Vivir de espaldas a la presa de Forata es el pan de cada día para los habitantes de Yátova y Macastre que desde hace 55 años conviven con el embalse. En 1969 se terminó la construcción la infraestructura hídrica que centró todas ... las miradas y la preocupación en durante la fatídica tarde del pasado 29 de octubre donde la peor riada de la historia de España arrasó la provincia de Valencia dejando 223 víctimas mortales y todavía tres desaparecidos. Los vecinos de estas dos poblaciones de la Hoya de Buñol no mostraron temor ante el riesgo de desbordamiento de Forata bien porque no eran conscientes de la existencia de un peligro real, bien por su confianza en la solidez de la estructura o por su lejanía y desagüe temprano ante la gran avenida de agua de aquella jornada. Eso sí, desconocen el impacto que hubiera tenido un posible colapso.
Publicidad
Los residentes de Yátova y Macastre explican que aquel día hubo falta de información, un factor al que cabe sumar la caída de las telecomunicaciones y del sistema eléctrico en momentos puntuales del día como consecuencia del temporal. Algunos de ellos aseguran que el único aviso que se les dio por parte de las administraciones competentes fue el estridente pitido del sistema Es-Alert a las 20.12 horas «ya cuando la gente estaba ahogada».
Noticia relacionada
Por su parte, el alcalde de Yátova, localidad que tiene a Forata dentro de su término municipal, Miguel Esteban Tórtola, comenta que el Ayuntamiento recibió un correo electrónico de Emergencias por la mañana avisando de que nadie circulara por las inmediaciones de la presa o el Magro. Tórtola fue previsor ante la llegada de la dana, suspendió las clases en los centros escolares del municipio y mandó emitir bandos por redes sociales y megafonía. «El día 28 ya se veía en los medios de comunicación que venía un temporal y aquí hubo previsión», asevera el primer edil que no puedo acceder a una reunión telemática a las 17.00 horas para ser informado de la situación de la presa por culpa de un apagón.
«Estamos a más de 20 kilómetros y el cauce de desagüe va hacia la Ribera», relata Tórtola quien también reconoce no saber qué hubiese ocurrido ante un posible desbordamiento de Forata teniendo en cuenta que el 90% de las carreteras y caminos del municipio quedaron afectados.
Publicidad
Preocupación Inri, camarero de un bar de Yátova
Inri es un joven nicaragüense que reside desde hace años en España y en Yátova desde el pasado 2023. Es camarero y el temporal le pilló trabajando en uno de los bares de la localidad donde tuvo que poner sacos terreros en la puerta para que la tromba de agua no inundara el local porque el torrente ya alcanzaba la altura del tobillo en la calle a la eso de las 21.30 horas.
Un rato antes le sorprendió el pitido de la alarma que sonó su teléfono móvil, entre el ir y venir de comandas y la caída de las conexiones reconoce que no se enteró de nada relacionado con la riada, ni tan siquiera si hubo avisos previos. Es más, dice que si llega a ser conocedor de todo lo que estaba pasando, «hubiera salido a ayudar a las personas que estaban en peligro». Sobre el posible colapso de Forata, este joven asegura no estar al tanto pero a advierte que si se hubiera desbordado, «hubiese sido una desgracia para todos los pueblos, nadie se hubiera salvado».
Publicidad
Aquella noche algunos clientes tuvieron que permanecer en el establecimiento dado que no podían regresar a sus poblaciones. Días después se enteró de que los 37 hectómetros cúbicos de capacidad que tiene la presa no fueron suficientes para soportar todo el agua que llegó hasta el pantano, obligándolo a desaguar con urgencia. Inri también relata que uno de sus cliente habituales, una persona mayor en silla de ruedas, se fue a pasar una semana Paiporta y murió ahogado en un bajo.
Sin información Vicen, residente de Yátova de toda la vida
Vicen, vecina de toda la vida de Yátova, alega tampoco haberse enterado de nada durante el día de la riada. Dice que desde su casa no escucha los bandos municipales que se emiten por los altavoces repartidos por las calles del pueblo. «Al día siguiente de la dana fue cuando ya nos enteramos de que habían abierto la compuertas para poder desaguar Forata», comenta. Sobre si tuvo miedo de que el embalse colapsase, dice que no pudo sentir pánico porque no era consciente de los problemas de la presa ni tenía información sobre el transcurso del temporal: «Pasó igual que en Valencia, donde cogió a la gente saliendo de trabajar por la autovía».
Publicidad
Esta yatovense estuvo en el Centro Comercial Bonaire el día anterior a la catástrofe y se enteró a través de una llamada de su hija, que está estudiando en Polonia, para advertirle «que tuviera cuidado porque iba a venir una dana» y que la Universitat de València había suspendido las clases: «No salgas a la calle», fue el mensaje de alerta que sólo alguien preocupado por su familia puede hacer desde miles de kilómetros de distancia.
Para Vicen, la tromba de agua fue «impresionante», sobre todo con el avance a la tarde donde la luz venía y se iba constantemente de su vivienda. Por un lado sabe, como es lógico, que si Forata no hubiese soportado la avenida de agua la riada «habría hecho más daño», pero por el otro tampoco quiere aventurarse a dar más datos pues prefiere dejar el tema en manos de especialistas.
Publicidad
Sin conexión Olga, extremeña y vecina de Macastre desde hace un lustro
Olga es natural de Extremadura y, tras cinco años viviendo en Macastre, sólo veía luces en el cielo el pasado 29 de octubre. «No había visto algo así jamás en mi vida», recuerda en referencia a los relámpagos desatados por la tormenta que arreció sobre la provincia. Confiesa que aquella fatídica tarde «tampoco tuve mucho miedo porque estaba en alto, en un segundo piso, pero caía bastante agua» y eso que ella ya vivió un episodio de esta índole en la riada que azotó Badajoz en 1997 llevándose por delante la vida de 25 personas.
En cuanto a las complicaciones vividas por Forata, Olga dice que su madre desde la otra punta del país se preocupó mucho cuando se enteró de un posible reventón de la presa. Dado que ella no tenía cobertura, tuvo que ser el padre de su hijo, que reside en Bétera, quien la tuvo que tranquilizar: «Yo no sabía lo de Forata, pero dije 'mientras estuviera bien…' Pero vamos, que para que llegue el agua desde la presa hasta aquí… Nos hubiera pasado lo mismo o peor que a la gente de Paiporta», expresa algo dubitativa sobre la afección en caso de que se diera un desbordamiento del embalse.
Noticia Patrocinada
Esta residente también asevera que en Macastre ese día «no se habló nada de Forata». Olga al ver la lluvia que caía a las 6 de la mañana decidió no mandar a su hijo al instituto de Buñol, donde no se anularon las clases ese día.
Fe Alfredo, residente durante casi 30 años en Macastre y propietario de un hostal
Para Alfredo, vecino de Macastre desde hace 29 años y con tres regentando el hostal/restaurante La Bodegueta, la precipitación del 29 de octubre fue «una bestialidad». A la tarde fue a comprar a un supermercado de Buñol «y la calle era un río donde el agua llegaba a media altura de la rueda del coche». «A las 18.30 llovía a cántaros. Por la carretera no se veía nada, había aludes de tierra que habían caído de la montaña. A esa hora pasé por un puente que a las 20.00 ya no estaba», comenta este residente.
Publicidad
Ante la amenaza de inundaciones, Alfredo explica que en Macastre no hay riesgo de encharcamiento porque el pueblo está en altura y no se encuentra cerca del Magro. Eso sí, advierte de la existencia de tapones en los cauces de unos ríos «que están súper sucios de cañas y troncos». El hostelero reitera que no había peligrosidad pero dice que tampoco hubo comunicaciones de alarmas hasta el famoso Es-Alert. «Desconocía que se podían mandar mensajes de ese tipo, no sabía que funcionaba», declara.
«Conozco el pantano de toda mi vida y siempre lo he visto muy fuerte, además de que es muy grande», expresa Alfredo que defiende la lejanía y el enclavamiento geográfico de Forata orientado hacia el cauce del Magro: «Si se hubiera reventado, aquí no hubiera hecho nada, pero en Chiva, Cheste y Montroy sí hubieran tenido mucha agua». Entre sus certezas también se cuela la semilla de la duda diciendo que las presas «son construcciones muy viejas y otros pantanos sí han reventado…» antes de zanjar con un «pero no creo que pase eso».
Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Te puede interesar
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.