración no ha generado plazas ni recursos para asumir esa demanda, van a provocar que quienes asuman esos incrementos en los servicios sean las familias».

Para explicarlo, pone un ejemplo. «Nuestras plazas, con transporte, los cinco días de la semana y de 9.00 a 17.00 horas tienen un coste de 1.050 euros. Con el nuevo decreto, el mismo servicio va a costar 1.600 euros y lo van a pagar las familias». En la actualidad, algunos de los usuarios tienen una ayuda económica concedida de la administración que oscila entre los 200 y los 700 euros, aproximadamente, por lo que tienen que hacer frente a la diferencia, que aún será mayor con el nuevo modelo. Estas ayudas las reciben en torno al 40% de los usuarios del centro. Morón añade que la Administración «ha dejado caer» que incrementará las ayudas unos 200 euros, pero es sólo una promesa y no cubre ni la mitad del aumento del coste.

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Este incremento viene derivado del aumento de la ratio de auxiliares. «Tenemos 70 plazas y oficialmente deberíamos contar con siete auxiliares, aunque tenemos nueve. El nuevo decreto nos obligaría a tener 21 auxiliares, algo innecesario en nuestro centro porque atendemos a personas que aún son autónomas, que necesitan rehabilitación cognitiva, terapéutica...», es decir, más técnicos especializados y menos asistencia. «El colectivo necesita un incremento del ratio de auxiliares, pero racional. Nos han pedido que pasemos de 7 a 21, y si lo fuera pagar la Administración, pues todos contentos. Pero van a ser las familias las que lo van a tener que asumir y muchas no van a poder seguir viniendo. Si todas tuvieran un centro público o privado costeado, todos encantados, pero no hay plazas públicas para todos ni de lejos», resume esta experta, que insiste en que este centro tiene un perfil terapéutico, pese a que la Administración quiera considerarlos a todos como centros de mayores, sin particularidades.

Cajón de sastre

En esta línea se mostraba también Santiago Llopis, presidente de la Federación Valenciana de Familiares y Amigos de Personas con Alzheimer. «Ahora tenemos centros específicos para enfermos de Alzheimer y otras demencias, pero el nuevo decreto crea unos centros que son un cajón de sastre multifuncional sin personal con conocimientos especializados para cada perfil concreto», resumía a LAS PROVINCIAS durante la última protesta.

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Asimismo, la presidenta de la Asociación Alzheimer Valencia, Ana María Ruiz, añade que precisamente es ésta otra de las reivindicaciones. «Son necesarios los centros de día asistenciales para estados muy avanzados y para atender cuestiones como la alimentación, la higiene o los cambios posturales. Pero no se puede obviar que hay necesidad de centros terapéuticos para que la gente que está en estados iniciales no llegue a esa situación, centros que retrasan el proceso degenerativo. Pero parace que la Administración entiende que los centros de día son asistenciales y ya está. En Andalucía, por ejemplo, se recogen los centros específicos, con esos objetivos. Además, para la Administración es más barato, porque vamos a intentar que esos estados más avanzados tarden en llegar lo máximo posible, y no nos escuchan».

Morón, por su parte, detalla que en el nuevo modelo se retocan todos los perfiles. «De tres psicólogos, en el nuevo decreto lo bajan a medio psicólogo (un profesional a media jornada), pero mi necesidad es hacer rehabilitación terapéutica. No quiero tener sentados en una butaca a los usuarios, necesito más, y la Administración no lo recoge. Entiende el centro de día como asistencial, no son centros terapéuticos que son los útiles para frenar el deterioro de la enfermedad. Y si hubiera muchos centros de día asistenciales... pero los que hay tienen tanta lista de espera están reclamando ese servicio y olvidándose de los centros de día terapéuticos».

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18.000 enfermos de alzheimer

En la Comunitat, según cálculos del sector, hay unas 18.000 personas con Alzheimer y no todas son susceptibles de este tipo de recurso terapéutico. «Pero aunque sea el 10%, las cifras ya serían muy elevadas». Por ejemplo, el centro de la Asociación Alzheimer Valencia cuenta con 70 plazas y tiene ya un centenar de usuarios en lista de espera. «Muchos de ellas renuncian cuando les dan un centro público porque eligen el nuestro porque el perfil es más terapéutico, la administración debería generar muchos más recursos porque faltan muchas plazas de residencias y centros de día»,

Además, lamenta que la Generalitat, cuando concierta plazas con entidades privadas, «las paga a precios que son insostenibles». Por ejemplo, en este centro pagaba la plaza a 49,60 euros, pero «ajustada al máximo sale a 53 euros día. Si la Administración me paga por debajo y quiere que aumente ratio, ¿eso como se hace?». «No nos negamos a que salga adelante el decreto, pero queremos tiempo para elaborar un decreto en condiciones, no que se haga con prisas porque vienen elecciones y todos quieren sacarlo. La administración nos tiene escuchar, hay motivos. Pero cuando el decreto esté aprobado no habrá marcha atrás».

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En resumen, según Morón, «lo que están haciendo con el decreto es aumentar la desigualdad, quien no tenga recursos y tenga acceso a plaza pública, fenomenal. Y el que tenga muchos recursos, también fenomenal. Pero la mayoría, con una pensión media, es imposible pagar esa cantidad de coste. Van a incrementar la desigualdad, lo contrario de lo que nos venden, pero tienen la habilidad de contarlo y parece que sea al revés. Y abocan a la desaparición de estos centros terapéuticos y que sólo haya asistenciales».

«Más de la mitad de la pensión de mi madre se irá a pagar el centro. Estamos estudiando si buscamos otro»

Mari Carmen y María en la sala ambientada en los años 70 de la Asociación Alzheimer Valencia. Miguel Ángel Polo

«Tenemos una ayuda de unos 400 euros con la que sufragamos el centro, pero a partir de ahora tendremos que pagar 400 o 500, y habrá mucha gente que no podrá asumirlo por las pensiones que tienen... De hecho, más de la mitad de la pensión de mi madre se irá a pagar el centro, por lo que estamos estudiando si tendremos que buscar otro, pero seguro que no será como el que está ahora, porque está súper contenta desde el primer día». Son palabras de Mari Carmen, hija de María López, quien a sus 89 años acude a diario al centro terapéutico de la Asociación Alzheimer Valencia (de hecho, desde hace siete años).

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«Nos fastidia que pase esto en un centro con la especialidad que tiene este, que yo sepa el único en Valencia. Presta ayuda, no es un centro al uso. No dejas a tu madre allí sentada en un sillón toda la mañana. El centro les da mucha movilidad, hace siete años que se quedó viuda, y si no hubiese sido por este centro... Le dan sus terapias, tiene 'fisios', médicos, están súper atendidos», detalla esta afectada.

«Cantan en un coro, que jamás en la vida mi madre ha cantado, hacen actividades de toda clase, les llevan animales, lo que les motiva mucho, tienen cosas interactivas, un cuarto de los años 70 que les evoca su vida anterior. La gente que está allí atendiéndolos son buenísimos, realmente estoy súper contenta, es muy fuerte que hagan esto con un centro que se dedica a atendernos como Dios manda, porque no hay ningún centro como este», agrega, para subrayar que le parece «bien que quieran hacer mejoras y que se contrate a más gente, pero que lo tengamos que asumir las familias...»

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María acude al centro a diario, entra de 9.00 a 10.00 y sale sobre las 17.00 horas. «Para nosotros es un desahogo porque trabajamos. Para almorzar se lleva el bocadillo ella porque es muy especial para la comida, pero comen allí. La comida es súper buena, tienen cocina y todo allí. Estamos contentos, pero mi madre va súper a gusto».

A esta usuaria le diagnosticaron el alzheimer hace unos siete u ocho años, coincidiendo con el fallecimeinto de su marido, aunque antes ya presentaba algunos síntomas. «Pero como estaban juntos no quieres ver las cosas, pero a raíz de fallecer mi padre la llevamos al neurólogo y nos dijeron que tenía alzheimer».

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De hecho, Mari Carmen está convencida de que la evolución de la enfermedad en su madre todavía está en un grado moderado «gracias al centro, porque si se queda en su casa mi madre estaría ahora vete tú a saber, porque los motivan mucho, los mueven mucho para que estén activos, les hacen muchísimas actividades».

«Me parece que unas personas que han estado luchando, viviendo y gracias a ellos tenemos lo que tenemos y que ahora una cosa que es buena para ellos lo quiten y lo hagan para tenerlos sentados en una silla... deberíamos invertir un poco más en ellos», subraya.

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«Va a ser una hecatombe, porque si tiene que costearlo la gente va a ser un desastre porque muchos de nosotros no vamos a poder hacer frente al gasto, a no ser que cojas de tu sueldo, y ya se sabe cómo están, tienes que hacer un sacrificio también, que lo haríamos por su bien, pero no es nada justo. Los familiares no vamos a poder asumir el gasto, es una pena», sentencia esta afectada.

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