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Mari Antón trabaja en su invernadero. lp
Trasvase Tajo-Segura | Los rostros del recorte del trasvase Tajo-Segura

Los rostros del recorte del trasvase Tajo-Segura

La reducción de caudales traerá paro, desierto y falta de abastecimiento. Nos repercutirá a todos, de una manera u otra

Redacción *

Alicante

Lunes, 23 de enero 2023, 00:43

*Autores : José Vicente Pérez Pardo, Adrián Mazón, Pau Sellés, Teresa Company y Susana Almenar

El grifo está a punto de cerrarse. El agua dejará de correr por el acueducto del trasvase Tajo-Segura, al que solo falta que el Consejo de Ministros certifique su defunción para el año 2027. Mientras tanto, Alicante deberá aprender a sobrevivir con menos agua, puesto que el plan de cuenca del Tajo supone un recorte de 105 hectómetros cúbicos, de los que 35 corresponden a la provincia.

Mari Antón

Mari Antón es una vecina de Elche, consumidora de frutas y verduras locales. Es hija de agricultores y lleva 38 años casada con su marido, quien también se dedica a la tierra. Juntos sacan adelante una empresa de invernaderos en los que cultivan tomates, pepinos, coliflor o napicol, además de alcachofas en las inmediaciones de su terreno. Sin embargo, este arraigo familiar no pasará a las nuevas generaciones, pues sus hijos han emigrado a Australia y Suecia en busca de mejores oportunidades. «Teniendo yo una empresa agricultura, mira dónde tienen que irse. ¿Tú vas a poner a tu hijo aquí si cada vez está peor», se pregunta. Y es que al ver «esta situación, dicen que aquí no hay futuro». Una opinión que comparte al ver cómo los recortes del trasvase Tajo-Segura afectan.

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Marcos López

Una finca de 60 hectáreas y 12.000 limoneros en La Murada. Este es el lastre al que se tiene que enfrentar Marcos López tras el inminente cierre del trasvase Tajo-Segura. Tras toda una vida dedicada al cultivo de cítricos, este agricultor va «con la soga al cuello» en los últimos años debido a la «insostenibilidad» a la que se enfrenta el sector por la falta de agua. «Hay poca y el precio es de 100 euros mínimos y 150 o 160 euros de máximo», unos costes a los que «el producto no puede subsistir». Sin embargo, tiene esperanzas de que en un futuro cercano, en los próximos meses, «haya agua». Al menos para el verano, época en la que la necesita para el cultivo. Aunque la realidad es que «veo cruda» esta situación porque «si nos quitan mucha agua, las cosechas se van a ir a noviembre y diciembre».

Francisco Manuel Royuela

Francisco Manuel Royuela es junto a sus dos hijas Carmen y Miriam el responsable de Eco-Citric, un negocio afincado en Orihuela que vende a través de internet productos ecológicos a toda España. Entre los tres se reparten diferentes hectáreas de cultivo entre Alicante (donde cultivan los productos ecológicos) y Murcia (con cultivos convencionales). El empresario asegura que su negocio se verá mermado si se recorta el agua trasvasada. «El trabajo que da la agricultura aquí es inmenso. El año pasado tuve que dejar 15 hectáreas debido al recorte, y para este año tendré que sumar otras 13». Royuela considera que recurrir al agua desalada puede ser una buena iniciativa, pero siempre que se limite su uso a unos pocos meses o una sola campaña azotada especialmente por la sequía. La razón por la que no se puede depender de las desaladoras, según apunta, es el elevado precio.

Toñi Fernández

Toñi Fernández Ortiz es la secretaria de la Comunidad de Regantes Margen Derecha del Pilar de la Horadada, la más grande de la zona de La Pedrera, y a la cuál pertenecen 130 comuneros. Ella se encarga de gestionar la contabilidad y los repartos de agua y, de acuerdo con su testimonio, todos los comuneros se encuentran especialmente preocupados por el reducción de agua trasvasada.

En el caso particular de su comunidad, que cuenta con 2.088 hectáreas, el aumento de los caudales ecológicos supone un recorte de 200.000 metros cúbicos anuales o, lo que es lo mismo, 32 hectómetros cúbicos para el riego. Además, afirma que sustituir el agua que va a dejar de llegar por agua procedente de la desaladora de Torrevieja no es viable. «No se puede regar un árbol solamente con agua desalada», o depurada, a la que también tienen acceso, sino que necesitan «poder mezclarla y que sea de buena calidad». Si no, asegura, a la larga, el producto que saldrá de los árboles «no va a ser bueno ni apto para el consumo».

Manuel Lloret

Manuel Lloret atiende en su puesto del mercadillo de Teulada de Alicante a un nutrido grupo de señoras que este jueves como cualquier otro acuden a por frutas y verduras. Entre las conversaciones se escuchan comentarios sobre cómo ha subido todo, el precio de las mandarinas o que la fruta ya no sabe como antes. Sobre las cajas hay naranjas, berenjenas, pepinos, lechugas… todo tipo de frutas y verduras que este distribuidor trae desde la Vega Baja hasta la capital para vender durante la mañana. Cada día recorre los campos de su zona y compra lo que se conoce como segunda categoría, las piezas que los supermercados rechazan por no ser «perfectas». Esta es una de las razones de los precios más ajustados de la fruta que vende, unos precios atractivos que no escapan de la subida de los costes. «Si el agua sube, los abonos suben y sube todo ¿a cuánto deberíamos subir nosotros el precio? Lo que pasa es que nos cuesta mucho subir, pero si no el agricultor nunca llega, siempre es el que más pierde», explica Lloret. No se atreve a aventurar cómo afectará el cierre del trasvase a sus ventas, pero sabe que el producto se encarecerá.

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