Urgente Tráfico lento en la CV-35 y la A-7 este martes
Un perro rastrea entre los escombros a posibles víctimas. EFE

Sedaví, terror y bloqueos

Los esfuerzos en el municipio se centran en la retirada de vehículos mientras las brigadas de Bomberos y continúan las tareas de búsqueda entre la destrucción

Gonzalo Bosch

Valencia

Sábado, 2 de noviembre 2024, 00:34

La calma que se vivía a primera hora de la mañana en Sedaví era propia de una película post apocalíptica. A eso de las 7.30 eran ya los primeros vecinos que despertaban para continuar con las tareas de recogida, limpieza, o como quieran llamar a esta desgracia que le ha ocurrido a miles y miles de valencianos. Durante la jornada del viernes el municipio ha sido testigo de la labor de los perros rastreadores en busca de víctimas mortales. Además, muchos voluntarios propietarios de maquinaria han trabajado codo con codo con la Policía Local de distintos puntos de la Comunitat para continuar la retirada de infinidad de vehículos. El agua los arrastró y amontonó como si de juguetes se tratara.

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En las casas más cercanas a la Pista de Silla algunos vecinos de una calle de adosados se prestaban las bombas de agua para vaciar sus garajes. «Siguen completamente inundados, afortunadamente no nos entró en casa», comentaban. La entrada a sus hogares dispone de varios escalones, la altura justa para evitar una desgracia. Más adelante un vecino pedía colaboración a cuatro jóvenes para desplazar su coche, enganchado en un descampado. «Lo llevamos hasta la acera y lo arranco a ver qué pasa», explicaba. Tras encender motores a la primera, el tubo de escape vomita litros de agua y barro. El coche se para. No vuelve a arrancar.

Pequeñas escenas que se hacían cada vez más grandes en las calles principales del municipio. Sedaví se encuentra prácticamente impracticable. Cuando uno gira una esquina se encuentra con decenas de coches amontonados. Calles enteras completamente bloqueadas. La destrucción manifestada en su máxima expresión. «Hombre vecino, ¿Cómo andas?», se escucha. «De puta madre», responde otro antes de soltar una carcajada. Risa para evitar el llanto. Los vecinos tratan de reponerse como pueden. Lo han perdido todo.

Durante el día las tareas de los Bomberos en la búsqueda de víctimas mortales no ha cesado. Grupos de vecinos se arrimaban a los lugares donde las brigadas realizaban sus trabajos. El terror y la pena entrecortaban a los presentes. Cuando uno ve a los Bomberos encararse a la puerta de un garaje se teme lo peor. Es imposible no pensar en la tragedia. Al menos estos días. También se podían ver perros rastreadores. De esos que uno no sabe si es el Bombero es el que lleva al perro o es el animal quien domina a su amo.

Afortunadamente, han sido muchos los voluntarios propietarios de maquinaria pesada los que se han desplazado a los municipios del área metropolitana de Valencia. Conductores de grúa y tractoristas se ponían a disposición de los Policías locales. Sigue extrañando ver una patrulla de Almenara en Sedaví. O una de Villa Joiosa. Pero aquí tratan de arrimar el hombro todos los que pueden. Durante toda la mañana las manadas de voluntarios se desplazaban por Sedaví al mismo tiempo que trataban de evitar estorbar la labor de los tractoristas. Hay todavía demasiados vehículos que trasladar. Algunos no se pueden tocar hasta que los Bomberos confirmen que no hay cuerpos en su interior. Menuda tortura.

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Del mismo modo que en Alfafar, en Sedaví se ha dispuesto un punto de recogida de alimentos, agua, y productos de primera necesidad para atender a todos los vecinos del municipio. Largas colas se forman a las puertas de estos lugares entre aquellos que lo han perdido todo. Sus caras, sus miradas, expresan más que cualquier comentario que quieran hacer a los medios de comunicación. «¡Niña! si vas a por cosas, necesito agua», gritaba una anciana desde un balcón. «¡Claro que sí, enseguida te la subo!», contestaba su vecina. La gente joven trata de ayudar a los mayores.

Con el paso de las horas en Sedaví se han multiplicado los voluntarios. Al principio de la mañana, muchos querían llegar a los pueblos más alejados. Allí llega poca ayuda. Por este motivo, Sedaví parecía que se quedaba en fuera de juego. Sin embargo, en el barrio de La Torre la solidaridad saturaba las calles. Rápidamente ha corrido la voz y los voluntarios han sido desviados a Sedaví. Mucha gente quiere ayudar. Mucha gente lo necesita. Sedaví lo necesita. Hoy volverán a trabajar las grúas, y a buscar víctimas los Bomberos. Y mañana. Y pasado.

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