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El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, dijo ayer que «si es necesario» se tomarán medidas más restrictivas en caso de que la incidencia de la pandemia no se frene a corto plazo, aunque dentro del ámbito de las competencias autonómicas. Así se pronunció en un mensaje institucional en el que advirtió de que se avecinan «días muy duros» y en el que defendió que la Comunitat ya está en una situación de «semiconfinamiento». Además, mantuvo su postura de no pedir un cierre más restrictivo, como reclaman los partidos que sustentan el Botánico, siguiendo el discurso que mantiene el Gobierno.
El mensaje hizo hincapié en el «estrés hospitalario», con siete de cada diez camas ya ocupadas, aunque Puig insistió en que se han habilitado puestos suficientes de manera extraordinaria para atender cualquier escenario. Exactamente habló de las 931 ya habilitadas en los hospitales de campaña, espacios adicionales «y en la unidad de acción con la sanidad privada», y dijo que en el peor de los casos se podrían alcanzar en total 19.000 plazas de planta y 1.200 de críticos, opción que incluiría todos los recursos previstos, como hoteles medicalizados e inmuebles no sanitarios. «Aunque vienen días duros, muy duros, la atención sanitaria estará garantizada, tanto para los enfermos Covid como para patologías que no pueden esperar», dijo.
En este sentido, la Conselleria de Sanidad informó de que el hospital de campaña de Alicante recibió ayer a sus primeros pacientes, derivados de otros centros de agudos ante el repunte de los casos en la provincia y con el objetivo de aliviar la presión. Se trata de cuadros clínicos asumibles, de personas que están en proceso de superación de la infección.
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El presidente también insistió en adoptar «diez medidas indispensables ahora que el virus está más presente que nunca», y su mensaje incluyó cierta justificación, quizá pensando en el 'fuego amigo botánico', defendiendo que la Comunitat fue la que «más restricciones sociales impuso en Navidad», aumentadas hace once días, «sin paralizar por completo la actividad y sin provocar los problemas de salud física y mental asociados al confinamiento prolongado en casa», medida que definió como «extrema, con graves efectos, que sólo podría decretar el Gobierno y que en este momento descarta«.
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En cuanto a qué hacer si la tercera ola sigue empeorando, no dio pistas concretas, más allá de circunscribir cualquier acción al ámbito autonómico, sin presionar a Madrid. «Lo haremos desde el convencimiento de que no hay disyuntiva entre salud y economía y de que no hay medidas neutras ni inocuas. Todas tienen un coste, un daño y un impacto social, físico y psicológico. Por eso se tienen que ponderar desde el rigor máximo, acertando el momento y atendiendo al bien colectivo. En eso ha estado, está y estará la Generalitat», destacó, antes de agradecer «a todos los grupos políticos que hagan aportaciones a la causa común: la superación de la pandemia y la reactivación económica».
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El presidente también defendió el ritmo de vacunación, señalando que sólo el 2% de los destinatarios ha rechazado la primera dosis, y confió en poder llegar al verano con el 70% de la población ya inmunizada.
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La última parte del discurso se centró en las medidas de apoyo a los sectores más afectados y avanzó que hoy se presentará «un importante plan de choque» con ayudas económicas destinadas a los sectores más perjudicados.
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«Valenciano, valenciana, para nadie es fácil esta situación. Las pérdidas humanas, la incertidumbre, el coste emocional... A todos se nos está haciendo largo, muy largo, porque somos humanos. Pero tenemos que resistir. Ese es el único camino que tenemos. Superamos la primera ola, superamos la segunda y también superaremos esta tercera», concluyó, antes de insistir en que será «un mes difícil» y de defender que hay recursos humanos y materiales para afrontarlo. Por último, agradeció el esfuerzo «enorme» de la sociedad y su responsabilidad, «inmensamente mayoritaria».
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Por su parte, la presidenta del PPCV, Isabel Bonig, instó a Puig a tomar medidas y dijo que «no es consciente de la realidad» y que la sanidad «está saturada». También criticó que se «limitara a dar las indicaciones de siempre, como lavarse las manos».
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