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Estado de una de las acequias en Sollana. Jesús Signes
LAS PROVINCIAS con la Albufera

Ruta por los puntos negros de la Albufera

Grafitis en las edificaciones, envases abandonados, materiales de construcción junto a caminos, bolsas de basura y suciedad en las acequias muestran el abandono del parque natural

Juan Sanchis

Valencia

Domingo, 11 de julio 2021, 19:10

La Albufera está de aniversario. Son ya 35 años desde que el 8 de julio de 1986 el Consell declaró este paraje como parque natural, el primero de la Comunitat Valenciana. Durante estas tres décadas ha habido algunas luces pero también muchas ... sombras. Y para descubrirlas no hay que complicarse la vida. Basta dar un pequeño paseo por los arrozales y los márgenes de la laguna.

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Prácticamente sin salirse de los caminos principales el panorama que se presenta es en ocasiones desmoralizador. Escombros acumulados, acequias descuidadas y sucias, grafitis, desidia y abandono se acumulan a derecha y a izquierda.

Esta es la triste imagen que se puede llevar cualquier ciudadano que se acerque al parque natural y, además, evidencian la desidia de las administraciones en el cuidado de un espacio tan querido por los valencianos. La ruta comienza en uno de los puntos más emblemáticos y visitados de todo el parque natural. Se trata de El Palmar, punto de partida de muchos de los tradicionales paseos en barca que llevan a no pocos turistas a conocer los principales enclaves del paraje. Por allí pasa La Sequiota, la principal acequia de la Albufera y protagonista de algunas de las obras más conocidas del escritor Vicente Blasco Ibáñez.

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Las manecillas del reloj marcan unos minutos más allá de las diez de la mañana y esta arteria muestra su aspecto habitual a la altura de El Palmar. Botellas y envases abandonados en los márgenes, pero, sobre todo, las aguas verdosas. Esta gran canalización, como continuamente reclaman las comunidades de regantes, necesita un dragado para recuperar algo de su profundidad. Un estudio de la Universitat Politècnica revela que hay 80 centímetros de sedimentos acumulados en las orillas. La lámina de agua es muy estrecha de forma que el margen para la vida es cada vez menor.

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El Ayuntamiento de Valencia ha presupuestado destinar este año un millón de euros al dragado del canal. Los permisos de la Conselleria de Emergencia Climática ya se han conseguido pero los trabajos todavía no han comenzado. Se espera que se liciten en las próximas semanas, según explicaron fuentes municipales.

Suciedad en el parque natural. Jesús Signes

Justo debajo del puente que salva esta acequia a la altura de El Palmar se pueden apreciar varios grafitis pintados en los pretiles. En este punto están un poco disimulados y hay que acercarse para poder contemplarlos. Pero a medida que se va recorriendo los caminos del parque algunas de las casetas y construcciones presentan este tipo de dibujos y lemas que dan una sensación de abandono y suciedad. Entre El Palmar y Sollana se suceden las edificaciones marcadas por los creadores de arte urbano. El problema es que se encuentran dentro de los límites de un parque natural lo que hace que no den su mejor imagen.

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Pero quizá lo más llamativo sea el estado en el que se encuentran numerosas acequias. Según destacan desde los arroceros, la limpieza brilla por su ausencia. En muchas de ellas únicamente se ha llegado a eliminar la maleza de la orilla pero esta no se retira sino que se deja que caiga en el interior del cauce. La consecuencia es que los sedimentos se acumulan en el fondo, las embozan y su capacidad se ve ampliamente reducida.

Además, el problema se agrava porque la materia orgánica acumulada en la superficie del agua se acaba pudriendo. Son las once y media de la mañana y en una de las acequias de las inmediaciones de Sollana, cerca del lugar donde unos jóvenes lanzan sus cañas e intentan pescar, el agua de la acequia desprende un olor persistente. Envases, papeles y ramas medio podridas se amontonan sobre las aguas dando lugar a un triste espectáculo.

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Un panorama parecido, según señalan los arroceros, se puede observar en las acequias dependientes del Ayuntamiento de Valencia. Destacan que además de La Sequiota hace falta dragar o limpiar la Acequia de la Reina, otra de las grandes arterias del parque.

Los regantes consideran que estas conducciones deberían permanecer abiertas, según argumentan, para evitar que acaben bloqueadas por los sedimentos y se reduzca la capacidad de salida a través de las compuertas de las golas.

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Un par de kilómetros más adelante, en la parte trasera de un secadero de arroz abandonado, se acumulan vertidos de construcción en sacos de plástico. En las bolsas abiertas se pueden ver ladrillos, trozos de escayola, maderas y junto a ellos algunos almohadones que en algún momento debieron formar parte de algún sofá o sillón. Han tomado la Albufera por un ecoparque, Los restos no parecen que hayan sido abandonados hace poco tiempo. El sol ya ha desteñido las bolsas de plástico. El problema es que estos vertidos ahí abandonados tienen un efecto llamada. Pero se ve que nadie se ha dado por aludido.

El panorama es igual de triste en el Portet de Sollana. Llegamos poco antes de las 12.00 de la mañana -es un día plenamente veraniego y el sol empieza ya a picar- y junto a la entrada del Tancat de Milia se acumulan las bolsas de plástico con basura y restos de construcción abandonados. Hasta en uno de los recipientes ha quedado la muda de la piel de una culebra que la debe haber usado de guarida.

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Lo irónico del caso es que se encuentran apoyadas junto a un cartel indicativo de que estamos en pleno parque natural. Y nadie puede alegar que es una zona recóndita ya que se localiza a unos pocos pasos de un merendero acondicionado con mesas y sillas. Pero se ve que hasta el momento no hay quien se haya dado por aludido.

Después de la visita de obra realizada el miércoles por la delegada del Gobierno, Gloria Calero, y el presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar, Miguel Polo, los tanques de tormenta junto a la Pista de Silla han vuelto a su actividad normal. Es decir, al pleno abandono en el que se encuentran desde hace una década: No hay ni un alma por las inmediaciones.

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Estas obras, declaradas de urgencia en 2004, llevan casi diez años paralizadas. El pasado miércoles el Gobierno anunció que los trabajos se retomarán en breve con el objetivo de que estén finalizados en año y medio.

Estos tanques de tormenta, seis en total, fueron concebidos como depósitos de retención de las aguas pluviales arrastradas desde los polígonos industriales que se encuentran en el entorno de la Pista de Silla y evitar así que lleguen a la Albufera. Parece que ahora ha llegado la vencida.

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El aspecto del parque demuestra que necesita mucho más que anuncios y buenas palabras. En el horizonte está la llegada de fondos europeos para subvencionar las infraestructuras necesarias, pero mientras se pueden dar pequeños pasos.

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