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Operarios y militares trabajan en reconstruir el centro de salud de Picanya. Irene Marsilla

De residencia a centro de salud

Picanya es uno de los cuatro últimos municipios de Valencia sin ambulatorio por la DANA y las urgencias y asistencias a domicilio a los pacientes se quintuplican

José Molins

Valencia

Jueves, 14 de noviembre 2024, 09:22

La trágica DANA del 29 de octubre afectó a 57 centros de salud de las poblaciones inundadas. Muchos de ellos han ido abriendo en los últimos días para dar asistencia a los ciudadanos, pero todavía quedan cuatro, los más dañados, que permanecen cerrados. Se trata ... de los ambulatorios de Picanya, Aldaia, Catarroja y Alaquàs, donde la Conselleria de Sanidad ha tenido que habilitar otros puntos provisionales para dar atención. Son por ejemplo una residencia de ancianos, una parroquia, las dependencias de la Policía Local o el Ayutamiento. Allí los médicos, enfermeros y pacientes comparten espacio con otros oficios muy diferentes, en medio de este panorama casi bélico que envuelve toda la zona sur de Valencia.

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El centro de salud de Picanya se encuentra junto al barranco que se desbordó aquel fatídico día. La planta baja quedó arrasada, los cristales rotos y todo el interior impracticable. Por eso desde esa misma semana se habilitó un lugar alternativo para prestar asistencia a los vecinos. Se trata de la residencia de mayores Solimar, donde se tuvieron que ubicar en la planta baja seis médicos y siete enfermeras, además de otros sanitarios que han prestado ayuda de forma voluntaria. En un espacio muy limitado, con consultas pegadas unas a otras. Sin apenas intimidad para los pacientes, pero la prioridad era dar atención médica.

Los facultativos se han centrado en atender las urgencias, tanto las que llegan a la residencia como las visitas a domicilio, mientras que los enfermeros se encargan de ver a los pacientes crónicos que necesiten curas. Pero todo se ha desbordado, con jornadas laborales de casi 12 horas diarias. «Se ha multiplicado la atención a domicilio. Si antes teníamos 5 avisos al día para ir a casas cada médico, ahora hacemos 20, y si veíamos 10 urgencias, ahora vemos 50», relata Estela Hidalgo, médico del centro de salud de Picanya.

Personal sanitario en la residencia habilitada como ambulatorio. I. Marsilla

«No hay suficientes ordenadores ni consultas. Se ha habilitado un espacio que es para enfermería y para médicos, pero estamos con lo que se puede. Estamos en un espacio conjunto, separado con parabanes. Hasta hace muy poco no podíamos hacer analíticas, cultivos ni PCR, está muy limitado todo», explica. Los facultativos voluntarios visitaron sobre todo la zona de Vistabella, la más dañada del pueblo. «Como las calles estaban colapsadas e intransitables, al principio no teníamos apenas pacientes aquí y se multiplicaban las atenciones a domicilios por esa falta de accesibilidad», añade Hidalgo.

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Sobre todo para la gente mayor, resulta más complicado llegar hasta esa residencia, más alejada que el centro de salud, y con las calles llenas de barro. «Yo ya he venido tres veces porque me corté en la mano recogiendo lodo, que había un cristal y me hice daño, y también a hacerme curas. Los accesos están complicados, muy llenos de barro y está más lejos del centro, pero está bien coordinado. El otro día vino un hombre sangrando y lo atendieron de inmediato», señala Luisa, una paciente.

Abrirán esta semana salvo la planta baja

Mientras, en el centro de salud los operarios siguen con los trabajos de readaptación de las instalaciones. El agua llegó hasta una altura de 2,10 metros y lo destrozó todo. Como no va a funcionar el ascensor estos primeros días, para quien tenga movilidad reducida y no pueda subir al primer piso, se ha instalado un módulo prefabricado en la puerta del ambulatorio. Este jueves o viernes ya está previsto que se trasladen al centro de salud de Picanya, que reabrirá sus puertas pero sólo en las plantas 1 y 2, que no fueron afectadas por el agua, ya que la planta baja tardará entre un mes y medio y dos meses en volver a estar operativa. Así pues, en las próximas semanas van a tener que convivir las consultas a los pacientes en la primera planta con los ruidos de martillazos y maquinaria en la de abajo.

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Ana es empleada de una farmacia en Picanya y trata a diario con pacientes que vienen de la residencia. «Está más lejos y tienen que andar, pero además de eso por el momento no hemos escuchado quejas, la gente ha sufrido mucho con todo esto y eso es una consecuencia más, al menos hay un lugar para dar atención médica. Las recetas las hacen y aquí nos salen, así que el sistema les funciona bien», señala.

Isabel, con daño en un pie, tiene que recorrer un kilómetro hasta la residencia, donde «en poco sitio hay médicos, podólogos, enfermeros juntos, y atención psicológica. Se oye lo de las consultas de al lado pero en estas circunstancias da lo mismo», apunta. Como le ocurre a Marcos: «Me he clavado un clavo en el dedo del pie y voy al centro de salud a que me lo miren, por si me tiene que poner la antitetánica o algo. Tengo que atravesar todo el pueblo andando porque no hay coche».

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En las otras poblaciones que aún no tienen el centro de salud operativo también se está prestando asistencia provisional en otros puntos. Es el caso de la parroquia La Anunciación de Aldaia, que ha cedido sus salones parroquiales para instalar un consultorio médico. Como asegura el párroco, Francisco José Furió, las consecuencias de esta tragedia van a ser terribles, por las pérdidas humanas, pero también a nivel material y a nivel de salud física y mental. «La gente está agotada, y ahora se está derrumbando. Se va a necesitar mucho apoyo». Además en Alaquàs se ha instalado un Punto de Atención Continuada en dependencias de la Policía Local del municipio y hay otro punto de atención a las urgencias sanitarias en el Ayuntamiento de Catarroja.

Sanidad tiene a 437 personas implicadas en las diferentes tareas de rehabilitación de los centros sanitarios afectados por las inundaciones. Entre ellos están ingenieros, arquitectos, operarios de limpieza, electricistas, fontaneros, etc. Además, se ha recuperado el suministro eléctrico en todos los centros de las zonas afectadas y se han repuesto ya la mayoría de los centros de transformación. También, según la conselleria, se ha revisado y actuado sobre todas las instalaciones de climatización y ventilación de todos los centros, estando ya operativas más de un 95%.

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