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Vista de Olocau rodeado por montes arbolados. Irene Marsilla

La Calderona vive con miedo al fuego

El alcalde de Olocau pide más medidas de prevención en el parque natural para evitar un siniestro mientras los vecinos viven con preocupación por un posible fuego

Juan Sanchis

Valencia

Jueves, 18 de abril 2024, 01:06

Olocau es un pequeño municipio de la comarca del Camp del Turia enclavado en plena Sierra Calderona con 2.500 personas censadas, aunque no todos ... ellos residen habitualmente en el pueblo. Uno de los elementos que le define es que se encuentra dentro de los límites de uno de los parques naturales más emblemáticos de la provincia de Valencia. Esta circunstancia marca su evolución y desarrollo, como reconoce su alcalde, Antonio Ropero.

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Este parque natural, como otros de la Comunitat, se encuentra en una situación delicada por la falta de gestión forestal (limpieza de los montes). Así lo han asegurado desde la Plataforma Forestal que, como otros parajes, se encuentra especialmente afectado por la política de «ver y no tocar» que se ha mantenido en los bosques valencianos durante muchos años.

La falta de gestión se puede apreciar dando un pequeño paseo por los alrededores de la población. En las inmediaciones del casco urbano se mantiene un paisaje ordenado que se va degradando a medida que te adentras en el monte donde se puede ver lugares donde hay un mar de pinos y maleza que con este calor y falta de lluvias está seco y supone una importante carga de combustible en el caso de que se produzca un incendio forestal.

Una pareja de turistas franceses junto a su hijo de corta edad caminan por uno de los senderos que hay en la población y a derecha e izquierda se puede apreciar un denso arbolado con gran cantidad de maleza que ahora, con el calor y la falta de lluvias, está muy seco.

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«Hace años me producía insomnio la temporada de verano por el riesgo de incendio forestal, pero ahora es una sensación que se extiende a todo el año. Es la inquietud de que se pueda quemar», ha afirmado el primer edil de esta población en relación a que estos siniestros ya no se circunscriben a la época estival como consecuencia del cambio climático.

Es una sensación compartida por otros vecinos del pueblo. Y más después de ver como otros incendios, el último el de Tárbena en la Marina Baixa, han obligado al desalojo de muchos vecinos dejando sus casas ante el avance de las llamas. Olocau es un pueblo que puede pasar por una situación similar en el caso de que se produzca un siniestro forestal.

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Fernando Muñoz, un vecino de esta población y que ha vivido toda la vida en el municipio, lo reconoce. «Pienso en lo que puede pasar si se produce un incendio forestal, al menos alrededor del pueblo», asegura. «Esta todo muy seco y con este calor y falta de lluvias, todavía más». En este sentido, ha reconocido que en las inmediaciones de la población el monte está cuidado, «pero la situación se complica a medida que te alejas del casco urbano».

«Es un peligro si se pega fuego. Hay que limpiarlo. La limpieza sólo se realiza en las inmediaciones del pueblo», afirma este vecino que hasta hace poco tenía una carnicería que ha tenido que cerrar por el escaso número de clientes. «Ahora en el pueblo no hay tiendas. Sólo el miércoles suben a vender verduras, pero creo que dejarán de hacerlo pronto porque le compra poca gente», afirma.

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Otro vecino, que prefiere no dar a conocer su nombre, coincide con la apreciación de Fernando. «El monte está sucio, salvo en las inmediaciones del pueblo. Hay que limpiarlo», afirma y señala que están a punto de contratarle en una de las brigadas del Ayuntamiento de Olocau que se encarga del mantenimiento forestal. «Pienso a veces que nos pueden desalojar por un incendio como ha pasado en otras poblaciones», señala.

Adoración Luque, que reside en Olocau desde hace diez años, vive en un chalet en las inmediaciones del casco urbano. La vivienda está situada en un enclave muy bonito rodeado de pinos y también piensa en lo que puede pasar si hay un incendio forestal. «La parte de arriba del monte está mal, lleno de maleza y con mucho árbol junto. Esto me genera bastante preocupación. A veces lo pienso», ha afirmado.

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Por su lado, Antonio Ropero ha pedido más infraestructuras de prevención para hacer frente a los incendios forestales. En concreto, el alcalde se refiere a la demora de la construcción de un parque rural de emergencias que iba a albergar a una unidad de los bomberos forestales «para que estén cerca del pueblo». Pese a que ya está adjudicada la obra y cuenta con todos los permisos, la actuación se encuentra paralizada porque hay que realizar un modificado por el alza del precio de los materiales y la Conselleria de Interior no lo termina de aprobar. «Estamos en la UVI y necesitamos el oxígeno de medidas urgentes por parte de la administración», ha explicado el primer edil.

Ropero ha recordado que todo el término municipal cuenta con sensores por todo el término para controlar si se produce un incendio forestal. Pero el alcalde resalta la preocupación que le produce la situación. «Hace unos años la preocupación era en los meses de verano. Ahora, con el cambio climático, se extiende a todo el año», ha recalcado y ha vuelto afirmar que «necesitamos más inversión».

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Por otro lado, también reclama que el parque natural tenga una cantidad fija asignada en los presupuestos para su conservación. «Es un absurdo que en pleno siglo XXI no se sepa el dinero que se destina a un parque natural»; ha añadido.

El alcalde ha expresado su preocupación por la posibilidad de que se produzca un incendio forestal «que puede ser incontrolable y afectar a la casi totalidad del parque natural. La situación es tal que si se declara uno, ardería la sierra de parte a parte. La suerte nos ha acompañado hasta ahora, pero la suerte se acaba».

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Por otro lado, ha lamentado que no se haya concretado en los presupuestos el proyecto que ha puesto en marcha el Ayuntamiento para recuperar los campos de cultivo abandonados y que actúen como cortafuegos. Se trata de una iniciativa que contó con el apoyo de todos los grupos en Les Corts la legislatura pasada y que todavía no cuenta con financiación para llevarla a cabo.

Gestión forestal

En cualquier caso, todos coinciden en que la gestión forestal, el cuidado de los montes, es necesario. En este sentido, se ha pronunciado Juan Manuel Batiste, decano del Colegio de Ingenieros Técnicos Forestales de la Comunitat. «Hay que fomentar la gestión activa, la protección activa. Conservamos gestionando con intervenciones sostenibles», ha explicado y ha reconocido que se ha hecho muy poco en todos estos años.

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En esta línea, Batiste ha señalado que, al contrario de lo que sería conveniente, se ha generado un modelo de gestión no activa «que es la no intervención en el monte». «Nosotros, tanto desde el colegio como desde la Plataforma Forestal Valenciana, apostamos por una intervención sostenible y ordenada», ha indicado.

Batiste subraya que el ser humano desde la antigüedad ha interactuado con el monte «y hemos ido aprendiendo. Es lo que se ha hecho tradicionalmente hasta el gran éxodo rural de mediados del siglo pasado». Ahora, en cambio, la intervención es «atomizada e insuficiente».

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Ha añadido que poco a poco el monte se ha ido densificando, «lo que es bueno para la retención del suelo pero malo porque hace que si se produce un incendio forestal, haya más facilidades de propagación». Este factor contribuye a que se puedan producir incendios que superan la capacidad de extinción como los que han ocurrido en Estados Unidos o en otros países europeos. El decano de los técnicos forestales ha indicado que estos siniestros se pueden producir en la Comunitat con miles de hectáreas afectadas.

Por otro lado, Juan Manuel Batiste ha señalado que todavía, en el campo de la gestión forestal, no se ha notado si ha habido un cambio de modelo pese a la entrada de unos nuevos gestores. «Esperábamos una mejora, pero hasta ahora no se ha apreciado».

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