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Valentina es una niña de siete años que vive en Valencia, y que escucha hablar en casa, entre susurros, que va a llegar una dana. Llega al cole, preocupada, y le pregunta a su maestra, Doña Mariposa. Esta es la historia que relata una joven pedagoga de Gijón, Elena Santamarta, en 'Valentina y la dana', un cuento que comenzó a gestar en su cabeza el miércoles por la mañana después de que varios niños le preguntaran, preocupados, qué había pasado en Valencia. «Me di cuenta de que en ocasiones sólo se ve la parte negativa de lo que ocurre, y este es un cuento de resiliencia, de solidaridad y de empatía», explica Elena, que además de trabajar en un proyecto de conciliación familiar en un colegio estudia Magisterio.
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La historia cuenta cómo Valentina, que tiene un perrito que se llama Nube, aprende que una DANA «es un fenómeno meteorológico que trae mucha lluvia, y a veces puede causar problemas en nuestros pueblos». Relata además, en un lenguaje adaptado a los niños, las consecuencias de estos temporales, hasta que en un momento se pregunta: «¿cómo puedo ayudar?». Elena Santamarta, que comparte el cuento como un recurso educativo descargable de forma gratuita, cree que es muy importante que los niños «tengan una visión de lo que están viviendo otras personas en cualquier parte del mundo. Lo escribí para sensibilizar».
Descárgate aquí el cuento de 'Valentina en la DANA'
Los expertos hablan de la importancia de utilizar un lenguaje adecuado a la edad de los niños, y que si son pequeños no necesitan demasiados detalles, Basta con que sepan que el agua ha entrado en las casas de algunas personas, y que se han ido a otro lugar hasta que el agua se pueda ir. A partir de los siete años, que es la edad de Valentina, ya se les puede explicar cómo ese fenómeno puede provocar inundaciones y daños en las casas y que van a necesitar ayuda de otras personas. «Y explicarles que todos podemos echar una mano a quien más lo necesita», explica Elena, que hace apenas unos meses comenzó a compartir recursos educativos a través de su web y redes sociales bajo el nombre de La Pizarra Pedagógica.
Los expertos explican que los cuentos son un buen recurso para hacerles más comprensible lo que ocurre a su alrededor, además de permitirles validar sus emociones, porque es normal que sientan preocupación, o miedo, pero también transmitirles que están seguros. Además, hacerles partícipes de la posibilidad de aportar su granito de arena, eso sí, sin forzarles a hacerlo para que no lo tomen como una obligación. «Y dejarles con esa sensación de que, aunque pueden ser momentos muy tristes, las familias afectadas van a volver a estar bien».
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