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La falta de precipitaciones continúa y todo apunta a que en las próximas semanas se va a mantener esta tónica. El déficit acumulado de lluvias en el año hidrológico es del 57%. Como consecuencia, los pantanos ya han bajado del 47% y la situación empeora. ... La sequía está mostrando sus dientes y los primeros en pagarlo son los agricultores.
El pasado mayo se introdujeron restricciones al riego en la demarcación del Júcar y estas no han hecho más que endurecerse a medida que avanza el verano y continúa sin llover. Los últimos en palpar las consecuencias de la falta de agua son los agricultores del Alto Palancia. Los regantes de Soneja y Sot de Ferrer han recibido cartas de la Confederación Hidrográfica de Júcar (CHJ) en la que se les prohíbe derivar a las acequias recursos procedentes del río Palancia.
Según han explicado fuentes de la Confederación es que «se ha requerido el cese de las derivaciones en ese tramo del río Palancia porque los niveles de agua del mismo estaban por debajo del caudal mínimo que establece el Plan Hidrológico del Júcar». Las mismas fuentes han puntualizado que si los niveles se recuperan por encima del mínimo «durante el tiempo suficiente, los usuarios pueden entonces volver a derivar agua».
Según la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA) esta prohibición al riego a través de las acequias, «cuyo incumplimiento supone una infracción administrativa, eleva la gravedad de la situación agraria tras las restricciones adoptadas en mayo en poblaciones río arriba como Bejís, Teresa, Viver o Jérica».
La CHJ señala en sus cartas que el pasado 11 de julio realizó un aforo de la masa de agua en el tramo del río Palancia que tuvo como resultado un caudal de 0,093 metros cúbicos por segundo cuando el plan de cuenca establece un caudal ecológico mínimo de 0,21 metros cúbicos por segundo.
La consecuencia ha sido la prohibición al riego mientras no se supere el caudal estipulado. La comunidad de Sot de Ferrer tiene un aprovechamiento de aguas superficiales para riego de un volumen máximo anual de 22.400 metros cúbico por año mientras que la de Soneja asciende a 33.738.
La superficie de cultivo afectada abarca unas dos mil hanegadas principalmente de cítricos, olivas y hortalizas. Por otro lado, desde AVA advierten de que la persistencia de la sequía también amenaza con agravar el descenso del nivel freático aguas abajo (Camp de Morvedre).
Como consecuencia, el delegado de AVA-ASAJA de Soneja, José Ignacio Martínez, afirma que «es la primera vez que nos prohíben el riego por las acequias mientras vemos como discurre agua por el río. La agricultura y la alimentación deberían ser prioritarias en el uso del agua. Si no nos dejan regar, perderemos la cosecha de este año e incluso las mismas plantaciones».
Ante ello, AVA-ASAJA reclama a las administraciones con competencias hídricas actuaciones de máxima urgencia como la posibilidad de riegos de auxilio y la puesta en marcha de pozos de emergencia con la finalidad de evitar la muerte de los árboles. Asimismo, la organización agraria pide la revisión de los caudales ecológicos porque los umbrales mínimos impuestos en la actualidad hacen inviable el riego en periodos de sequía extrema como el actual.
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A largo plazo, AVA reitera la necesidad de apostar por una nueva política hidrológica que contemple la mejora e incluso la construcción de infraestructuras para ampliar el almacenamiento y la distribución de agua, así como una apuesta por la reutilización de las aguas depuradas. De modo paralelo, AVA-ASAJA insta al Gobierno a aprobar o ampliar ayudas directas a los sectores agropecuarios para paliar las pérdidas económicas derivadas de la sequía.
Por su lado, el presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado, denuncia «la desesperación en la que se encuentran los agricultores por culpa de la falta de previsión política en un asunto tan fundamental como es el agua. Si no podemos regar los campos, ¿de qué vamos a comer? ¿Tenemos que abandonar las tierras, despoblar todo el interior y emigrar? ¿Cuál es la salida que nos da nuestro Gobierno? Así lo único que hay garantizado es la ruina agraria, el despoblamiento rural, los incendios y el desierto».
La situación por la sequía es especialmente complicada en comarcas del interior de las provincias de Valencia y Castellón donde la Conselleria de Agricultura y Agua ha fletado camiones cisterna para que lleven agua a municipios donde no hay otra forma de transportarla para dar de beber al ganado.
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