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Dos científicos trabajando con Inteligencia Artificial. DM

Las reinas valencianas de la Inteligencia Artificial

Cada vez más mujeres de la Comunitat lideran proyectos en un campo que hasta hace poco era casi inexplorado y sólo trabajaban hombres

José Molins

Valencia

Sábado, 10 de febrero 2024, 01:04

Está cada vez más presente en nuestras vidas y ya todo el mundo tiene un acceso sencillo y al alcance de la mano a la ... Inteligencia Artificial (IA). Se trata de un campo de investigación que siempre ha estado copado por hombres, ante la falta de referentes de mujeres científicas con una presencia importante. Pero esto está empezando a cambiar. Cada vez hay más mujeres investigadoras que han visto que el futuro pasa por la IA y están desarrollando proyectos. Este domingo se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia y repasamos algunas de las referentes valencianas en un sector tan en auge.

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Nuria Oliver

La alicantina Nuria Oliver es una de las grandes pioneras y referentes de mujeres valencianas en este campo de la Inteligencia Artificial (IA). Las mejores universidades de Estados Unidos se pelearon porque hiciera el doctorado allí, trabajó en Microsoft, digirió la vertiente de investigación de multinacionales y en ese camino que inició a mediados de los años 90 lideró proyectos que desembocaron en 41 patentes registradas en América y Europa. Actualmente junto a un selecto grupo de investigadores europeos ha creado Ellis, el laboratorio europeo de formación e investigación en IA, del que es vicepresidenta.

«Me involucré en esta iniciativa europea Ellis para contribuir a aumentar la competitividad europea en IA, que no era competitiva en este área. Nos movilizamos los investigadores porque queremos evitar la fuga de talento y atraerlo a Europa. Lanzamos convocatorias para crear programas de investigación, yo soy codirectora de uno de esos programas sobre IA centrada en las personas, que es mi pasión», destaca. «Se trata de cómo asegurarnos que la IA va a ser positiva para la sociedad. Queremos atraer a las mentes más brillantes del mundo a Europa para que hagan su doctorado, tenemos financiación de la UE, es un proyecto muy competitivo, es para gente muy top de todo el mundo, talento joven», explica.

La investigadora alicantina Nuria Oliver. LP

Oliver dirige la unidad de Ellis en Alicante, una de las 41 que hay en Europa. «Hemos hecho investigación en el contexto de la pandemia sobre cómo utilizar datos de IA para predecir mejor la curva de contagios, entender el impacto de las medidas de los confinamientos y entender la pandemia en las personas. El trabajo tuvo mucha visibilidad, fue el equipo ganador mundial en una competición organizada por una fundación», destaca.

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Desde 2021 algunos de los proyectos de investigación que dirige se centran en los chat bots, en analizar por qué cada día más de 200 millones de personas interaccionan con un robot de IA, y pretenden ver qué sesgos tienen y qué veracidad en lo que dicen. «Estudiamos retos éticos de las personas y el impacto social de la IA en las redes sociales, como filtros de embellecimiento, la censura algorítmica hacia el arte humano en cuanto a tapar por ejemplo desnudos, llevamos un año trabajando en esto», comenta.

Ella empezó a trabajar con IA en los años 90 en Estados Unidos, cuando en España nadie conocía ese término. «Fui descubriendo que la IA era mi pasión. Mi proyecto fin de carrera fue en el área de visión por ordenador para entender qué ve el ordenador. Ahora hay un acceso más fácil a IA, que es fruto de todas las investigaciones que se han hecho durante décadas. Era 1995, estábamos inventando el futuro allí», cuenta sobre su etapa primero en el prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts y después en Microsoft.

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«Mi área fue cómo conseguir que los ordenadores nos entiendan a las personas para que nos puedan ayudar. Mi primer proyecto fue un programa de reconocimiento de expresiones faciales, eso era pionero en el mundo en aquel momento. Lo llegué a hacer con éxito. Luego hice otro proyecto de reconocimiento de gestos, interacciones humanas», recuerda Oliver. «Inventamos ropa con tecnología que pudiera traducir el lenguaje de signos para que las personas sordas tuvieran una voz, con una cámara en el sombrero, altavoces en las hombreras y un ordenador estaba en una mochila que iba a juego. Reconocía lo que la persona quería decir y lo sintetizaba con voz», apunta.

También hizo un proyecto de un coche inteligente que pudiese predecir qué maniobra iba a hacer el conductor para tener una conducción más segura y el coche evitase accidentes. «Trabajé en un sistema en el que con las manos podías controlar el ordenador en el aire, sin el ratón, fue pionero mundial en 2002«. De hecho, este proyecto fue la patente que hasta la fecha más citas le ha reportado en todo el mundo, con más de mil.

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Siempre ha sido una visionaria. «En 2004 me di cuenta de que el ordenador más personal iba a ser el móvil, y decidí centrarme en explorar qué oportunidades ofrecía más allá de hablar. Hice varios proyectos entre móviles y salud y bienestar, como uno de detección de la apnea del sueño y otro para ayudar a conseguir objetivos de ejercicio a través del mayor o menor ritmo de la música que la IA te iba poniendo«. Se trata de aplicaciones que hoy en día vemos más habituales, pero que hace 20 años eran totalmente pioneras.

Consiguió volver a España, donde estuvo trabajando en Telefónica y después en Vodafone como directora de investigación. «Trabajamos con muchos proyectos de cómo hacer los móviles inteligentes. Por ejemplo utilizando técnicas de informática creamos un juego que ayudaba a las personas mayores a tomarse sus pastillas sin que se les olvide ninguna. Hicimos un proyecto donde la idea era ver si era posible detectar cuándo estamos aburridos, queríamos ver si era posible que el móvil ayudase a gestionar ese aburrimiento», cuenta.

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Ana León

La investigadora valenciana Ana León tiene una historia peculiar. Se ha centrado en aplicar la IA a la salud y la sanidad por un motivo. Fue enfermera durante siete años, en el hospital La Fe y en centros de salud, así que ningún otro informático puede tener los conocimientos sanitarios que ella posee y sabe cómo aplicarlos a mejorar este campo. Tiene un doctorado en Ingeniería Informática y es experta universitaria en Genética Médica y Genómica. Trabaja en el grupo de investigación de Software Production Methods (PROS) de VRAIN de la Politècnica (UPV), cofinanciado por la Unión Europea. En este instituto participa en proyectos de investigación nacional y europeos relacionados con la aplicación de técnicas de IA para el análisis de datos clínicos y genómicos.

«Hacemos investigación de IA centrada en medicina personalizada, en el diagnóstico genético. A partir de datos genéticos de una persona intentamos identificar qué mutaciones genéticas tiene con una enfermedad para ver el pronostico que va a tener esa enfermedad. Analizamos la información que nos envían desde los hospitales y generamos un diagnóstico genético que transmiten los médicos al paciente, que les sirve para hacer el proceso de diagnóstico y el tratamiento», explica León.

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La valenciana Ana León. UPV

Se encarga de un proyecto europeo que involucra a más de 20 países. «Se intenta dar un enfoque en el que se mezcla la información clínica y genética de las personas, bajo la perspectiva de la protección de datos. Pero como esa información es privada y cada país la protege, estamos creando una plataforma que permita compartir esos datos entre distintos centros de Europa sin que salgan de cada país, respetando la seguridad. Generamos algoritmos de IA que analizan datos, pero es el algoritmo el que se mueve hacia los datos y no salen del centro donde los llevan. No se filtran datos sensibles», cuenta la experta.

Su trabajo es analizar mediante IA cómo funciona el ADN de las personas para ayudar a mejorar los diagnósticos médicos. «El proyecto ambicioso es entender en general el ADN para comprender cómo se genera la vida y las enfermedades, esos mecanismos que nos llevan a ser como somos, por qué los factores ambientales a unos les afectan más que a otros», detalla la investigadora.

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«Es pronto para sacar conclusiones, estamos dando los primeros pasos, que son intentar entender la predisposición a una enfermedad. El objetivo es prevenir para intentar que no llegue a tenerla o paliar sus efectos», explica León. «Entender los síntomas de una persona con sus características genéticas es muy complicado, se necesita tecnología, algoritmos específicos, y ahí la IA entra en juego, porque correlaciona esos datos y dice qué asociaciones hay entre unos conjuntos de datos y otros. Un experto clínico los puede interpretar a nivel de tratamiento y diagnóstico», detalla la valenciana.

Ana Cidad

Otra de las referentes para las mujeres valencianas en la IA es Ana Cidad, ingeniera de Telecomunicaciones que actualmente es directora gerente de la Fundación valgrAI, la Escuela Valenciana de Posgrado y Red de Investigación en IA. «Nos dedicamos a la parte de formación e investigación de jóvenes talentos y la promoción de actividades divulgativas. Aglutinamos investigadores de estas tecnologías, y trabajamos también en otras áreas transversales como la parte legal, ética, filosófica de la IA y diversas áreas de aplicación concreta», relata.

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«Yo me dedico a la investigación desde hace bastantes años. Hemos hecho cosas muy chulas, como aplicaciones de IA que están sirviendo para el cuidado de personas mayores, o de enfermedades mentales, o en otros campos, como el medioambiental, para detectar dónde puede haber inundaciones, predecir catástrofes naturales, o la gestión de emergencias. En la salud tenemos muchos proyectos para hacer diagnóstico, para una mejor atención de los enfermos», cuenta la ingeniera valenciana.

La directora de la Fundación valgrAI Ana Cidad. LP

Ahora se dedica a formar investigadores de cualquier área, y desde su fundación financian tesis predoctorales con IA, pero también cursos de formación, que pueden ser para cualquier usuario, con o sin formación científica, que quiera aprender a sacar partido a la IA. «Por ejemplo para profesionales del marketing que puedan aprovechar las tecnologías, a docentes, porque la IA va a revolucionar la educación y el medio ambiente. Tenemos cursos de procesamiento del lenguaje, hay intérpretes, traductores, trabajamos en ayudar a que se formen en IA a la sociedad en general», explica Cidad.

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La experta destaca que aunque la presencia de la mujer en este campo de la IA aún debe crecer, en estos cursos multidisciplinares con aplicaciones reales sí se está percibiendo cierta paridad entre los interesados. Es decir, muchas mujeres se animan a apuntarse para saber cómo sacar partido a la IA en su profesión. «Organizamos eventos y actividades para que la IA llegue a la sociedad y conozcamos sus beneficios y sus riesgos, y nos ayude a ser más productivos», expone.

Cidad sabe que el avance de la IA es imparable y que habrá que adaptar algunos trabajos. «Ahora hay mucho miedo de la gente a la IA por si nos puede quitar el trabajo en el futuro, porque la ciencia está pegando un salto espectacular en todos los campos con esas herramientas. Lo importante es adaptarse a esta nueva era, formarse para estar preparados y aprovechar las herramientas en nuestro beneficio. Creo que se va a generar una brecha entre los que sepan usar IA y los que no, hay que adaptarse e intentar aprender», opina.

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Manuela Albert

Precisamente del trabajo del futuro es de lo que se ocupa Manuela Albert. Esta investigadora de Sagunto le da la vuelta al sistema. No busca cómo nos puede ayudar la IA, sino al revés, qué va a necesitar la máquina que le haga una persona. Es decir, medir hasta dónde puede llegar la capacidad robótica para saber así qué puestos van a ser imprescindibles que tenga una persona para trabajar en el futuro, porque no los va a poder hacer un ordenador.

«Vengo de la rama de Ingeniería del software, y con el avance de la IA ese tipo de herramientas se pueden aplicar para desarrollar soportes informáticos más inteligentes. Tenemos un proyecto con la Generalitat en el que queremos cambiar la forma en la que se crea el software. Hasta ahora veíamos qué necesitaban los humanos de las máquinas, pero ahora podemos ver qué va a necesitar el sistema del humano», argumenta. «Se dice que la IA va a quitar el trabajo a las personas y queremos ver cómo desarrollar software desde una perspectiva de máquinas inteligentes. Estamos definiendo los trabajos del futuro. El que va a persistir es el que le haga falta a la máquina, el que no pueda sustituir un ordenador», indica Albert, investigadora de la UPV y de valgrAI.

Manuela Albert, en su lugar de trabajo. LP

El ejemplo que pone la investigadora es la aspiradora inteligente, que cuando se atasca necesita que una persona la desatasque. «Este tipo de máquinas de IA son bastante autónomas, pero no al cien por cien. Tenemos que construir máquinas pensando en ese software para conocer qué capacidades va a necesitar de los humanos. Saber si me hace falta un humano que me valide esto, por tanto voy a tener que preparar a personas que hagan esa función, lo que no sabe hacer la máquina», determina.

En lo que se centra en este proyecto, por tanto, es en que la máquina logre identificar lo que necesita de las personas. «La IA tiene que saber qué formación y qué tipo de persona necesita. Qué conocimientos tiene que tener y dónde tiene que ayudarle, para así formar y encontrar a las personas idóneas», añade.

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En los últimos años Albert ha realizado otros proyectos, como intentar mejorar la interacción entre humanos y máquinas. «A medio y corto plazo las personas vamos a convivir con las máquinas, por tanto hay que facilitar esa comunicación. Ayudándonos de IA mejoramos las explicaciones que los sistemas dan a los humanos. Debemos intentar que la IA se de cuenta de que el humano comete errores, el ordenador debe saber adaptarse y le ayuda a entender lo que quiere hacer, reconocer cuándo un humano necesita ayuda y dar explicaciones adaptadas a su perfil», asegura la investigadora.

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