Las residencias lamentan que Oltra no les oiga para planificar la desescalada

El plan para suavizar la situación del estado de alarma propuesto por la conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas que dirige Mónica Oltra sobre las residencias para personas mayores no ha gustado ni poco ni mucho a la Asociación Empresarial de Residencias de la Tercera Edad y de Servicios a Personas Dependientes de la Comunitat (Aerte).

El presidente de esta entidad patronal, José María Toro, criticó ayer que el departamento de Oltra haya tomado esa decisión «sin haber escuchado al sector» porque desde que se decretó el estado de alarma por la pandemia del coronavirus «no ha tenido una reunión con nosotros».

«En la conselleria de Igualdad dicen que trabajan mucho pero su trabajo, por lo que se ve, no tiene recorrido», critica Toro.

El presidente de Aerte se mostró muy sorprendido «y decepcionado» al conocer a través de la prensa las intenciones de la vicepresidenta y responsable de las políticas sociales del Consell sobre cómo propone que será la desescalada en este sector, aunque será el Gobierno de la nación el que tendrá la última palabra.

José María Toro es consciente de que se levante el pie del acelerador del confinamiento antes en las residencias destinadas a menores y a personas con discapacidades físicas y psíquicas antes que con las destinadas a los mayores, uno de los colectivos más seriamente afectados por el coronavirus. No obstante hay que señalar que un 70 % de las residencias han logrado eludir el contagio del coronavirus.

El responsable de Aerte se centra en dos cuestiones que no ha abordado el equipo de Oltra: las visitas de los familiares a los residentes, que todavía se desconoce cuándo podrán tener lugar, las actividades internas de las residencias y la posibilidad de que haya nuevos ingresos en las instalaciones, algo que si acaso se verá en la fase tres y según lo que considere el Gobierno.

«Esos puntos habría que haberlos trabajado en la conselleria y lo lógico es que para eso se hubiera contado con el sector», incide José María Toro.

En cuanto a las visitas de los familiares a los residentes, el responsable de Aerte pone de relieve que muchas residencias de mayores disponen de espacios ajardinados y se pregunta «qué problema habría en que unos hijos pudieran ir a ver a su madre al aire libre, y esta les viera a ellos cara a cara, aunque guardando una distancia de seguridad adecuada. Eso no es lo mismo que hacer una videollamada».

Por lo que se refiere a las actividades para los mayores, están suspendidas desde el decreto de confinamiento. De hecho están encerrados en sus habitaciones. Han dejado de hacer talleres de psicomotricidad, música, juegos «y eso está provocando en muchas casos que aumente el deterioro físico y anímico», sostiene Toro.

El presidente de Aerte recuerda que se adoptaron «medidas sanitarias para evitar que se propagara el coronavirus, pero esto está durando más de lo que pensábamos. Los residentes no son enfermos y estos son centros de servicios sociales, no hospitales. Por eso hay que ver cómo podemos aflojar la situación porque hay residentes que están empezando a sumirse en una depresión por estar encerrados».